ELVIS Y THE BEATLES SE CONOCEN 1965

El próximo 27 de agosto se cumplirán 60 años de uno de los encuentros más famosos, y sin embargo menos documentados, de la historia de la música. Si echamos la vista atrás, en el siglo XX quizás no encontremos musicalmente nadie más popular que The Beatles o Elvis Presley, al menos dentro del mismo género.

Para centrar el contexto, tenemos por un lado a los Fab Four, una banda en el pico de su popularidad invadiendo Estados Unidos por segunda vez para su gira veraniega del álbum Help!. La gira comprendía 16 conciertos que también incluirían Canadá en su ruta para dos fechas. Aparte de estar revolucionando diferentes aspectos dentro del panorama musical, también habían llevado el fenómeno fan a otro nivel jamás visto anteriormente.

Por si fuera poco, la gira de los cuatro de Liverpool comenzó por todo lo alto, en Nueva York, con un concierto en el Shea Stadium, ante una cifra de público jamás registrada para un espectáculo musical hasta entonces. Las cifras varían, pero se habla de unos 55000. En otras palabras, parecía que ya no se podía llegar más alto.

The Beatles llegaron a finales de mes a California para varios conciertos en la costa oeste, algunos de ellos francamente buenos, tal y como se puede escuchar en las grabaciones de los ofrecidos en el Hollywood Bowl.

McCartney ha relatado en más de una ocasión que habían intentado conocer a Elvis antes, pero que su manager, el Coronel Tom Parker, se había interpuesto con diferentes argucias. En esta ocasión iban a tener la oportunidad, el lugar, la mansión de Presley en el 525 de Perugia Way en Bel Air, Los Angeles.

Si este era el equipaje con el que llegaban The Beatles al encuentro, el contexto de Elvis era bien distinto entonces. Presley regresó del servicio militar en Alemania en marzo de 1960, y tras unas sesiones de grabación históricas en ese mismo trimestre (It’s now or never, Stuck on you, Are you lonesome tonight, etc), y unos primeros discos fabulosos, desaparece en Hollywood.

Su último concierto fue en marzo de 1961, en Hawaii, un show benéfico para la Fundación del Memorial USS Arizona. No había vuelto a aparecer en público más que en pantalla grande, en el cine, y es que por increíble que parezca, Elvis era el actor mejor pagado de Hollywood, cobrando un millón de dólares por película.

Las ventas de sus discos habían descendido considerablemente después de su regreso triunfal en 1960, comenzando su declive en torno a 1962. Su imagen había languidecido y estaba fuera de lo que él mismo había creado apenas diez años antes. En la actualidad, a buen seguro que Presley sería presa de memes digitales despiadados.

Poco después de las 10 de la noche llegaron a Bel Air las limusinas negras que llevaban a The Beatles. Cuando pisaron suelo, vieron al sequito de Elvis, y quedaron impresionados por los jardines, que la casa tuviera billar, habían cadillacs, Harley Davidsons en la puerta, y hasta un Rolls Royce. Para Lennon, todo parecía una discoteca, llegó a decir. The Beatles se alojaban cerca de Presley para sus conciertos en Los Ángeles, y es que habían alquilado la mansión de Zsa Zsa Gabor, que era igual o más grande que la del propio Presley, y esta vivía en el mismo ‘barrio’, a unos 15 minutos. A pesar de la proximidad, las limusinas que llevaban a The Beatles dieron rodeos por la ciudad durante una hora, para evitar ser seguidos a ese ‘secreto’ evento. Cuando llegaron a la residencia de Elvis había fans, casi un centenar en el exterior. ¿Secreto? Más o menos, para la prensa sí. Pensaban que si se difundía la noticia del encuentro se pudieran producir situaciones incontrolables con fans.

Priscilla Presley, aún Beaulieu, contaba entonces con 20 años, y también recuerda el evento como algo especial, y ha llegado a reconocer que el sequito de Elvis, conocido como la mafia de Memphis, estaban excitados por conocer a The Beatles pero trataban de no mostrar tanto entusiasmo ya que esto  podría herir a Elvis. Y es que el Rey admiraba lo que estaban haciendo los ingleses en la música, eran una ‘amenaza musical’ directa, pero eran ellos quienes querían conocerle y no al revés. De hecho, Elvis estaba en Los Ángeles para trabajar, no se relacionaba con nadie más que con la gente de su entorno. No salía a fiestas aunque le invitaran, de hecho ya ni le invitaban. Si quería una fiesta la organizaba en su casa. De la casa al estudio de grabación, o a los estudios de Hollywood, y de vuelta a casa. Y cuando acabara el trabajo, hacer la maleta y regreso a Memphis.

Presley siempre fue una persona reservada en lo que ha relaciones con estrellas se refiere. De Hollywood ni hablemos. Para Elvis, Hollywood pertenecía a los farsantes. Dentro de esa personalidad se encuentra mucho de lo que nos acerca a entender más si cabe su persona. Se sentía inseguro fuera de su círculo, incluso incómodo, y al igual que cualquier otro mortal, hasta un Rey puede sentir que no encaja.

Como dijimos antes, la reunión fue secreta para la prensa, entre las condiciones del meeting estaba que no se tomarían fotografías. En la actualidad esto sería impensable, tendríamos fotos, vídeos y shorts para redes sociales. Nunca entendí que no se tomaran imágenes, aunque fuera para publicar muy a posteriori, o para venderlas a algún medio, es incomprensible. Esto también habla del carácter de los ingleses, que prefieren atesorar el recuerdo como lo que es, en vez de inmortalizarlo como una groupie en forma de instantánea.

Elvis estaba al fondo de una sala grande, no salió a recibirles a la puerta (versión que difiere de la de Ringo, que recuerda que Elvis sí lo hizo) viendo un enorme televisor con el sonido apagado, sentado en un sillón y tocando un bajo Fender conectado a un amplificador gigante. McCartney recuerda que tenía puesto Mohair Sam de Chalie Rich, y la ponía una y otra vez sin parar, era uno de los singles del momento, y para Paul, era un síntoma de que Elvis estaba al tanto de la música tal y como hacían ellos.

Después de los saludos pasaron unos minutos y la sala quedó en silencio, un tanto incomodo, con los ingleses mirando a Elvis sin saber qué decir. Elvis no solo no había salido a recibirles sino que ni siquiera se levantó cuando llegaron, quizás también estuviera nervioso, o simplemente en una posición de macho alfa. Lo cierto es que esta actitud inicial no ayudó. Todos recuerdan que fue Elvis el que finalmente dijo: Si se van a quedar ahí mirándome sin decir palabra me subo a dormir’, se rompió el hielo, y parece que todo fluyó de forma natural. Hay distintas versiones de lo ocurrido a partir de ahí, pero todos coinciden en que Elvis y The Beatles hicieron cosas por separado y que en general lo pasaron bien.

La reunión duró unas tres horas aproximadamente. Ringo dijo que jugó al Football con Elvis, Paul jugó al billar con el Rey y tocaron el bajo juntos, mientras que el único que parece que hizo canciones con Presley fue John, entre estas estaban I Feel Fine y You’re my world de Cilla Black entre otras, y también parece que John le hizo alguna pregunta incomoda a Elvis acerca de su giro al cine, pero lo cierto es que para Lennon, Presley parecía disfrutar el rol que tenía en ese momento, y su recuerdo del encuentro fue siempre bastante agradable, era justo como esperaba, diría más adelante.

Otros de los presentes sí recuerdan que John, Paul y Elvis cantaron algunos temas de Chuck Berry, alguna de Elvis y el propio Presley I feel fine de los Beatles, y luego los tres se pasaron al piano. Ringo jugó al billar con algunos amigos de Elvis, y George estaba por la piscina, aunque el propio Harrison se recuerda a sí mismo en el encuentro como alguien que quiere conseguir un porro y salir de allí.

En cualquier caso, The Beatles siempre rememoraron la cita como uno de los momentos más bonitos de su vida, conocieron a su ídolo de adolescencia y  parece que, al menos por el espacio que duró la reunión, Elvis estuvo muy amable con ellos, y presentaba un aspecto físico estupendo.

Paul recuerda especialmente el hecho de que Elvis tuviera un mando a distancia para el televisor, nunca había visto algo así, ¡Dios mío puede cambiar los canales desde el sillón!

A lo largo de los años se ha dicho que en la época corría el rumor de que Elvis grabaría un disco con The Beatles como banda acompañamiento, nada más lejos de la realidad, y solo fruto del imaginario absurdo y sinsentido del rock.

Cuando la reunión terminó, Elvis salió a despedirles a la puerta, y son las únicas imágenes de la noche. Los cuatro de Liverpool se marcharon para continuar con lo que sería el final de su exitosa gira, y Elvis regresó a la intimidad de su casa, en esos días grabaría las sesiones de la banda sonora de la infame película Paradise Hawaiian Style.

La historia continuó para ambos entes musicales, Elvis volvería a ser Elvis tres años después, recuperando la corona en 1968, y The Beatles terminarían oficialmente como banda en 1970, no sin antes cambiar la forma en que se escuchaba la música para siempre.

Años más tarde, vio la luz la carta que Elvis escribió a Nixon en la que, en su afán por conseguir una placa de agente del FBI anti narcóticos, pedía un encuentro con el Presidente en la Casa Blanca. En la misiva, de puño y letra del cantante, este no hacía mención a los cuatro de Liverpool, pero al parecer, sí lo hizo en la reunión con Nixon, incluyendo en su discurso a The Beatles como un elemento subversivo antiamericano, y metiéndolos en el mismo saco de todo aquello que no representaba al país, y que a su vez era un peligro para la juventud estadounidense.

La cara de Nixon era de extrañeza ante este comentario de Elvis, como el que escucha una parrafada de alguien que no conoce y no sabe si está hablando en serio o se trata de una broma. Egil Krogh, consejero de confianza de Nixon, y para que se hagan una idea, el hombre que puso los primeros detectores de metales en los controles en aeropuertos, también se declaró culpable en el Watergate y cumplió poco más de cuatro años en prisión, fue el testigo de la disparatada reunión de la cual hablamos aquí en dirtyrock magazine hace algunos años.

Poco después, estos comentarios de Elvis llegaron a oídos de The Beatles, y evidentemente no causaron una buena impresión. Parecía una traición, una suerte de estocada. De todas formas, los de Liverpool ya habían hecho su camino y pisaban el olimpo por méritos propios. La manera en que veían a Elvis en ese período era la de alguien que había perdido el norte, cuyo brillo en la mirada se había desvanecido y que, como toda persona con problemas, estaba solo. Nunca fueron amigos, así que el elemento de la traición quizás se encontrara fuera de la ecuación, y el recuerdo de su encuentro en 1965 prevaleció como una experiencia que siempre atesoraron por encima de cualquier resentimiento.

Elvis tampoco creo que rajara de The Beatles a Nixon con mala fe, estaba cegado por conseguir la placa de agente de narcóticos y habría hecho cualquier cosa por ello. Habló de los Fab Four pero igual pudo haber criticado cualquier cosa con tal de alcanzar su objetivo. Visto con perspectiva, es un disparate, y se trata de una historia real, aunque no lo parezca. En realidad Presley les respetaba e incluso grabó e interpretó en directo durante mucho tiempo canciones del grupo británico.

¿Consiguió Elvis la placa de agente de narcóticos? Aquí la respuesta. Lo que es cierto es que esta es toda la relación entre estos entes musicales inmortales. Un vínculo marcado por la admiración mutua, la falsa indiferencia, la fingida traición, y la eternidad.

 

 

 

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