El compositor e instrumentista angelino Cooper Kenward lanza su tercer y mejor disco, “haha, now I’m sad”. El álbum cuenta con un equipo de músicos de ensueño. Griffin Goldsmith (Dawes), Harrison Whitford (Phoebe Bridgers), Jesse McGinty (Cassandra Jenkins, Pharrell) o Adam Moss (Zach Bryan) son alguno de ellos. El disco ha sido editado en edición limitadísima por Soggy Anvil Records. Con este disco, Cooper se consolida como uno de los narradores más interesantes de la escena californiana, con sus canciones atemporales con lazos con lo mejor del rock californiano de los 70s.
Escucha “haha, now I’m sad” de Cooper Kenward aquí:
Originario de un pequeño pueblo del norte de California, la música siempre fue para él un hobby, mientras se formaba en dirección artística. Ha dirigido campañas para importantes firmas como Apple, Twitter, Facebook, Levi’s, Adidas, YouTube, Spotify o Nike. Tras tocar en un par de bandas en San Francisco, Cooper se mudó a Los Ángeles, donde actualmente dirige videos musicales y pasa tiempo con su pitbull Bonnie Raitt y su gato Willie Nelson.
Escrito a lo largo de varios años, pero grabado en vivo en tan solo tres días en Altamira Sound, el disco captura la energía de la colaboración con un grupo muy unido de amigos y músicos. Tan solo un mes después de las sesiones, cada uno de ellos perdió su hogar en los incendios forestales de Los Ángeles. Esta tragedia impensable le da una resonancia aún más profunda a los temas del álbum: resiliencia, presencia y la búsqueda de la alegría en la creación.
“Este álbum siempre será especial para mí porque fue lo último que grabé antes de los incendios de Eaton Canyon. Estas canciones siempre me recordarán a Altadena y a la pequeña mesa del comedor donde las escribí. Eso es lo que me encanta de la música: su capacidad de trabajar de la mano con la memoria”.
Con su producción impecable y unas letras ingeniosas, estos once temas beben del folk de los 60, los cantautores de los 70 y el indie rock de los 80. Comienza con “53’ Bel Air”, un tema con un empuje casi glammie que podría haber encajado en cualquier disco de los Wilco más rockeros. Le sigue “Wheelies”, con un fantástico riff sobre la vida cotidiana de dos perdedores. “Encontré una película que podemos ver los dos./Tiene a Harry Dean Stanton/Pero te quedarás dormida, no estoy enfadado, trabajas muy duro./No estoy seguro de adónde vamos, pero cariño, llegaremos lejos”.
La balada dylaniana “Queen Of It All” es una carta de una drag queen a un viejo amigo y “Thinking About Baseball” recuerda a Randy Newman, al igual que “Decent Man”. Hay mucha desesperanza acerca del mundo que vivimos, algo que se puede escuchar en “Hello Neighbour”, con un toque muy Neil Young. Más cerca del soft rock está en “The Ballad of Mr. Business” o “Dive Bar Day”. Casi al final del disco encontramos la primera canción de verdadero amor, “Full Of It”, donde tampoco es muy optimista con nuestro tiempo. “Este mundo está lleno de mierda/ Pero lo comparto contigo/ Oh, nena, te quiero tanto”. El cierre con “Ken Burns Hotdog” es anecdótico. Un monólogo que homenajea al documentalista americano de manera un tanto extraña.
Un tipo que suena atemporal pero que sabe bucear en los sentimientos de una generación que no sabe muy bien qué le deparará el futuro. Un disco que merece una escucha tranquila y detallada para conseguir encontrar todo su brillo.