Chris Cornell y Kurt se reúnen en el cielo de los músicos

A principios de los años noventa fue imposible escapar al influjo de dos discos como NEVERMIND (1991) y SUPERUNKNOWN (1994). El primero fue una de las causas que condujo a Kurt Cobain a su triste final mientras que el segundo sería el detonante de la futura disolución de la banda de Seattle donde Chris Cornell, que anteayer nos ha dejado huérfanos de su arte, ya nos embrujó con su voz.

Se inició hace veinte años una carrera en solitario, a menudo criticada con demasiada saña, de la que personalmente me gustó YOU KNOW MY NAME, el tema que Cornell puso al servicio secreto de Su Majestad en CASINO ROYALE (2006), uno de los mejores films de James Bond. El telón cae para un músico que formó parte de la última gran revolución que ha visto el Rock. Descanse en paz.

 

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