Nueva visita de los seminales The Morlocks en la sala Upload de Barcelona de uno de los adalides de la escena garage rock de la primera mitad de los ochenta. Tras vicisitudes varias, incluida condena carcelaria de por medio, el vocalista Leighton Koizumi sigue al frente del combo como único remanente de la formación original.
Las miradas se centraban especialmente en el carismático vocalista de origen indio Koizumi, que con una imagen parecida al Ian Astbury época Sonic Temple se mostró en estupenda forma tanto física como vocal. Y cantó sobradamente bien sobre los riffs y solos que proveían la eficaz dupla de guitarras.
Todo el recital fue un homenaje a una forma de entender el rock más primitivo con canciones tan certeras como «My Friend The Bird», «One Foot In The Grave» o «Born Loser». El momento más pausado de la noche (que no tranquilo) vino con la revisión del «Killing Floor» de Howlin’ Wolf, donde la banda se puedo explayar un poco con sus instrumentos. Con el pie en el acelerador y con bastante interacción con el público se llegó al final del concierto a los cincuenta minutos (cosas del garage…).
Un único y solicitado bis, dio más marcha al público y alargó la duración del concierto hasta los sesenta minutos. ¿Un recital escaso? Posiblemente, pero como un buen café; corto, cargado y caliente. Repetiré, The Morlocks son rock and roll y el rock and roll tiene su hábitat natural en las salas.
Texto: Xavi Martínez. Fotos: Jordi Tarrés
