Orianthi pisaba por primera vez los escenarios de nuestro país, y a tenor del recibimiento que ha tenido no será la última.
Le ha costado casi veinte años de carrera incluir a España en sus giras. Por suerte para todos, este 2025 nos ha traído a la guitarrista australiana rozando el sold out en la sala La Nau. Bajo el brazo, “Some Kind of Feeling” y toda una lista de buenas canciones con las que demostrar en directo por qué Michael Jackson o Alice Cooper confiaron en su habilidad con las seis cuerdas. Tuve la suerte de verla acompañando a Richie Sambora en su gira de presentación de “Aftermath of the Lowdown”, pero estaba claro quién era la estrella ese día y supo a poco. Así que esta gira ha servido para poder ver a Orianthi volar libre por el escenario.
Una previa extraña donde la muerte de Ozzy, o más bien la incredulidad al respecto, ocupó muchas de las conversaciones. Con algunos minutos de retraso sobre el horario previsto, el power trío ocupaba el escenario. Demian Arriaga tras la batería y Justin Andres al bajo han sido los escuderos escogidos para una gira donde la presencia de la guitarrista resulta el foco de atención continua. Nada mejor que le=”font-weight: 400;”>“First Time Blues” para iniciar el concierto y dejar claro que se basta y se sobra para llenar de guitarra toda la estancia. El blues-rock es el estilo en el que Orianthi se muestra más cómoda y ofrece lo mejor. De todas formas, incluso en un corte de sonido algo más contemporáneo como “Sinners Hymn” es capaz de desgranar su calidad sobre el mástil.
Las raíces volvieron a aparecer en “You Don’t Wanna Know” y en la primera de las versiones que sonaron. Del repertorio de B.B. King tomó prestada “Never Make Your Move Too Soon” antes de atacar uno de los temas de aquel lejano “Believe (II)” con el que conocí a Orianthi. “What It ‘s Gonna Be” sonó tan fresca como en aquellos años, cerca de los cortes pop de principio de los 2000. Un nuevo vistazo a su reciente trabajo gracias a “Bad for Each Other” con el que podríamos destacar el excelente trabajo de Justin Andres. Y no solo en los coros y apoyando con el bajo, sino además sin parar de animar y moverse por el escenario. Una coreada y bien recibida “Rescue Me” subió el octanaje y la intensidad del concierto.
Un buen momento para otra versión. Esta vez recordó la gira que hizo junto a Sambora abriendo para Bad Company para presentarla antes de atacar el archiconocido riff inicial de “All Right Now”. Con un repertorio bien estructurado con bloques de tres temas entre versiones y agradecida en todo momento a la acogida que estaba teniendo. Incluso rompió su timidez aparente para preguntar al público si había algún tema que le gustaría escuchar. “Light It Up”, “Heaven in This Hell”, y una “Dark Days are Gone”, que le sirvió para dedicar unas palabras a Ozzy, desembocaron en “Sharp Dressed Man” de ZZ Top. Una canción que como ella dijo “era normal que la grabase. Conozco a Billy (Gibbons) desde hace años y hemos coincidido tocándola en muchas ocasiones”
De las múltiples canciones que llovieron a su petición, una elección bastante obvia pero imprescindible fue “How Do You Sleep?”. Un blues lento que estaría dentro de lo mejor de su discografía en el que echó el resto antes de terminar con otra de las conocidas del repertorio. Recurriendo a aquel “Believe(II)”, que casi podría ser resultado de lo que pasaría si mezclas a Avril Lavigne con Steve Vai, terminó por todo lo alto con “According To You”. Tras el breve impass, un bis clásico como poco para todo buen guitarrista que se precie. Y es que no puede haber concierto de virtuoso de las seis cuerdas que se resista a Jimi Hendrix. En este caso “Voodoo Child (Slight Return)”, con guiño a “Third Stone From the Sun” incluído, puso punto final definitivo al concierto de Orianthi.
Un buen concierto, al que poco negativo se le puede sacar. No sé si la timidez aparente fue más pose que sensación real, quizás provocado por ser su primer paso en solitario por una ciudad nueva. Pero me pareció que tuvo menos de esa exhibición” exagerada” que suelen tener los guitarristas de este nivel. Algo que no me parece mal del todo, pero que de alguna manera también repercutió a un contenido nivel de la voz. Otro pero la selección de las versiones, demasiado obvias y sin aportar nada diferente. Pero son dos valoraciones personales que no impidieron que saliera del concierto con el buen sabor de boca que sabía que iba a tener. Tanto, que espero que esta visita de Orianthi no sea la última.
Fotos: Desi Estévez