Tarde desapacible la del 5 de Noviembre para salir de casa, aún así la cita con Víctor Wooten & The Brothers Wooten programada dentro del Festival Internacional De Jazz De Madrid fue un éxito de asistencia. Pocos asientos vacíos se avistaban desde lo más alto del Teatro Fernán Gómez y al fondo los instrumentos impacientes por entregarse a sus músicos. La familia y la música son los núcleos que unen a los hermanos Wooten. El virtuoso cuarteto formado por Víctor al bajo, Regi “The Teacher” a la guitarra, Roy “Futureman” a la batería y Joseph a los teclados se entregó durante una escasa hora y media. El concierto comenzó de forma brillante, jazz fusión en su máxima expresión con destellos de funk, rock, soul, rhythm&blues se entrelazaban con una naturalidad desarmante.
Esa amalgama de sonoridades, tan característica de los Wooten, funcionó como un lenguaje propio, donde cada hermano desempeñaba su tarea con gran profesionalidad. Por momentos el diálogo instrumental se desarrollaba entre la guitarra y los teclados, un despiece de sonoridades que parecía responderse mutuamente. Por otro lado la sección rítmica imponía su presencia con una gran contundencia equilibrando el coloquio sonoro y marcando el pulso que guiaba al conjunto. Las altas expectativas por ver en directo a los hermanos Wooten se fueron desvaneciendo según avanzaba el reloj. El concierto perdió fuelle por momentos, la apuesta por los temas cantados y el tono funk eclipsó la vertiente más jazzera que much@s esperaban.
Aunque la mayoría del público permanecía ensimismada en la actuación y ovacionaba de forma entusiasta cada movimiento de los hermanos, desde mi perspectiva no fue para tanto. Entre temas cantados, individuales solos innecesarios, juegos vocales y números casi circenses, la noche se desviaba del diálogo instrumental que caracteriza al jazz fusión. “Futureman” alternaba la batería con el “RoyEl”, un curioso invento de su propia creación con el que, al ejecutarlo con sus dedos reproducía los sonidos de la batería. Sin embargo, su verdadero brillo aparecía cuando volvía al taburete y tomaba las baquetas desplegando toda su riqueza rítmica, lo anterior un aporreo insistente. Tres temas brillaron con fuerza y disciplina del jazz fusión, el resto más un pasatiempo que una experiencia reveladora. Porque cuando los Wooten se ponen en serio tienen carrete para dar y tomar, lástima que anoche decidieran quedarse en la superficie. Para much@s fue una noche inolvidable, para otr@s una oportunidad perdida.
