Drive by Truckers, Southern Rock con «Boots» desde Alabama y Georgia, 24 de noviembre 2010, Sala Heineken, Madrid.

Drive By Truckers en concierto, sala Heineken, Madrid
Drive By Truckers, en sala Heineken, Madrid
Drive By Truckers en concierto, sala Heineken, Madrid
Drive By Truckers, en sala Heineken, Madrid

El frío de Madrid arrastraba las nubes, luna llena. “no hay garitos donde beber en el cielo” hubiera dicho Gram Parsons en ese mismo momento, era el gran día para los neófitos del rock sureño, los “truckers”, esos atormentados bajo el dilema histórico de la doctrina de la botella y la fe cristiana. Son los auténticos cabezas de turco del renacimiento del country-rock que sacude los cimientos de la música americana actual.

Originarios de la América profunda, Georgia, ese lugar oscuro, cruce de caminos, intersección de razas, el blues, el gospel y el country. La fusión es un ingrediente inherente en el rock and roll, y el Muscle Schoals con los estudios FAME son el aparcamiento perfecto para los Drive by Truckers: Patterson Hood y Mike Cooley (voces y guitarras), John Neff (pedal steel y guitarra), Shonna Tucker (bajo), Brad Morgan (batería) y Jay González (piano-órgano). La banda recrea ambientes añejos del sur de los Estados Unidos y consigue atmósferas tan densas como el río Missisippi, gracias a la utilización del ataque de sus tres hachas guitarreras y toneladas de actitud.

Hay una canción de ellos que define perfectamente el universo Drive by Truckers, «The three great Alabama Icons». Ellos han hecho lo que Faulkner en sus canciones, con sonidos que evocan al Neil Youngmás rotundo y rasposo, a ultratumba, a guitarras luchando por distorsionar y a micros empapados en saliva. Para mí, los “camioneros”, además de ser la favorita, son la banda más auténtica surgida en los Estados Unidos en la última década, sin el glamour de Wilco, pero con la energía y autenticidad de Crazy Horse, Creedence Clearwater Revival, Rolling Stones o The Band.

Es de esas bandas que se salen de la norma y escriben canciones e historias retorcidas e irónicas, gentes que caen en desgracia económica, lucha de clases, «borrachuzos», desorden, pistolas cargadas para el suicidio, de los Lynyrd Skynyrd con Ronnie Van Zant que de su trágica existencia sacan numerosas anécdotas convertidas en canciones poderosas, y de los asesinatos, en el mundo del rock, pocos han acertado a describir tan bien lo irracional de esa sociedad armada que padecen los Estados Unidos.

Debutaron con Gangstabilly, contando con una docena de lanzamientos desde entonces, algunas obras maestras como «Dirty South», «Decoration Day», «Southern Rock Opera» y «Brighter than creation’s dark», cosechando admirados discos y conciertos abrasadores, a Madrid fueron a presentar su más reciente trabajo «The Big To Do», pero también dieron rienda suelta a lo que será su próximo trabajo llamado «Go-Go Boots», que por lo escuchado la semana pasada, viene con aires y atmósferas más countries, apuñalados con el empleo de pedal steel.

Los de Georgia en absoluto estado de gracia  mantienen la llamarada de los universos musicales más ricos en la actualidad: la “Americana Music”, marcado por el ritmo de Johnny Cash, una Lucinda Williams, un Steve Earle,  o unas muy poco  conocidas en España, Eilen Jewell y Zoe Muth and the Lost High Rollers.

Dentro de la sala y tras los albores del invierno que asomaba ya en Madrid, se respiraba en la sala Heineken “piensa en verde”, ese olor a madera, bourbon, cerveza, y botas country, la banda sonora de ese anochecer de western-southern rock venía servida. Los teloneros eran la otra sensación del día, The Whybirds, ingleses de nacimiento pero rock completamente norteamericano, atacaron con temas de su último disco “Cold Blue Sky”, rock directo y sin concesiones, al más puro estilo Springsteen, llegando incluso a terminar su actuación con Rosalita del de Jersey, banda muy a tener en cuenta. Mientras tanto en el ambiente de la sala suenan canciones de Booker T y Bettye Lavette, dos portentos musicales con los que Drive by Truckers han colaborado en varios discos aportando su música de fondo.

Con la sala ya completamente llena, se apagan las luces y suenan los acordes de «Your woman is a living thing», sin la banda aún sobre el escenario, un tema de Mike Cooley, el vocalista más stoniano de los truckers, su voz nos recuerda a Jay Farrar, compañero de mil batallas de Jeff Tweddy en Uncle Tupelo y luego en Son Volt. La melodía parece sacada del «Let’s get it on» de Marvin Gaye o el «Slave» o «worried about you» de los Stones, el intro una verdadera maravilla acerca del disfrute femenino, gallinas y su desplume, la cosa empezaba así,… “keep pluckin, keep pluckin, ….I want you all sit down just take a few minutes to enjoy yourself, I mean enjoy yourself… Sit Right Back and Enjoy yourself!”.

Patterson, Cooley y compañía entran en escena, cabe recordar que tuvieron que cancelar su concierto en el Azkena Rock de Vitoria debido a sus compromisos en la última gira de Tom Petty & The Heartbreakers, ¡ahí es nada! Con puntualidad inglesa salen a por todas y el comienzo es atronador: cuatro temazos sin descanso y era como si cada guitarrazo fuera un surtidor de puñetazos, «Marry me», «The boys from Alabama»,  «Where the devil don´t stay» y «Tornadoes». La banda vibraba a un ritmo alto y vertiginoso, se les veía a todos ellos muy felices sobre las tablas madrileñas.

John Neff asaltaba el pedal steel evocando al malogrado Ben Keith, compañero de fatigas de Neil Young, con sus canciones, «Alabama», «winterlong»,  «powderfinger», «ordinary people«, estábamos todos en una nube, el espírtu de los Crazy Horse está in the house. Patterson y Mike se movían a lo Poncho Sampedro y Billy Talbot, ¡impresionante! Los camioneros parecían estar jugando sin una lista de canciones, simplemente cuando terminaban una, la enlazaban rápidamente con otra, aquello era muy excitante, tanto que hasta podía verse la botella de Jack Daniels paseándose de mano en mano por el escenario.

John Neff seguía transportándonos hacia esos sonidos country que impregnaba toda la sala Heineken, su técnica y estilo son descomunales. Ha colaborado y grabado discos con el cineasta David Lynch. Delirio, la noche empieza a calentarse más y más con “Santa Fe, women without whiskey, mercy buckets, birthday boy, sink hole, get downtown, (it’s gonna be) I told you so, this fuckin job”, las guitarras apunto de reventar, más carga extra de sentimiento y pasión uncle Frank, y lookout mountain, ya tenían al público en el bolsillo, era tal la tormenta de melodías twang que llegaban a volar las orejas de los fans.

A partir de aquí hasta el desenlace de la fábula sureña, “three dimes down, used to be a cop, guitar man upstairs, drag the lake, zip city y buttholeville” inmolaban a cualquiera, sencillez en la iluminación y magníficos cuadros del artísta Wes Freed armonizaban el escenario, lo que no es de extrañar ya que las historias de sus canciones son bastante cinematográficas, el técnico de luces del show es casi el director de fotografía de John Ford, muchas veces Cooley parecía un maldito sheriff intentando atrapar al espíritu del George Wallace, aquel gobernador racista de Alabama que pasó a la historia por su política segregacionista, y lo fue en el broche final en esa tormenta de guitarras llamada «State Trooper», original de Bruce Springsteen, sometiendo de nuevo a prueba los cimientos de la sala madrileña.

Suciedad, poderío escénico, brillantez, son pocos los apelativos a tal final del concierto, los pelos de punta. Keith Richards en su último libro de memorias «Life«, comenta que “Dios no se molestó en hacer dos garitos distintos, cielo e infierno” ¿donde estarían metidos los “truckers” según tú?

Con una sonrisa en los labios y los oídos sangrando, salimos de la sala pensando ya en la próxima.

Lee también las crónicas de Neil Young y  Eilen Jewell

A continuación se muestran los vídeos del concierto de Drive by Truckers el 24 de noviembre de 2010 en la Sala Heineken de Madrid alojados en el canal de vídeo de Dirty Rock en YouTube.

 

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