Un Rey de Diamantes, una Reina de Corazones y un sorprendente comodín
Tras el fin de fiesta del viernes llegaba un sábado lleno de clásicos, sorpresas, curiosidades… y Cecilia.
La resaca emocional del concierto de Lynyrd Skynyrd junto con el merecido descanso tras una siempre larga vuelta a casa, hicieron que esta tercera jornada de Rock Fest comenzara para nosotros con Obús. Se podrá decir mucho sobre el rock duro de este país en los ochenta, pero es innegable que la máxima de “los rockeros nunca mueren” la cumplen sobradamente. Fortu y los suyos volvieron a dar un concierto serio lleno de clásicos en un festival que seguro que consideran como casa. Mientras el festival siga existiendo tendrán un merecido hueco en alguno de los escenarios principales del Rock Fest. Y nosotros encantados de poder seguir coreando temas como “Dinero, dinero”, “Que te jodan” o “Vamos muy bien”. Eso si, algún año merecerían tocar en un horario algo menos soleado.
El sábado fue uno de esos días en los que el registro de pasos podía llegar a ser alto si quieres abarcarlo todo. En la Rock tent, Moonlight Haze pisaban España por primera vez como formación con un correcto show de metal sinfónico en voz de Chiara Tricarico. La cantante italiana, que forma parte del actual line-up de Avantasia, presentó su reciente “Beyond” dejando muestras de su potente voz. Eso sí, tuvo que lidiar con la competencia de un clásico del thrash metal como Exodus en uno de los escenarios grandes. La brutalidad que desplegaron hizo las delicias de los amantes de los pogos desde la inicial “Bonded by Blood”. Un repertorio en el que no faltaron “Deathamphetamine”, “Blacklist” o “The Toxic Waltz” y que volvió a sufrir el saturado sonido de ese escenario concreto.
Si había una cosa clara en esta edición, era que The Baboon Show sorprendería a quien a estas alturas aún no los conozca. Y no nos equivocamos. Cecilia Boström necesita solo dos minutos para revolucionarte un concierto con su actitud. De largo fue el músico que menos tiempo estuvo en el escenario en toda esta edición del Rock Fest. Carreras por el foso, encaramada a la valla en las primeras filas, crowdsurfing, saltos imposibles… en una hora fue capaz de probar cada forma de interacción con el público habida y por haber. Mientras, la banda se mantenía contundente invitando a quien los veía por primera vez a ser un Baboon más. Para nosotros, uno de los conciertos de esta edición sin duda, como para dejar marcado a fuego “Radio Rebelde” en la piel de más de uno.
Quienes no olvidarán el Rock Fest 2025 son Radity. Un problema de logística hizo que Wolfmother no pudiera llegar a Barcelona a tiempo para actuar. Y la joven formación catalana se vio cambiando el escenario de la Rock Tent por uno de los principales. Una solución que sorprendió a propios y extraños que la banda supo aprovechar sin dejarse amedrentar por la situación. En tres guitarrazos se sacaron los nervios de encima para ofrecer un buen show. De las múltiples opciones para salvar el contratiempo, esta me parece la más arriesgada. Lo fácil sería que otras bandas alargasen el set para compensar ese tiempo, pero el subidón que tuvo que suponer para ellos verse jugando en primera de repente, no tiene precio.
Siguiendo con los horarios establecidos, turno para Soziedad Alkoholika. Habrán pasado casi cuarenta años desde que nacieron pero no han perdido ni un ápice de combatividad sobre el escenario. Con un montaje incluyendo fuegos (algo poco habitual para una banda nacional) hizo subir aún más la temperatura del parque de Can Zam. El nivel de comunión con el público fue constante y solo había que ver los pogos que se formaban mientras sonaban “Ratas”, “Piedra contra tijeras” o “Política del Miedo”. Junto con el concierto de KOMA del día antes, formarían un gran doble cartel lleno de reivindicación y violencia musical bien conducida.
Llegamos al plato fuerte de la jornada. Una nueva visita de King Diamond al Rock Fest es sinónimo de ver un montaje complejo y superlativo. Uno de los referentes del shock rock más clásico volvió a Barcelona para que viéramos sus góticas creaciones . Sus conciertos son más un ritual litúrgico que otra cosa cuyas canciones están hiladas para contarnos una historia. En un escenario basado en su próximo “Saint Lucifer’s Hospital 1920” junto con las guitarras de Andy LaRocque y los teclados que el propio King Diamond toca en ocasiones, repasó su discografía.
Tres niveles desde los en los que se movió para ofrecer sus agudos imposibles desde su característico micrófono. y en los que desarrollar toda performance junto a Jodi Cachia.Aunque hubo sitio para la protagonista de su futuro episodio como es “Spider Lilly”. Eso sí, no faltaron en su perfectamente estructurado show clásicos como “Arrival”, “Sleepless Nights”, “Welcome Home” o “The Candle”. Y como no, “Abigail”. Un cierre de concierto tan esperado como espectacular.
Pero la noche no terminaba aquí. Aún quedaba Dirkschneider dispuesto a repasar y defender su legado en Accept. Cualquier seguidor de la banda alemana tuvo que salir encantado de un show que ya empezó con “Balls To The Wall”. Con las fuerzas ya comenzando a flaquear, el concierto del germano supo mantener despierto y con ganas de drenar al respetable las energías que quedaban. Acompañado de buenos músicos, Udo desgranó los grandes éxitos de la banda hasta llegar a los bises donde no faltaron “Fast As A Shark” ni “Burning”. Para los que aún querían más, tuvieron la fortuna de ver al propio Mickey Dee tocar junto con MötorHits en la carpa. El concierto de The Baboon Show ya valió todo el día, pero este es uno de esos detalles que aún te lo mejoran Nosotros nos lo perdimos, pero había que recuperar fuerzas para el cierre del festival.
Fotos: Desi Estévez