Metalheads Just Want To Have Fun.
La banda japonesa Electric Eel Shock ofreció una actuación rutilante, adrenalítica, extrema y, sobre todo, divertida: malabarismos físicos, histrionismo exacerbado, diálogos de ‘gross comedy’ y un diccionario sonoro de riffs de inspiración ochentera que fueron proclamados por su cantante Aki Morimoto con golpes vocales definitivos: ¡”I love the heavy metal from the eightiees!”, “¡I’m a heavy metal bastard from japan !”, o, contundentemente, un “¡Scream, Barcelona, Scream! ” que soliviantó a un público que disfrutaba atónito con las evoluciones de Aki mientras alzaba su guitarra en el aire tan solo con la fuerza de su potente dentadura.
Pero sin perder de vista a Tomoharu “Gian” Ito quien, sólo a veces, vestía una camiseta de Iron Maiden …¡Y a veces ni eso! (Sic). Este hombre parece una versión anarquista del comediante del ‘slasptick’ clásico de visita en una hipotética película cómica de Takeshi Miike que homenajease el ‘soft porn’ y la ‘sexploitation’ japonesa de serie b; ese cine ‘pinku eiga’, que describe burdeles y escenarios de la mafia ‘yakuza’ con morbo y sordidez; en el caso de Ito, esto se traduce a un código gestual que provoca resultados desopilantes en la audiencia que contempla su rostro con gotas de cristal hilarante por ojos y muecas de fauno demente que hacen añicos los cristales de las convenciones sociales; efecto que en el escenario alcanza auge con el hiperbólico condón de tela que circunda su “nepe” como la empuñadura de una pistola gigante que se cruzar con el tegumento de paño lúbrico de un enorme “origami’ que reproduce la trompa de un elefante no menos inconmensurable.
En definitiva, un espectáculo potente en cuanto concierne a sus aspectos paródicos y a la vis cómica de unos músicos que nunca caen en la vergüenza ajena ni en la mediocre chafarmejada.
Un show burlesco, ocurrente y bromista, que además cuenta con un aporte estrictamente musical gratificante:
La actual gira europea de la banda de Tokio, presenta el más reciente disco que han editado: una guillotina gata gata que hacen llamar “Heavy metal black belt”; álbum que incendia el vaho glaciar del aburrimiento con su ración mortífera de ecos que repercuten en la geodesia del metal ochentero. No es el único acierto de una banda que ya en 1999 descolgada un mastodonte titulado “Blues de la bahía de Slayer”. Pero, a todas luces, la nueva obra supera sus expectativas.
En el arranque de su periplo por la península ibérica, el tema de apertura congregó a los descomunales Black Sabbath, que volverían a ser invocados por la guitarra de Aki en el último tramo del espectáculo: un ‘meddley’ que trazaba círculos de color intenso, con forma de interrogación, mientras restallaban fragmentos de temas emblemáticos de Scorpions, Judas Priest, Sabbath, Guns and Roses y, cómo no, de Mötley Clue, presentes en la camiseta que exhibía Aki; un momento de conexión Íntima con el público que- en referencia al tema ” Up and down” de la banda- con los pulgares hacia arriba o hacia abajo, iba seleccionado sus preferencias.
Pero antes hubo mucho hard rock y mucho heavy con temas como ” Lost in Sweden”; retazo costumbrista de la vida en carretera durante giras que estacionan brevemente en pequeñas habitaciones de hotel en la cual, desde la ventana, se contemplan los soles de la madrugada. Canciones como la que ilustra la premisa del nuevo disco: “So much 80s”; tema donde brilla el desparpajo y la sátira elocuente, pero también la inmensa admiración hacia un metal glorioso que justifica las proclamas y prédicas elogiosas que antes he comentado.
Temas que enroscan iconos de pared decorada con leyendas del glam y el metal con la leyenda presente en el título del corte que inicia ” Cinturón negro del heavy metal: el perentorio ” Los metaleros solamente quieren divertirse”. Y eso fue lo que ocurrió aquella reconfortante noche en compañía de los Eel y de mis compañeros de Dirty Rock Magazine , Desi Estévez y Xavi Martínez, mientras el público respondía encantado a la propuesta planteada en el tema ” Scream for me”.
Fotos Desi Estévez.