A su llegada a La Reserva, lugar que por la tarde se convertiría en el escenario del Fillmore Huertano, el músico granadino Fernando Beiztegui adelantaba lo que estaba por venir: “Al entrar por la puerta, uno ya siente que hay algo especial en el ambiente, que hay una energía o alegría que hace que los músicos nos sintamos felices y lo demos todo”.
A lo largo de toda la jornada, ese magnetismo se dejó sentir por doquier, convertido en una sensación de disfrute en comunidad, alejada de las prisas, los problemas y las broncas del día a día. Por unas horas, el tiempo se paró en la huerta y solo existió la música.
Junto a Beiztegui, subieron de Granada el Oso y Sus Sabandijas, conformando una sólida banda de blues que fue desgranando versiones y temas propios, alternando las poderosas voces de Beiztegui y el Oso.

La lista de canciones estuvo perfectamente seleccionada, en una sucesión de movidos y bailables temas, como “Hi-Heel Sneakers”, “Mistery Train” o “Messin’ with the Kid”, con lentos y arrastrados slow blues, como “Blues and Lonesome”, este último, recogido en el disco publicado apenas dos días antes por el Oso y Sus Sabandijas, “Be Careful”.
Esa tarde, uno podía cerrar los ojos y dejar que cada una de las tres guitarras le llevase por diferentes parajes: la contundencia y emoción de Beiztegui; la juguetona llamada y respuesta del Oso; la delicadeza y sofisticación de Tony Molina. Tres guitarras tan diferentes, pero tan bien ensambladas sobre la base rítmica de Dani Levy y Guillermo Nother, que nos hicieron sentir que el blues siempre sonó así, que siempre estuvo en la huerta de Elda-Petrer.

Fernando Beiztegui (voz y guitarra), Antonio Travé “El Oso de Benalúa” (voz, guitarra y armónica), Tony Molina (guitarra), Dani Levy (bajo) y Guillermo Nother (batería).
Texto Héctor Martinez. Fotos José Francisco Montilla Orgilés.




