Octavo álbum de los australianos Icecream Hands titulado “Giant Fox Pineapple Tree”. Una fantástica banda australiana que lleva más de tres décadas deleitándonos con extraordinarios álbumes de pop rock clásico repletos de melodías meticulosamente elaboradas, por las que la mayoría de las bandas morirían.
Como en todos los álbumes de Icecream Hands, donde las composiciones de Charles Jenkins
en “Giant Fox Pineapple Tree” pueden sonar monótonas al principio, pero son auténticas maravillas a las que una escucha apresurada no les hace justicia.
Los primeros años de la década de 2000 fueron tiempos muy oscuros para todos los seguidores de lo que ahora se llama pop clásico. La radio era un desierto, y las redes sociales estaban en su fase inicial (¡salas de chat, ¡qué asco!), así que a la mayoría de las bandas les costaba bastante encontrar su público, y viceversa. Fue allí donde encontré un álbum de tres años de un trío australiano llamado Sweeter Than the Radio (1999) y, de repente, sentí que me habían revelado el secreto mejor guardado del mundo.
Las baladas adquieren un tono melancólico en todo el disco, como un coro de Brian Wilson. No se desperdicia ni una sola nota. “Tambourine Mountain”, “The Haze” o “Back on the Road” cobraron toda su dimensión, revelando cada tema su sutil singularidad y belleza. Sin duda, este es otro gran álbum de esta querida banda australiana. Discazo.