Los Deltonos anuncian “El Futuro” su nuevo disco número 23, disponible a partir del viernes 12 de diciembre. Los de Muriedas, Cantabria, con Hendrik Röver como líder lanzan doce nuevos temas a toda máquina que dan relevo a “Evolución” su anterior disco lanzado el año pasado, onde rescataban temas antiguos de la otra banda de Hendrik en los 90, Hank.
Hendrik Röver a la voz y guitarra, Javier Arias a la batería y Sergio “Tutu” Rodríguez al bajo, tras 39 años de pasión por la música, siguen ofreciendo lo mejor de sí sonando como una apisonadora, llevando el rock and roll en su forma más pura de manera atemporal, pero a la vez actual, lleno de energía y totalmente directo.
Grabado en GuitarTown Los Deltonos ya no temen al futuro y éste nuevo disco “El Futuro” supone la enésima demostración de poderío voltaico, inventiva lírica y actitud del grupo cántabro, siempre con el vaso medio lleno. Responsables de algunas de las canciones más influyentes de nuestra música popular contemporánea, Los Deltonos realizan un envidiable ejercicio de síntesis creativa en este nuevo trabajo.
Con la ironía y las gotas de humor de siempre, Los Deltonos con sus letras crípticas, difíciles de desentrañar pero que cuando terminas de asimilarlas te dejan con la boca abierta y a veces con una sonrisa, que más bien es una mueca de amargura como la huella del paso del tiempo, la pátina de Deltonos, su autenticidad.
Su recuerdo a aquel “Andrés Muñiz” que iba dando sopapos a todo dios del tema aquel “Repartiendo” de 2008 del disco “Buenos tiempos”, la pátina, el barniz, y la arrogancia del memo en “Al revés”, esa mala gente de “El día aquel”, la eterna fábula del escorpión y la rana en “Había una vez”, la vida es dilema es “Indecisión”, “El color de los tiempos” es entre negro y marrón, habrá que hacer lo que sea en “La Campana”, ¿puedes oírla?. Como el “Náufrago” al que no le quedaba el miedo, éste es un buen final.
“El Futuro” es un disco que crece en cada escucha, en el que Deltonos en su constante reinvención, demuestran siguen sorprendiendo, que aún pueden incomodar y emocionar, y eso les sienta como un guante, con el grano y la suciedad adecuada. “Ya no temen al futuro, nada en el camino es evidente, ni hay ninguna ley”.
Con estrofas y estribillos férreamente trabados a un armazón de guitarras-enjambre fluye en modo martillo-pilón durante todo el minutaje del disco, propone una frenética reflexión sobre los sueños y su capacidad transformadora, los sueños como refugio y como ruta alternativa a la desalentadora realidad que algunos tratan de imponer por decreto facultativo, extravíos existenciales y miserias diagnósticas que que late a más de 100 latidos por minutos y desemboca en un final abierto. “Ya vendrá, entonces ya veremos”.