Robert Jon & The Wreck. Viajando hacia el ocaso

        Desde Orange County (California) llegan a Madrid Robert Jon & The Wreck dispuestos a ofrecernos lo mejor de la música americana con toques sureños y altas dosis de electricidad. La Sala El Sol está al completo, se han vendido todas las entradas y es grande la expectación. Traen nuevos discos bajo el brazo «She’s a fighter» (2022), «Shine a light on me brother» (2021) y «Last light on the highway» (2020) dentro de la gira española que finaliza el próximo 14 de junio en Vitoria. 

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       La banda está compuesta por Robert Jon Burrison (voz principal y guitarra) una presencia poderosa en primera línea y ; Andrew Espantman (batería y coros), la sonrisa abstracta del grupo; Steve Maggiora (teclado y coros), el creador de armonías cósmicas; Henry James (guitarra principal), la versión juvenil de Jimi Hendrix.

Tuvo momentos de riffs increíbles con toques psicodélicos. Verle de cerca te erizaba la piel. Un guitarrista apasionado, elegante, emocionado y preciso que no nos dejó indiferentes. Además le gusta personalizar sus propias guitarras. Y por último Warren Murrel al bajo, el danzarín acompasado con botas. 

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   «Todos aportan en la escritura de nuevas canciones. Estamos en una habitación y cada uno escribe algo, dependiendo de las ideas que surjan, los temas son variables. Escribir canciones de amor es lo más fácil y no nos gusta escribir letras con toques políticos, no queremos orientar a la gente en ninguna dirección en particular. Con respecto a la música, eso viene de un sentimiento, una armonía que está en la cabeza. Si alguien tiene una idea seria, todos se lanzan con sus comentarios.»

   El concierto comenzó con «Ohhh Miss Carolina» y discurrió con un público entregado a la voz y melodías rítmicas de su frontman vestido a la usanza con barbas largas, botas y gorra de vaquero. Canciones que se extendieron hasta la eternidad con los punteos de su guitarrista, 27 años y con una experiencia apabullante.

Fascinado por los sonidos de los 70, puso al público en estado de gracia con su blues psicodélico envolvente. Un gustazo escucharle pero, por poner un pero, se puso demasiado el foco en sus riffs. Una banda resumiendo, con muy buena sintonía, que nos hicieron disfrutar de un tema tras otro, sin covers ni mandangas, terminando por todo lo alto con un «Old Friend» para recordar. 

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   «Mientras les escuchas, tu mente se sube a un Ford Mustang polvoriento mientras la música de esta banda te lleva a lugares comunes y personajes cotidianos. Fijas la vista en el horizonte y se deslizan ante ti paisajes sin fin. «

Texto y fotos por Ana Hortelano. Videos Ana Hortelano y Paula Rodríguez

 

 

 

 

 

 

 

 

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