Tiene Mar Pujol ese enganche del aire nuevo, renovado, de esa frescura que traen los nuevos talentos con ganas de mostrar un discurso propio, una propuesta diferente. Pero también es consciente continuadora de una tradición de cantautoras que por suerte para el oyente y espectador, no tiene final.
Una historia que nace en Cataluña a mediados de los 60’s con la adaptación propia del Folk inglés y francés, con Maria del Mar Bonet de punta de lanza, con una Sílvia Pérez Cruz ejerciendo de bisagra entre las dos generaciones y un exuberante presente con nombres como Tarta Relena y Anna Andreu entre muchas otras.
La presentación de su segunda obra, el súper recomendable «Cançons de rebost«(2024), sirvió de perfecta excusa para mostrar la consolidación de su propuesta. Lo primero que destaca es el «engaño» de su voz : te atrapa por su sencillez, por su calidez, pero a medida que avanza el recital te das cuenta de lo trabajada que está, de los mil matices que desprende. Su forma de tocar la guitarra no le va a la zaga.
Acompañada por la habitual Bruna González al cello y las voces ( ampliando trascendentalmente la paleta sónica del concierto), comenzó con una reveladora «L’hora justa», perfecto ejemplo de este folk interior que nos propone. Igual que «Tots els racons» o la adaptación de la poesía «Flor de nit» de Joan Josep Camacho Grau. Un imaginario cotidiano con toques de realismo mágico se abre paso, donde el amor/desamor, la naturaleza y el calor del hogar lo llenan todo.
Ligeros toques pop en «Amor en conserva», colaboración del público en la atmósfera de «Verd avellaner», un cruce de caminos en ‘ìí» y un gran enlace de «Ploranera» y «Per cada u» junto a «Cabell d’àngel» antes de los bises. Una coda primigenia conscientemente separada con «Halo llunar» y «Caverna» nos dejó con la certeza de lo especial que fue esa noche…
Fotos Noemí Pujolar.