Dos leyendas del blues norteamericano deslumbraron en 16 Toneladas con una velada cargada de autenticidad, virtuosismo y sentimiento.
El pasado domingo 2 de noviembre, el club 16 Toneladas de Valencia acogió una cita imprescindible para los amantes del blues: la actuación conjunta del armonicista Mark Hummel y el guitarrista tejano Anson Funderburgh. Acompañados por Wes Starr (batería) y Bill Stuve (bajo), ofrecieron una noche de blues auténtico, elegante y vibrante.

Con más de cinco décadas de trayectoria, Mark Hummel está considerado uno de los grandes intérpretes de armónica de todos los tiempos. Su técnica impecable y su tono cálido se fundieron a la perfección con el estilo refinado y eléctrico de Anson Funderburgh, heredero directo del sonido tejano. Juntos, demostraron una compenetración que solo los años de carretera y escenarios pueden forjar.
La banda presentó su nuevo trabajo, True Believer, arrancando con el instrumental “Ooh La La”, en el que destacó la armónica de Hummel. Le siguió “Who”, del nuevo álbum, con la guitarra de Funderburgh brillando especialmente.
En “Midnight Hour Blues” desplegaron solos intensos, seguidos del más pausado “She’s Got It”, y una inspirada interpretación de “Ghosted”, uno de los momentos más destacados de la velada.

El repertorio continuó con “Headed for a Heartache” e “I’m Hooked”, antes de dejar a la banda sola sobre el escenario para un brillante instrumental, “BB Slow”, donde bajo, guitarra y batería mostraron su impecable conexión.
Hummel regresó con su armónica para “Little Electric Car”, tema de tempo lento que permitió a Funderburgh lucirse de nuevo con sus característicos solos llenos de elegancia.

El tramo final reunió clásicos y homenajes, con “Someday Baby”, “Jacknifed”, “Stop Messin’ Around”, una versión del tema de Snooky Pryor “All My Money Gone”, y “My Back Scratcher” de Frank Frost.
El bis llegó con “What the Hell”, del álbum True Believer, un cierre perfecto con sabor a Jimmy Reed, que dejó al público con una sonrisa y el corazón lleno de blues.
Una extraordinaria formación, curtida junto a nombres como Sam Myers, Rod Piazza o Big Joe Turner, que ofreció una lección magistral de blues clásico, elegante y emotivo. Una noche que confirmó que el verdadero blues sigue más vivo que nunca.