Los australianos Electric Mary se despidieron de Barcelona

Correcta entrada para la despedida de los australianos Electric Mary, que sin ser una de las bandas más populares dentro de ese hard rock de corte bluesy que practican, sí que nos han dejado siempre un buen sabor de boca como banda de distancias cortas.

Con cierto retraso sobre la hora anunciada se posicionó el combo sobre las tablas con «Welcome To The Other Side», para muy pocos minutos después permitir la entrada triunfal de su carismático vocalista Rusty Brown. Algunos rumores habían corrido por la sala de que el estado actual de sus cuerdas vocales no era el más óptimo, pero visto lo visto y escuchado lo escuchado, sin llegar a tonos estratosféricos, el cantante jugó muy bien sus cartas y mantuvo muy buen nivel en todo el recital.

Comandando la banda como si fuera un Zodiac Mindwarp, pero más destartalado, se infló a hacer continuos guiños a la audiencia y a exhibir toda su retahíla de poses zafias. Por detrás le respaldaban más que bien la potente dupla de guitarristas y ese bajista absolutamente frenético que no paraba de arengar a la audiencia.

A nivel de sonido también cumplieron con su seña de identidad australiana, que es sonar aguerridos y brutos como todas las bandas de su país. Los asistentes estaban disfrutando esta sesión de hard rock high energy y el quinteto se sintió querido mientras iban enlazando canciones tan efectivas como «Gasoline And Guns», «No One Does it Better Than Me» (toda una declaración) o «One Foot In The Grave». Incluso el vocalista se atrevió a acometer una versión acapella del «Soldier Of Fortune» de Deep Purple.

Nos fuimos acercando al final con la extensa y bluesera «MBF (I Fell Out With My Best Friend» donde toda la banda se pudo explayar con sus instrumentos. Como no podía ser de otra manera, para el solicitado bis entre otras tocaron la canción que todos los asistentes estaban esperando, la marchosa y adictiva «Let Me Out» que les hizo quemar sus últimos cartuchos en la Ciudad Condal.

Entre abrazos, emocionados y muy agradecidos, el quinteto se despidió de la sala agradeciendo los buenos momentos que se llevaban en el corazón. Si es cierto que le dan carpetazo definitivo a su carrera, agradecerles esas veladas tan honestas y de pedigrí rockero contrastado.

Fotos Mercè Carbonell Artigas.

Escrito por
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