¿Quién se atreve con el reto de la trilogía cinematográfica?

Trilogía cinematográfica El padrino Godfathe

En el arte se acostumbra a decir que el número siete posee connotaciones mágicas, pero en la séptima de esas disciplinas, el cine, nos conformaremos con el tres. La trilogía es la clave con la que se mide el éxito de una saga y, en este caso, la crítica hace tiempo que coronó a las tres partes de “El Padrino” como la mejor de todas ellas. Pese a ello, admitamos que la tercera parte fue la más floja. Siempre se le ha echado en cara a Francis Ford Coppola que recurrió a su hija Sofía dándole el papel de hija de Michael Corleone antes de que se convirtiera en una interesantísima directora. También se ha afirmado hasta la saciedad que Andy García quedó empequeñecido por Al Pacino y que no era digno de entrar en aquella turbulenta familia de origen siciliano. Pero no es menos cierto que el film tiene en su haber a un elenco de secundarios que quita el hipo: Diane Keaton, Joe Mantegna, Eli Wallach, Talia Shire, Helmut Berger… Ya les gustaría a muchos de sus detractores haber dirigido una película tan buena como “El Padrino III” (1990), a la que Coppola le ha brindado una segunda oportunidad con una nueva versión.   

Además, la trama sigue llevando la impronta de Mario Puzo, que no sólo escribió la novela que daría lugar a la trilogía, sino también sus tres guiones en colaboración con Francis. Llevado por aquel talento, Puzo también estuvo tras las tramas de las dos primeras entregas de “Superman”.

Trilogía cinematrográfica Coppola
Mario Puzo and Francis Ford Coppola on the set of The Godfather (Photo by Steve Schapiro/Corbis via Getty Images)

Y precisamente fue “Superman III” (1983), ya sin su colaboración, el inicio del fin de las aventuras del héroe de Krypton encarnado por Christopher Reeve. No sólo la recaudación fue menor que en las anteriores películas, sino que lo peor todavía estaba por venir y sería “Superman IV: en busca de la paz” (1987). Aquel despropósito con sabor a Guerra Fría significó el alejamiento de Clark Kent y compañía de las salas de cine hasta que en el 2006 Bryan Synger rescatara al personaje con la absurda “Superman Returns”.

En el capítulo de los superhéroes, Tim Burton se bajó a tiempo del tren y tras “Batman” (1989) y “Batman Returns” (1992) le pasó el testigo a Joel Schumacher, que condujo al guardián de Gotham por otro camino bien distinto en las irregulares “Batman Forever” (1995) y “Batman & Robin” (1997). Sin dejar al alter ego de Bruce Wayne, el que realmente logró la cuadratura del círculo fue Christopher Nollan con la trilogía del Caballero Oscuro, una verdadera referencia que haría complicadas las siguientes incursiones cinematográficas de tan atormentado personaje.

Trilogía cinematrográfica Batman

Sencillamente, magistral. Por otro lado, y yendo al universo de Marvel, Sam Reimi rodó dos estupendas películas dedicadas a Spiderman, pero en la tercera, sus ya disparatadas ideas hicieron que la cuarta parte se quedara en el limbo de los proyectos. En todo caso, sus seguidores llenaron las salas para ver por última vez a Tobey Maguire saltar entre las azoteas de los rascacielos de Nueva York.  

Yendo al terreno de lo infalible, otro compañero de generación de Coppola llamado Steven Spielberg había resucitado el cine de aventuras con Indiana Jones, un arqueólogo estadounidense cuyas andanzas bebían en buena parte de Tintín, un cómic de sobras conocido y con millones de lectores en todo el planeta. Entre 1981 y 1989 Spielberg triunfó por todo lo alto con un Harrison Ford que también había alcanzado la cima con la trilogía clásica de “La Guerra de las Galaxias”, dirigida por un George Lucas que estuvo tras la producción de toda la saga de Indy. Pero no satisfechos con acertar tres veces seguidas en la diana, en el 2008 ambos resucitaron al arqueólogo con “Indiana Jones y la calavera de cristal”, cuyo tramo final se parecía sospechosamente a la historia que Hergé, el creador del reportero belga, relató en el álbum “Vuelo 714 para Sydney” (1967). Tras haber extraído de Tintín parte de esa inspiración, Spielberg cumplió la eterna promesa de llevar a ese periodista que nunca escribe un artículo a las salas de cine. Y con “Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio” (2012), un film de dibujos animados que utilizó la tecnología de captura de movimientos de actores humanos, la dosis de acción fue excesiva. En pocas palabras, aquello parecía un film de Indiana Jones acompañado por Milú y el Capitán Haddock.

Podría estar horas añadiendo más ejemplos, pero lo bueno si breve —y perdón por manipular el refranero—, tres veces bueno, pues la imaginación es mejor no forzarla. Realmente es en ese tercer y complicado momento, cuando es mejor echar el freno al menos que tengas una buena historia que contar. Mario Puzo estuvo trabajando en una cuarta parte de “El Padrino” hasta que su muerte interrumpió una iniciativa en la que Leonardo DiCaprio hubiera interpretado a un joven Sonny Corleone. Ante ese golpe tan duro, Coppola decidió abandonar; sabía que el conjuro mágico que alumbró los tres capítulos cinematográficos que explicaban la vida de Don Vito y su dinastía sólo se escondía en un guión perfecto. Y, al menos en su caso, esa fórmula sólo la poseía un privilegiado hechicero de la creación llamado Mario, el hombre que podía romper la maldición del número tres. 

Trilogía cinematrográfica Spiderman

 

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