Después de varios EP´s, el álbum debut de Taylor McCall, lanzó su primer larga duración titulado «Black Powder Soul» (2021).
El cantante, compositor y músico se ayudó del productor Sean McConnell (Michael Franti, Wade Bowen), para lanzar «Black Powder Soul» producto de un sinuoso viaje musical para McCall que comenzó a los siete años cuando recibió su primera guitarra. En los años transcurridos desde entonces, el nativo de Carolina del Sur y ávido amante de la naturaleza y pescador ha formado su propio sentido de maestría musical única, incorporando estilos autodidactas que se adaptan a cada canción en lugar de seguir técnicas convencionales.
Con las catorce pistas de «Black Power Soul», incluido un prólogo especial con la voz de su difunto abuelo, McCall explora el equilibrio entre el bien y el mal, la destrucción y la curación y la importancia de tener fe en los tiempos más oscuros. El disco es el círculo de la vida: te deja aquí, el viejo barco de Zion, y todo lo que hay en el medio es la vida misma, de lo bueno a lo malo. Las cosas que desordenan el alma pura están todas aquí. Todos tenemos un alma de pólvora negra que puede explotar, pero también hay redención en todos nosotros.
Catorce temas, partes Americana, en partes llenas de rock orientado a la guitarra distorsionada. Después de una breve introducción cortesía del difunto abuelo de McCall cantando un viejo evangelio de esclavos, la canción principal marca la pauta para lo que está por venir. Descaradamente grande, audaz y ruidoso, tenemos el primero de una serie de himnos guiados por guitarra. McCall claramente ama un gran sonido y si las voces no captan, entonces el solo de guitarra seguramente lo hará.
Este enfoque se adopta para una serie de pistas y, si te gusta que tu guitarra suene fuerte y llamativa, entonces temas como Lucifer, South of Broadway y Hell’s Half Acre de nueve minutos de duración te gustarán. Para aquellos cuyo oído está más sintonizado con el lado estadounidense de la vida, McCall también proporciona una amplia evidencia aquí de que también puede encajar fácilmente en este género. Red Handed tiene un sonido atmosférico y resonante envuelto alrededor de un encantador riff de guitarra. La canción también demuestra mucho mejor que los números más rocosos la ventaja que tiene McCall en un arenal pedregoso de voz.
Esa voz se muestra de nuevo en la siguiente pista, White Wine, una balada acústica preciosa que demuestra en este caso que menos es más. Su mejor canción es Wide Open. La valentía experimental de McCall para hacer que su guitarra funcione como él quiere es digna de aplauso, ofreciendo suficiente diversidad para permitir que el oyente se sumerja y escoja.
