Cuando “Jagged Little Pill” estalló hace justo ahora 30 años en todo el planeta tierra era difícil pronosticar el futuro de Alanis Morissette. Un álbum tan de su época, tan definitorio de una generación, una sacudida juvenil, ¿cómo envejecería ese cancionero y su compositora e intérprete? Pues como el Chardonnay de “Ironic”, Alanis está en su mejor momento.
Y es que la canadiense mantiene una voz prodigiosa, físicamente está en gran forma y con el tiempo ha podido añadir más repertorio a esa bomba que es “Jagged Little Pill”.
La ciudadela medieval de Carcassonne ayudó a que el concierto tuviera un “plus” diferencial: el fascinante entorno, un sonido nítido y bien ecualizado y un público entregado desde el primer acorde subieron la nota hasta el excelente.
El inicio con “Hand in My Pocket” definió sin dudas ni complejos la estructura del recital: una pantalla glosando toda su trayectoria (es una estrella y no se esconde), una banda sobria pero efectiva, una actitud escénica sorprendentemente enérgica y un repertorio basado en su obra fundacional.
Con “Hands Clean” hizo aquello tan “Jaggeriano” de calzarse una guitarra cuando no existe tal necesidad (repetido varias veces durante la noche), insinuó solo con trozos canciones como “Can’t Not”, “Sorry to Myself” o “Everything” y demostró la infalibilidad de “You Learn”.
También tuvo tiempo de montar un pequeño unplugged con “Rest”, una emocionante “Mary Jane” y “Perfect” y nos desgañitamos con “Ironic” y “You Oughta Know” antes de unos bises más”zen” con “Uninvited” y”Thank U”.
Alanis me sorprendió no sólo por su actitud y fuerza vocal, sino también por lo bien que ha sabido transitar entre el estrellato y conservar los mensajes feministas y sociales de su (nuestra) época. Y no es irónico , ¿no crees?…
Fotos Noemí Pujolar.