El sentir general al finalizar el concierto de Ward Hayden and The Outliers es que se nos hizo corto, muy corto. Una hora escasa que dejó a todo el personal con una gran sonrisa pero con ganas de más (que buena señal).
Al final pude resolver el misterio de porque nos dejaron con la miel en los labios: concierto la noche anterior en Barcelona, concierto al mediodía en Tavertet , y concierto esta misma noche en Girona. 3 recitales en 24 horas, la dura (durísima) vida en la carretera del músico, muchas veces idealizada pero con numerosos efectos secundarios tanto a nivel físico como mental y personal. Ward Hayden y compañía, músicos de la vieja escuela, lo dieron todo encima del escenario, y faltó muy poco para que salieran a hombros de la sala.
Llamadme ingenuo o simplista, pero cada vez que entro en una sala y veo una pedal steel guitar se que voy a disfrutar de un buen concierto. Ayer por la noche se cumplió con creces. El repertorio propio del grupo lució como nunca, esa deliciosa e delimitada frontera entre el country y el country rock con un líder con una gran voz y actitud escénica y una gran banda que bebe tanto de la Stone Canyon Band de Ricky Nelson como de Jimmy Rodgers, Willie Nelson o Hank Williams.
Canciones como “Can’t Stop a Train” o “South Shore” o recuperaciones de la anterior encarnación de la banda (Girls, Guns and Glory) como “Root Cellar” o “Empty Bottles” sonaron como nunca, con una fantástica instrumentación perfectamente ecualizada y un total dominio del tempo del recital.
Y si el cancionero propio rebasó el notable, la revisión de las joyas de Springsteen reventaron el sobresaliente. Todas llevadas a su terreno (lo que pides a una cover!!), con respeto pero con ambición de trascender.
Una energética “Youngstown”, una ralentizada “Dancing in the Dark”, la solidez de “Brilliant Disguise” o “Glory Days” y una brutalmente incendiaria “Cadillac Ranch” nos hicieron sentir como si estuviéramos en un “saloon” de Texas, Kentucky o Tennessee. ¿Le puedes pedir más a un sábado por la noche? Yo diría que no…
Fotos Mario Olmos.
