Unas imágenes tomadas en un hospital madrileño el pasado martes, 3 de junio, se han convertido en virales a gran velocidad. En ellas, aparecen tres músicos, Jonathan Colombo (steel guitar), Franco Bianco (batería) y Alberto Menes (bajo). Están interpretando canciones en un pasillo del Hospital Fundación Jiménez Díaz. Hasta aquí todo normal. Bueno, normal hasta cierto punto, porque era simplemente una de las 20.000 actividades que ha organizado durante años Música en Vena, asociación altruista que trabaja con músicos para aliviar las estancias hospitalarias de pacientes y familiares.
De pronto salta la sorpresa. Una señora de avanzada edad, frisando los ochenta años, con bastón en mano, se lanza a cantar y bailar con energía y desparpajo inusitados. La concurrencia se queda boquiabierta ante ese volcán de pasión y energía. Los músicos también flipan. Pronto se descubre quién era esa espontánea que reaparecía en el centro hospitalario tras décadas en las sombras. Ni más ni menos que Shelly: un mito del copón, como resume un experto en músicas de los años sesenta y setenta, quien añade que sus singles de aquel tiempo son muy cotizados y sus canciones muy valoradas medio siglo más tarde.
Detrás del nombre artístico de Shelly está María de la Concepción Gutiérrez Lobo, “la primera mujer en grabar Heavy Metal en castellano y conseguir ver publicadas sus canciones en vinilo en España”, como figura en el libro Ellas Son Eléctricas (Paco Manjón y Leo Cebrián). A la vocalista de Shelly y Nueva Generación se la considera también “un icono del soul patrio”.
Así cuenta lo ocurrido, para Dirty Rock, el guitarrista Alberto Menes: “Estábamos en el programa Música en Vena, que busca ayudar a la gente que está en el hospital con problemas de salud o rehabilitándose. Estuvimos tocando en cuidados paliativos y después nos dijeron de salir afuera. Entonces estuvimos tocando en el pasillo de Urología, de la Fundación Jiménez Díaz”.
Y añade: “Colombo ya había participado con ellos antes de la pandemia. Empezamos allí a tocar un par de temas. De pronto, se me acerca y me pregunta: ´Oye, ¿puedo cantar un rock and roll con vosotros?´. Y yo, ´sí, claro, ¿por qué no?´. Pregunto por el tono y ella me responde: ´A mí me da igual´. Se puso a improvisar la canción y nada… lo grabado se está viralizando”.
¿Desconocían los músicos el pasado de esa mujer? Responde Menes: “Efectivamente, no sabíamos quién era. Son como las cosas de la vida. Nosotros fuimos allí, sin pretensiones sin esperar nada, ¿no? Vas para que la gente lo pase bien. Lo curioso es que ella tenía cita en el hospital, pero se equivocó de ascensor, escuchó la música y se acercó y luego ya se puso a tocar con nosotros.
Todo esto ocurrió el martes 3 de junio. Pues bien, solo cinco días después, el domingo 8, volvieron a actuar juntos. En esta ocasión, sobre un escenario y ya premeditado. Representaba la vuelta a las tablas de Shelly. Los músicos han querido repetir ese momento fascinante y preguntaron a la artista si se animaba a actuar en vivo de nuevo. Menes explica cuánto duró la reflexión de la rockera: “Nada, na’ y menos, na’ y menos”. Esa misma respuesta es la que ofrece al preguntarle si han ensayado para esta nueva actuación: “Na’ y menos, na’ y menos”.
Tras esa preparación tan valiente, han actuado en Passione Italia, un evento con cientos de personas en el centro de Madrid. La magia volvió a repetirse y enfervorizó al público bajo un sol de justicia que parecía machacar a todos, excepto a la cantante del hospital.
Y es que Shelly es una pionera de armas tomar y tiene su espacio propio en la historia musical de nuestro país. A finales de los años sesenta, Shelly publicó varios singles con su grupo, Shelly y Nueva Generación, nombre mítico entre los aficionados. Allí facturó “una fantástica música de tintes soul y psicodelicos”, como explican en el libro Ellas son Eléctricas. “Se había criado en Venezuela, aunque sus padres eran españoles”. Y añaden: “Tras unos años fuera de España, quiso reengancharse a la escena rockera que se estaba cociendo a primeros de los años ochenta en nuestro país y decidió reaparecer como Malena para la ocasión”. Se publicó bajo el nombre Malena y Belcebú, apenas cobraron royalties y solo recibieron unos míseros ejemplares del disco por su trabajo. Algunas cosas parece que nunca cambian.
Malena y Belcebú duró algunos meses, a trancas y barrancas, y Shelly se marchó a Italia en 1983, poniendo punto final (no, mejor puntos suspensivos) a la intentona. Su evolución artística se sintetiza así en el libro mencionado: “Queda constancia de las cualidades vocales de una mujer que en tres lustros pasó de ser nuestra Aretha Franklin bajo el seudónimo de Shelly a ser nuestra Wendy O. Williams en forma de Malena”.Existe otro libro sobre la artista, titulado Shelly, la Heroína de la nueva generación Soul, publicado en 2024 por Paco Manjón.
Como escribe Carlos Domínguez, “Shelly y Nueva Generación publicaron tres sencillos, sufrieron la marcha de alguno de sus componentes, colaboraron en la película de Iván Zulueta, Un, dos, tres, al escondite inglés, asombrando al público madrileño con sus directos arrolladores y el inconfundible estilo de Shelly bailando, y se separaron casi sin dejar rastro tras una gira americana. Tiempo después, su escaso trabajo aparecería en diversos recopilatorios nacionales de freakbeat como uno de los grupos semiolvidados de la llamada Década Prodigiosa, lo que a la vez les ha convertido, sin lugar a dudas, en uno de los grupos de culto fundamentales en la comunidad mod patria”.
Shelly simbolizó la modernidad y energía del momento. El dominio del inglés por parte de la vocalista y sus talentos destacaron en el panorama artístico a finales de los años sesenta. Fernando García de la Vega, realizador de Televisión Española, la introdujo como artista fija en “Escala en Hi-Fi”, programa vanguardista. Shelly interpretaba en playback las canciones grabadas en estudio, dando así a conocer al público español grandes hits internacionales del momento.
Shelly y la Nueva Generación también cruzaron sus pasos con el arreglista Pepe Nieto y el productor Alfonso Sáinz, músico de Los Pekenikes. El presentador José María Íñigo ayudó a impulsar la carrera del quinteto. Tras una actuación en la madrileña sala J&J, un promotor mexicano les brindó la oportunidad de girar por México y Estados Unidos. El contrato lo firmó Francisco Bermúdez, precisamente el representante que trajo a The Beatles a España, lo que permitió vivir a los músicos una breve pero intensa aventura internacional. Shelly regresó por un tiempo a Venezuela, donde su experiencia televisiva local le abrió las puertas del espacio de variedades musicales de Renny Ottolina, un popular conductor local de TV.
Texto: Isabela Roldán y Miguel López. Fotos: Isabela Roldán.
Entrevista:
Shelly: “Fui la primera en cantar soul y Heavy Metal”
¿Puedes contar en dos brochazos tu historia y cómo ha sido esta vuelta bajo los focos?
Mis padres fueron emigrantes y nací en Venezuela. Yo iba a Traumatología el martes pasado, 3 de junio, a revisión médica, y mi hija Jessica y yo nos equivocamos de ascensor. Afortunadamente. Empezamos a caminar y de repente, mira, me entran escalofríos, oigo esa música y me digo, pero, pero cómo es posible que estén cantando en un hospital, esto no puede ser. Entonces nos acercamos y de repente veo al grupo Columbus 3, que luego me he informado de cómo se llaman, y al ver cómo tocaban y cantaban los tres…
Y ahora han fichado a una estrella…
Bueno, yo estaba llevando el ritmo y mi hija me dice, mamá, sal a cantar, que a ti te gusta esto. Y de pronto me dio un ramalazo, aunque iba con bastón, y digo: ´Can I sing with you? ¿Puedo cantar con vosotros?`. Y entonces ahí que me fui.
¿Es fácil que conecten músicos treintañeros con alguien como tú, que tienes algunas décadas más?
Ya soy mayor. Para el ritmo y cantar todavía tengo bien la garganta.
¿Cómo has sobrevivido a los tiempos del reggaeton?
No quiero criticar. Ese perreo, perreo, perreo… No va mucho conmigo.
Tampoco conmigo. A ti lo que te va es el soul…
El soul, el rock… Tengo un disco grabado, que sacaron Leo y Paco, que se llama Ellas Son Eléctricas, con diez chicas de conjuntos diferentes que se dedican al heavy metal. Ahí canto yo. Fui la primera en cantar soul y en cantar Heavy Metal en España. El soul fue en el 68 y el heavy metal en el 80. Ahí ya cambié el nombre para diferenciar la música, donde soy Malena y Belcebú. Heavy Metal total, ¿eh?
Eres una de las guapísimas en la película de Iván Zulueta (Un, dos, tres… al Escondite Inglés, 1970). ¿Qué recuerdos tienes de aquello?
Maravilloso. Grabamos en el Santiago Bernabéu, una mañana que hacía muchísimo frío. Yo iba con una minifalda y menos mal que me llevé un vestido largo, que es como salgo en la película. Total que esa toma del Santiago Bernabéu fue en una sola toma, ahí no se repitió nada. Un plano secuencia. Y tengo que hablar de Iván, maravilloso, como persona, simpático, me lo pasé en grande.
¿Qué proyectos tienes?
Ahora de momento, me ha dicho Jonathan de Columbus que vamos a montar una serie de canciones de los años sesenta y setenta para hacer unas cuantas actuaciones con ellos. Será tipo pop, soul de aquellos años. Y ahora mismo voy a actuar con ellos como invitada. Y vamos a improvisar.