Una advertencia antes de comenzar: No reproduzcas “Live at the Apollo” de James Brown mientras conduces. Cuesta muchísimo soltar el acelerador.
Un 24 de octubre de 1962, el cantante de soul James Brown ofreció una actuación electrizante en el escenario más famoso de la comunidad afroamericana en el Harlem de Nueva York, una actuación grabada y posteriormente publicada como “Live at the Apollo” (1963). Fue el primer álbum revolucionario de la carrera de Brown, un paso importante hacia su eventual expansión y conquista del mundo de la música pop convencional.
Brown comenzó su carrera profesional en una época en la que el rock and roll abría nuevas oportunidades para que los artistas negros conectaran con el público blanco. Pero su camino a la fama no pasó por la radio Top 40 ni por “The Ed Sullivan Show” ni “American Bandstand”. Brown acabaría apareciendo en todos esos lugares, pero solo después de una década dedicada a actuar casi exclusivamente ante el público negro y a ganarse la reputación de “El hombre más trabajador del mundo del espectáculo”.
Tras no lograr convencer al director de su sello, King Records, de grabar y lanzar la actuación en el Teatro Apollo como un álbum en directo, Brown, su perspicacia le llevó a financiar él mismo la grabación. Al final, el espectáculo transcurrió no solo sin contratiempos, sino con tal éxito que el público, conocido por su resistencia, quedó fascinado. Lanzado en mayo de 1963, “Live at the Apollo” permaneció la asombrosa cantidad de 66 semanas en la lista de álbumes de Billboard y vendió más de un millón de copias, lo que le dio a Brown su primer álbum de gran éxito y lo encaminó hacia su increíble éxito transnacional a mediados de la década de los 60 y posteriormente.
Quizás sea este uno de los mejores discos en directo de todos los tiempos junto con otros que me vienen a la cabeza como el Live at Star Club de Jerry Lee Lewis de 1963 o el Live at the Harlem Square Club de Sam Cooke, disfrutables de principio a fin todos ellos, pero ¡escucha cómo gritan esa chicas en el disco de James Brown! ¡Se volvieron locas por él! Y con razón. ¡Hasta puedes sentir el sudor de Brown sobre tu cara!.
Los saxos, las trompetas y los teclados aquí vuelan, y James Brown pasa de los gritos a la delicadeza vocal. James Brown ha sido elevado a la categoría de clásico supremo, un talento capaz de sacudirte la mente y el alma durante todo un álbum.
En un abrir y cerrar de ojos, “Live At The Apollo” despliega su ambicioso repertorio a una velocidad vertiginosa y te deja prácticamente mareado y noqueado. Aun así, aunque no podamos ver a James, es fácil imaginarlo sudando mientras se entregaba por completo en cada canción. ¡Tenemos que bailar, porque el Padrino nos llama!