Roger Waters lanza el directo “This is Not a Drill – Live from Prague The Movie”

Roger Waters publica este 1 de agosto su nuevo álbum en directo “This is not a drill-Live from Prague the movie”. La película, dirigida por Sean Evans, que fue exhibida previamente en cines de todo el mundo los días 23 y 27 de julio, recoge uno de los momentos álgidos de la séptima gira del artista que reseñaremos a continuación.

Roger Waters es el artífice de una carrera giroscópica que atraviesa décadas de tiempo manteniéndose estable en medio del ojo (en ocasiones ciego) de un huracán existencial que destila su particular talento creativo, partiendo de la oscuridad para alcanzar la empatía, y esto queda patente en la dedicatoria con la que Waters enfatiza el objetivo de la gira : “el show está dedicado a nuestros hermanos y hermanas que luchan por el alma de la humanidad”; una insurrección artística que ha provocado hallazgos visionarios en los mundos del space rock, la rock ópera, el progresivo y la psicodelia, convirtiéndole en uno de los músicos clave del art rock en general. Y, por qué no dejarlo claro de una vez por todas, en uno de los mejores escritores de letras de canciones de todos los tiempos. Un maestro de la sátira que desafía la perversa distopia descrita por un John Stuart Mill (que se quedó corto!) enlazando esta con las visiones aterradoras del Aldous Huxley de “Brave New World “. Pero, sobre todo, con el Georges Orwell de “1984” y “Animal farm”, a quien homenajea- como deja claro en esta película- en los temas que compuso para el disco “Animals” (1977) de PinkFloyd.

Un poeta feroz y enormemente compasivo que domestica las terribles bestias de la paranoia ( Run like Hell) apuntando hacia la la enfermedad mental (Brain damage); criticando las ambiciones purgativas de los poderosos; desvelando los secretos de la cibernética en manos del control impuesto por el gran capital . Un Waters que en tiempos de la recién estrenada generación beta, parece formular este tipo de preguntas: ¿ Serán virtuales las nuevas prisiones? ¿ Es la inteligencia artificial el nuevo panoptico represivo al servicio de las oligarquías?

La versión audiovisual en dvd del concierto que se publica hoy, se escenifica entre el público que abarrotaba el 02 arena de la República checa la noche del 25 de mayo de 2023. Y se trata de un espectáculo diseñado para epatar holísticamente tanto en el apartado óptico como en el visual: enormes pantallas enmarcadas en un sugerente entramado cruciforme; soportes panorámicos de un cuidado ‘footage’ retrospectivo que ilustra el pasado de Waters y de sus compañeros de Pink Floyd; animación surrealista cabalgando sobre efectos estroboscópicos; versiones en neón esteneográfico de consignas progresistas que evocan el cartelismo de Mayakovsky. Un esqueleto que se deshace en lágrimas espejadas que reflejan la carrera de Waters. Un tempestuoso cinematógrafo acuático que proyecta el maeltrom de la abstracción de la discografía de Roger.

Paneles inmensos como ojos de nubes rectangulares por donde desfilan los temas leitmotiv de Waters: la brutalidad policial, los golpes de martillo a las puertas de libertad individual, los laxos consorcios de la ecpatia, los paréntesis quemados a fuego lento de una justicia social que camina de rodillas, el campo de minas que volatiza la ética, el eco mudo de la prensa alternativa que describe los abusos de poder. Y, en resumen, la filosofía lúcida y desesperenzada que expresa esta frase de Orwell, una de las más brillantes pero amargas de su obra maestra 1984: “if you want a picture of the future, imagine a boot stamping on a human face… ¡Forever!; frase lapidaria que flota en la iconografía que el caricaturista Gerald Scalfe creó ‘ad hoc’ para “The Wall” : disco profusamente representado en el álbum y en la película que nos ocupa ; uno de los grandes aciertos gráficos de Scalfe, son los martillos que desfilan al ritmo de temas inmensos como “The happiest times of our lives” -el primero en aparecer-, el proteico single “Another brick in the wall part two” que se encadena con los pensamientos sonoros que vislumbra uno de los estribillos más admirables de la historia del rock and roll, en este caso, impregnados de talante subversivo. Roger se muestra radiante; inmensamente orgulloso de haber creado un himno inmortal que erige una artefactos incendiario pero poético que estalla en las fauces de la máquina de hacer lobotomías del sistema.

Pero antes de las canciones, un explícito Water pone la voz en off a los subtítulos que caminan como hormigas alfabéticas cortando horizontalmente las pantallas. Son dos anuncios : el primero pide amablemente el apagado inmediato de los teléfonos móviles furtivos; el segundo, infinitamente sardónico, es una rotunda declaración de intenciones : ” if you are one of those “I love Pink Floyd, but I c’ant stand Roger’ s politics” people, you might do well to do fuck off to the bar right now”¡ ¿Qué coño le pasa a esta gente!?

Y entonces comienza el show, que tendrá dos invitados de honor cuya presencia, por más que es incorpórea, es además ineludible: el primero en aparecer, en el primer tema, que no es otro que “Confortabily numb” es David Gilmur; la segunda parte del binomio fantástico creador de la leyenda Pink Floyd; un choque de conceptos descrito por Paul Klee en su “Teoría de la forma y de la figuración”, cuando afirma: “No existen conceptos aislados, sólo binomios de conceptos. Es necesaria una cierta distancia entre las dos palabras, que una sea suficientemente extraña a la otra, y su unión discretamente insólita, para que la imaginación se ponga en movimiento…”: circunstancia que es fehacientemente demostrable si observamos la etapa más fértil y creativa de la banda… ¡ Por más que le pese a Waters, es indivisible! El otro invitado ilustre, cómo no, es el fugaz Sid Barret: la melancolía épica que la amistad con su sempiterno amigo Sid, gravita inextricablemente en las órbitas artísticas y emocionales de Waters.

Y este tendrá un momento especial en el show:

Sobre los primeros compases del tema “Wish you were here”, refulgen en las pantallas subtítulos que ilustran la génesis de Pink Floyd con Barrett, concluyendo con una anécdota entrañable pero desgarradora que define la retirada forzosa del mismo: los albores se rememoran describiendo un viaje en tren que les juntó para asistir a un concierto en Londres que, incluyendo a The Rolling Stones en el ‘line-up’, contó con Gene Vincent como cabeza de cartel; añadiendo la definitiva promesa que se hicieron el uno al otro: formar una banda cuando ambos volviesen a coincidir como colegiales en Londres; un regreso que les devuelve fascinados desde el Gaumont State de Killburn a su Cambridge natal. La segunda, profundamente desgarradora y dotada de una lírica agridulce, describe el “fundido” mental de Sid : este ocurre en 1968, en Hollywood vine en Los Ángeles, a la salida de una reunión Capitol records, cuando un mercurial Sid le espeta a Roger : “resulta genial estar aquí en Las Vegas, ¿ no es cierto?; estaban parados ante un semáforo en ese momento en el cual, a continuación, Sid se transfiguración en una mueca triste blabuceando una última palabra: “people “¡Brutal!

Una botella de Madre Mezcal puro que reposa sobre los lomos de un piano solemne que parece un Stonehenge de ébano y este como instrumento sensible, serán los acompañantes directos de un Waters en deriva introspectiva que aborda uno de los movimientos más atmosféricos del show: el estreno de “The bar”, una canción que Water describe como “muy larga” que es una demostración de taumaturgia que el artista despliega en un local grande, con amplia capacidad de convocatoria que, como un prestigitador del asombro convierte imaginativamente en el recinto diminuto de un recoletos bar.

Se trata de un homenaje a la nación nativa americana Lakota, que destila el inmenso respeto que Roger tiene por todas las etnias sin excepción; una muchacha en contraposiciónal rampante imperialismo estadounidense encarna la fertilidad de una tierra librepensadora que, estableciendo un arco temporal con sus ancestros puede contestar a la pregunta que constituye el verso final: dime, ¿ cómo era la vida antes de la policía? ¿ Cuántas balas de cañón deben sonar, Bob? ¿ Cuándo llegará el día en que los Corn flakes no huelan a napalm?. Y esta en tan solo la primera parte de un tema que retornará con la segunda en el último tramo del espectáculo…

Este continúa recordando a Reagan como criminal de guerra . Y a Chelsea Mannin y Julien Assange como garantes de honestidad.  “Déjà vu” ¡ FREE JULIAN ASSANGE! ¡ FUCK ALL THE IMPERIES! ¡TRANS RIGHTS!¡ HUMAN RIGHTS! ¡ ALL ETNHTICIES RIGHTS!

Eco eléctrico que desde las pantallas enlaza con otro tema que pregunta que sentido a toda la gira: ¿Is this life wats really wants?. Y es que Roger, con su pañuelo palestino, su verborrea airada en perpetua diatriba contra todas las formas de injusticia y su infatigable reivindicación de los derechos sociales tiene, como demuestra en esta serie de conceptos, el arte a su servicio; un arte poliédrico y excepcional.

¡Larga vida a la gran fuente de vida que personifica Waters!

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