Entrar en El Sol un viernes por la noche ya promete algo especial, pero lo del 4 de Julio fue distinto. La sensación era que estábamos a punto de vivir algo irrepetible. Con todo el papel vendido, público de los que se saben la historia del hill country blues de memoria, mezclado con curiosos que no sabían que estaban a punto de tener una revelación.
La banda formada por los hermanos Dickinson, Luther y Cody, North Mississippi Allstars acompañados al bajo por su veterano colaborador Carwyn Ellis, desarrollaron un repertorio, presentando su último álbum Still Shakin’, sin costuras. Todo lo que sonó era verdad pura: guitarras resbalando como aceite caliente, tambores que parecían latir desde dentro y un groove tan profundo que casi dolia. Sonaron crudos, vivos y con ese sabor a tierra roja, sudor y gospel del Delta.
La guitarra embriagada del bueno de Dickinson también emborrachó al público asistente, que conectó y vibró con cada riff y con cada punzada del norteamericano. Esos alargados riffs y acordes encadenados sonaban como un mantra que recordaba a los grandes PHISH de Vermont, fabricando irrepetibles jam sessions en cada canción.
La Sala El Sol, con esa acústica tan honesta, fue el escenario perfecto. Aquí no hay lugar para artificios, si la banda tiene alma, se nota. Ésta noche hubo alma y mucha. Hubo comunión. El sonido te golpeaba directo al pecho, sin filtros.
En un mundo cada vez más digital y apresurado, lo que hacen los North Mississippi All Stars es un acto de resistencia: música de raíces, tocada con el cuerpo, con las manos, con el alma.
Si algo quedó claro es que el blues no ha muerto, sólo ha aprendido a bailar diferente. Los All Stars, no hacen blues de museo, es vivo callejero, eléctrico, agita el cuerpo pero toca algo más adentro. ¡2 horas de Música En Carne Viva!
Texto, foto y vídeo: Komando Gáldar.