Trapper Schoepp: “Osborne”

El séptimo LP de Trapper Schoepp, “Osborne”, toma su nombre de una unidad de la clínica Betty Ford. Allí fue donde el de Wisconsin terminó tras una década de dependencia a los analgésicos. Tan solo un mes después de ser dado de alta, se encerró en el sótano de una iglesia de California para grabar este disco. Producen Mike Viola (Andrew Bird, Dawes) y el multiinstrumentista Tyler Chester (Madison Cunningham, Jackson Browne). Entre los músicos invitados destacan el batería Jon Radford (Justin Townes Earle), el teclista Patrick Sansone (Wilco) o Jim Hoke (Dolly Parton, Paul McCartney). Edita Blue Elan Records.

Escucha “Osborne” de Trapper Schoepp aquí:

Trapper nació en Minessota y creció en Wisconsin. Mientras estaba convaleciente de uno de sus batacazos habituales con la bicicleta, la emoción de escuchar el La menor que abre el “Hurricane” de Bob Dylan le inspiró a ser músico. Su conexión con Bob no acaba ahí. En 2018 finalizó una canción inacabada del premio Nobel que databa de 1961, “On, Wisconsin”. Su carrera siempre ha sido un tobogán, marcada por sus problemas de salud y su adicción a los analgésicos. Destaca su activismo en contra de la violencia sexual, siendo miembro del Consejo Nacional de Liderazgo de la Red Nacional contra la Violación, el Abuso y el Incesto, a los que dedicó su single “What You Do to Her” con Nicole Atkins.

“Hola Kelly, adiós Jack, hola Betty, he vuelto a la normalidad/Tenemos soboxone y seguridad/Estuve en la Osborne, éramos tú y yo”, canta Trapper Schoepp en “The Osbournes”, una de las canciones de su nuevo disco. Al parecer, el centro de rehabilitación estaba lleno de DVDs de “The Osbournes”, así que el título salió solo. Tras una década adicto a analgésicos y otras sustancias, Trapper ingresó el año pasado en el centro de rehabilitación Hazelden Betty Ford, cerca de su ciudad natal en Minnesota. El rockero entró en la unidad “Osborne”, una letra diferente del apellido de Ozzy, pero llamada así en honor al legendario vocalista, antiguo paciente de Hazelden.

Inspirado en Black Sabbath, Suicide, Marc Bolan y Springsteen, este disco de once canciones es radicalmente diferente a todo lo que ha hecho Trapper hasta ahora. Según él, por fin siente que ha encontrado una voz auténtica en la música. Hay canciones realmente conmovedoras, como “Satan is Real (Satan is a Sackler)” . En ella, a ritmo de glam rock, Trapper critica duramente a la famosa familia Sackler, que ganó miles de millones de dólares con Oxycotin y Purdue Pharma a principios de la década de 2000 mientras creaban millones de adictos.

“Le echan la culpa a un camello/Le echan la culpa a un cracker/Pero yo sé la verdad/Así que le echo la culpa a un Sackler/Tomé Valium para no sentir/Y Oxy para distraerla/Satanás es real, Satanás es un Sackler”

El camino de Trapper hacia las drogas legales llegó por culpa de su amor por las BMX y los deportes extremos. Algo que se puede escuchar en la alegre “Three Speed ​​Queen. En ella, el narrador infantil ruega por una bicicleta nueva mientras aparecen visiones bíblicas de la muerte, que rememoran su complicada cirugía de columna que le dejó con grandes dolores.  “Un médico especialista me dijo en la cara que ayudaba a los pacientes a tomar analgésicos, pero no a dejarlos”, dice Trapper. “Pensaba que eran armas cargadas que tenía en mi escritorio”. De ahí viene el título de la canción que abre el álbum, “Loaded”.

Continúa con un muro de sintetizadores que evoca al Springsteen de los 80. En “Wildfire”, Trapper canta: “Soy un incendio forestal y estoy ardiendo sin control / Soy un conductor a toda velocidad y no tengo adónde ir”. Una canción clave en el disco, ya que aparece de nuevo casi al final en una versión reprise en la que le acompaña Eleanor Whitmore. También cercano a los sonidos de T-Rex se encuentra “Mad, Mad, Mad /(Sweet Salvation)”. No así “Kentucky Derby”, una épica balada al piano que parece una oración acerca de los malos tiempos.

A pesar de la gran angustia que se escucha en este disco, Trapper también recurre al humor y a la autoconciencia. “Soy una parodia del heavy metal/Fui culpable hasta el extremo”, canta en “No Fly List”. Una canción en la que explora nuevos territorios, acercándose al sonido de Suicide. También nos sorprende, ya al final del disco, con ritmos reggae inspirados en Toots and the Maytals. “Suicide Summer”, donde Trapper canta sobre su verano más trágico, pero con un ritmo alegre. Este otoño estará girando por Europa, con parada especial en nuestro querido Take Root Festival. Allí podremos comprobar su actual estado de forma, que parece mejor que nunca.

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