Schizophrenic Spacers, Lipstick y Spiffhaus, tres maneras distintas de entender la música en la Sala Monasterio

Aunque la velada del 16 de enero de 2016 estuviera destinada a festejar el tercer cumpleaños de la web Rock On Magazine (www.rockonmagazine.com), la muerte de David Bowie seguía pesando demasiado en una Sala Monasterio llena hasta la bandera. Y es que en Barcelona la oportunidad de ver juntas a las tres formaciones que encabezan el titular no se presenta a menudo, lo mismo que enfrentarse a la arriesgada propuesta musical de los Spiffhaus, un trío que invitó a diversos vocalistas a subirse al escenario a cantar algunas de sus piezas. Sus letras llaman la atención por lo contundente de su mensaje mientras que su discurso musical recuerda en parte a los King Crimson más atípicos. No es un grupo que entre a la primera, pero tienen su punto; otra cosa es que haya que ser muy amplio de miras y receptivo para poder encontrarlo. La esencia de sus discos bebe de una ironía tan aguda como corrosiva, como prueban los títulos de algunas de sus canciones, como “Abierto hasta el intestino”, “Banal Intruder” o “Insemina Insensato”. Lo que tampoco se puede negar es la compenetración existente entre la sección rítmica formada por el bajista Muntané y Molinero, su eficaz baterista. Ambos sirvieron de base para que la guitarra de Zama tejiera las difíciles melodías de “Zombie Zambo”, “Mohovilización” o “Demolhedor”. Lo que está claro es que no dejaron a nadie indiferente y que están en las antípodas de cualquier música que pueda calificarse como comercial. La actuación de este peculiar combo finalizó en un mar de comentarios bañados en asombro.

 

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Spiffhaus

 

Tras el primer golpe de efecto llegó el momento del recital semiacústico a cargo de los Schizophrenic Spacers, que optaron por prescindir de la percusión y se presentaron como un trío. Fieles representantes del Rock más clásico, nadie pone en duda el buen momento de los de Viladecans, a los que se podrá volver a ver este 5 de marzo en la Sala Bikini junto a los 77. Y es que tras su doble en directo “Macumba. Live at Last” (2015) y las recientes recreaciones del “Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band” de los Beatles, fue todo un placer escucharles tocar “Something” con esa voz tan única que posee su vocalista Lon Spitfire. Parte de su éxito radica también en un repertorio en el que los temas propios también destacan por su energía, ya que “Collector”, “Let Me Love You” o “Sick Minds” hace tiempo que han adquirido la categoría de clásicos por derecho propio. Alberto Belmonte estuvo soberbio a las seis cuerdas mientras que Manuel Fernández logró salir airoso del reto de sostener los cimientos del ritmo sólo con su bajo. Magistrales. No faltó por parte de ellos un sentido homenaje a Bowie, cuya pérdida sigue estando en boca de todos y en las lágrimas de muchos, con “All The Young Dudes”, aquella pieza que el Duque Blanco regaló a los Mott The Hoople, banda liderada por Ian Hunter, al que los Spacers telonearon en una ocasión. Por desgracia, y en este inicio de año tan duro para el arte, a las pocas horas murió el que fuera baterista de esta formación británica, Dale Griffin, que padecía Alzheimer desde el 2009. Vayan dedicadas también a su memoria estas líneas.

 

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Schizophrenic Spacers

 

Cerraron esta velada de sentimientos, música y más de un agradable reencuentro los barceloneses Lipstick, que mostraron, desde que les conozco, su mejor versión. Contundentes, sólidos y duros como una, dos, tres y hasta cuatro rocas. Más de un cuarto de siglo les contempla encima de los escenarios y la experiencia es un grado que otorga el carácter de saber ser, estar y, sobre todo, tocar. Repasaron su propio cancionero con el orgullo del resistente a las modas pasajeras y la fidelidad a unas influencias que remiten a aquellos años ochenta y noventa en la que Los Angeles rivalizaba con Seattle como capital de la música. Tampoco faltan reminiscencias al Power Pop ni al Rock duro de toda la vida. Clase y vieja escuela pero con su propio sello. Su guitarrista y cantante Sugar Kane derrochó simpatía y complicidad con un público que agradeció un repaso a casi toda su trayectoria. Kane compartió voces con el bajista Dave Escalona, siendo este doble juego vocal uno de los toques distintivos de esta banda y clave en su poderosa puesta en escena. Otro es la fiera que se esconde tras la batería y que responde al nombre de Frank Castillo, un verdadero metrónomo humano. Entretanto, David Lipstick bordó los solos de temas tan potentes como “Breath”, “Better Days”, “Reaction” o su clásico “Love’s Like Crack”. También trajeron a su terreno su particular despedida al hombre que se vistió de Ziggy para volver a Marte con sus arañas para siempre jamás. Y es que “Blue Jean” fue una hermosa manera de felicitar a Rock On por sus tres años de excelente trabajo, información y opiniones mientras que recordábamos a un genio.

 

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Lipstick

 

Texto: Federico Navarro.
Fotos: Christian Bertolo.

 

Galería fotográfica: Christian Bertolo.

 

 

 

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