SINATRA, DORSEY Y…¿UNA OFERTA QUE NO SE PUDO RECHAZAR?

Los orígenes de Frank Sinatra están marcados claramente por su entorno en Hoboken, New Jersey, cuna de mafiosos de la costa este. Y es que el crimen organizado aún no había estirado sus brazos hacia la conquista del oeste, para eso habría que esperar. No sería justo que en muchas de las ocasiones en las que se nombra al cantante conocido como La Voz, se le ligue de forma casi sistemática a una lacra social cuya presencia ha lastrado la vida de personas en todo el planeta. De hecho, el propio Sinatra llegó a afirmar que cuando sus padres, Marty y Dolly, regentaban un Bar en Hoboken, estos habían vendido alcohol en la época de la prohibición, y su padre incluso había participado del contrabando. Para hacer esas maniobras hay que conocer ‘gente’, y sobre todo tener protección.

Socialmente, es difícil salir de un ambiente así cuando lo que te rodea es una forma de vida, una manera distinta, o digamos un tanto particular, de solucionar los problemas. La comunidad italoamericana siempre estuvo muy unida, está en la sangre, y no iba a ser menos, sería incluso más si cabe, en cuanto pisaran el Nuevo Mundo. Los ojos azules de quien se convertiría en el cantante más grande siglo XX observaron maniobras de matones, vieron sangrar a su propio padre en la cocina de su casa tras regresar de evitar que un camión de contrabando de licor fuera asaltado, y sentía la protección y apego de la comunidad.

Sinatra, en su afán por encontrar un sitio en la música se unió a Harry James, trompetista destacado y director de su propia Big Band. Corría el año 1939 y con James Sinatra mejoró muchísimo, sobre todo cuando el director moldeó su forma de cantar, ayudándole incluso a llegar a notas impensables para el propio Frank en esos momentos. Su tema más emblemático de esta colaboración es el clásico All or Nothing At All. Apenas unos meses después Frank Sinatra dejó a James por desavenencias, aunque en realidad lo hizo para crecer junto a la Big Band más famosa de la época, la orquesta de Tommy Dorsey. La relación con Harry James nunca dejó de ser buena, de hecho no causó sorpresa que, el propio Sinatra, ofreciera un discurso en el funeral de James a finales de los años 60.

Con Dorsey Sinatra creció de forma exponencial, cantaba mejor, se desenvolvía en la escena mejor, aprendió el fraseo que luego lo convirtió en único, e incluso conoció el negocio de primer nivel. Sinatra le pidió a Dorsey grabar algunos temas en solitario, quería ser como Bing Crosby, y Crosby no tenía rival en las listas de éxitos de ese tiempo. Sinatra solicitó quedar liberado del contrato pero el director no accedió. El contrato era salvaje, el 43% de las ganancias de por vida. Frank estaba desesperado. Finalmente llegaron a un acuerdo en 1942 a cambio de 1 dólar. Sí, has leído bien, a cambio de 1 dólar de 1942, Sinatra fue libre, eso sí, teniendo que pagar el 50% de sus beneficios que obtuviera el siguiente año a Dorsey.

La leyenda negra cuenta que, Tommy Dorsey recibió la visita de Willie Moretti, un matón de la familia Genovese, una de las cinco familias del crimen organizado de Nueva York. Moretti, nacido en Bari, ya había estado en la trena por robo y extorsión. Parece ser que Tommy Dorsey recibió la visita de Moretti y sus hijos, y le ‘invitaron’ a que firmara el contrato que permitiera a Sinatra volar solo. Algunos hablan que le metió el cañón de la pistola en la boca, otros dicen que le apuntaron con el arma en la sien, cualquiera de las opciones me parecen tan validas como suficientes.

Sinatra siempre negó este hecho, sin embargo el propio Tommy Dorsey no. El director afirmó que recibió la visita del padrino de Sinatra, y este le dijo que ‘estaba contento de saber que iba a firmar la liberación de Sinatra’, frase que sostuvo mientras acariciaba su pistola. En cualquier caso, la indirecta fue entendida.

La relación que se produjo de ahí en adelante entre Sinatra y Dorsey no fue ni mucho menos mala, de hecho volvieron a colaborar, llegando incluso a llenar varias veces el Paramount Theater de la Gran Manzana.

Dorsey moriría en 1956, pero contribuyó a que el mundo pudiera disfrutar de una estrella de la magnitud de Frank Sinatra construyéndolo, hasta que este, movido por la ambición, decidió volar en solitario hasta el techo del planeta. Esta historia se ha contado cientos de veces, y siempre se le cuelga el sambenito a Sinatra de tener amigos en los bajos fondos, y resulta un tanto injusto basar toda vínculo o incluso una carrera única en estos detalles. Si la leyenda negra es cierta o no, es algo queda a elección del lector, mejor quedemos con los hechos, lo demás es puro entretenimiento. ¿Se les ocurre algo más rock and roll que esto?

 

 

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