Halestorm han vuelto a la carretera tras conquistar el Everest. Una nueva oportunidad para comprobar que Lzzy Hale es una desatada fuerza de la naturaleza.
Fieles a su cita con la ciudad condal, Halestorm volvieron al encuentro de un público fiel con muchas ganas de disfrutar de la tremenda voz de Lzzy Hale. Y es que cuando Bloodywood saltaron al escenario, la sala Razzmatazz ya presentaba una entrada más que decente. En parte por la curiosidad de ver una mezcla de metal moderno, folklore tradicional y bases electrónicas que convirtió cada canción en un estallido de energía. A más de uno le pilló por sorpresa la propuesta, pero viendo la cantidad de pogos, walls of death y demás que se vieron, la mayoría entró hasta el fondo en su juego.

Quizás pecan del uso excesivo de bases programadas y lo cierto es que cuando desaparecen los rasgos más propios de su música, la banda se convierte en una más de miles. Demasiada charla y una presentación eterna le restó brillo a su actuación. Pero cuando el tambor dhol sonaba sobre los riffs contundentes, se convertía en algo más interesante. La dupla vocal —entre rap combativo y melodías potentes— reforzó un mensaje social que parece parte esencial de su identidad. Aun así, con canciones como “Aaj”, “Gaddaar” o “Dana Dan”, Bloodywood cumplieron sobradamente con el papel del telonero.

Turno para Halestorm. Con seis discos a sus espaldas, en apenas dieciséis años la banda ha ido creciendo a pesar de la resistencia que la industria musical parece ofrecer a los nuevos grupos de rock. No era la primera vez que la banda se enfrentaba a una sala como Razzmatazz. Hace años fueron teloneros de lujo de Alter Bridge, ahora son ellos los que presiden el clásico cartel de la entrada de la sala. Y dejaron claro que están preparados para todo, en parte gracias al carisma y la potente voz de su líder Lzzy Hale.

“Fallen Star”, se muestra como una elección perfecta para abrir fuego: riff poderoso, estribillo ascendente y una Lzzy Hale que apareció con la convicción de quien sabe exactamente lo que puede hacer con su voz. “I Miss the Misery” y “Love Bites (So Do I)” y “WATCH OUT” resultaron un poderoso poker de temas para una mano ganadora. Cuatro temas del tirón capaces de dejar KO a muchas bandas con más trayectoria. Y eso antes de saludar al público. En una defensa a ultranza de su nuevo disco hubo tiempo para echar la vista atrás y golpear de nuevo con “I Get Off”.

El primer gran giro emocional llegó con “Like a Woman Can” para la que Lzzy se centró en al teclado, y la atmósfera cambió completamente. La sala contuvo el aliento mientras su voz acariciaba cada frase con una mezcla de vulnerabilidad y fuerza que muy pocas cantantes son capaces de sostener y que la ha convertido, merecidamente, en una de las mejores vocalistas de rock de su generación. Siendo Halestorm una buena banda de Hard Rock, temas como este refuerzan mi creencia de que un trabajo más orientado al soul más potente le encajaría perfectamente. Sensibilidad que se mantuvo en el inicio de “Darkness Always Wins” antes de que Lzzy mostrase una vez más el lado más salvaje de su voz.

No se puede olvidar al resto del Halestorm. Aunque las miradas y los oídos se tornan irremediablemente hacia la frontwoman, se nota lo compacto que suena el conjunto y la calidad que atesoran cada uno con su instrumento. “Shiver” sirvió para que las linternas de los móviles sustituyeran a los clásicos mecheros para el último de los temas del valle sonoro. El desfile de guitarras que pasó ante nuestros ojos hizo las delicias de los amantes de las seis cuerdas. O de las doce como con la dupla de dos mástiles que sacaron a pasear durante “I Am The Fire”. Siguieron con su tradicional ceremonia brindando con sus copas de vino previa “Familiar Taste of Poison”.

Casi como cánticos de guerra se sintieron los versos de “Rain Your Blood On Me” antes del innecesario peaje del solo de batería. Pero la banda es de los dos hermanos y Arejay también necesita su momento para sacar las baquetas gigantes. En un tramo final en el que Halestrom no tuvo conmiseración con el respetable decidieron no levantar el pie del acelerador. Desde “Freak Like Me”, el paso por “Back From The Dead” y la descarga casi punk de “K-I-L-L-I-N-G” no hubo momento para el descanso. Y si alguno pensó que con “I Give You Everything” la cosa se tranquilizaba, la rabia que salió de la voz de Lzzy mostró todo lo contrario. Mención especial al solo final del tema por parte de Joe Hottinger para rematar el set.

Pero aún quedaba más pólvora en el cañón, y tras brindar con unos chupitos y agradecer a la base de fans el seguimiento durante estos años mostraron su lado más pop con “Here ‘s To Us”. Con una presentación sobre la gente que hemos perdido, por un momento sobrevoló en la cabeza de más de uno la posibilidad de que tocaran “Perry Mason”. Hay que recordar que Lzzy fue la única cantante femenina en el homenaje a Ozzy Osbourne. Pero no, fue “How You Remember Me” la que sonó para dar pie a “Everest” tema que da nombre a su reciente trabajo con la que se despidieron como las grandes estrellas que deberían ser.

De manera egoísta me gustaría poder seguir disfrutando de ellos en salas, pero lo cierto es que merecen seguir creciendo. Tienen muchas virtudes para conseguirlo. Empezando por la voz, las guitarras afiladas, mucha actitud… solo les falta un tema que consiga hacer que explote todo. De momento como poco, Halestorm han sido capaces de conectar con las nuevas generaciones. Y lo hacen lejos de autotunes y bases lanzadas. Siguen haciéndolo a la manera tradicional con la que hacernos vivir en los conciertos. Ya solo por eso, merecen que un dia se de la tormenta perfecta y lleguen tan alto como la cima de su querido Everest.
Fotos: Desi Estévez