Nacido y criado en Austin, Texas, Scott Ballew es algo propio de un viejo western. Su música, sus historias y su cine son manifestaciones de la gran apertura de la vida, el amor, el viaje, la exploración del yo y la belleza creativa.
Scott Ballew publicó este 12 de septiembre “Paradiso”, su nuevo disco de ocho temas es otro medio de supervivencia donde encontrarás nuevas envolturas en las letras, frases o instrumentos que antes se nos habían escapado donde colabora Sam Doores (Hurray For The Riff Raff, The Deslondes, The Tumbleweeds).
Si bien la voz de Ballew puede tener un toque crudo y a veces tosco, el álbum en su conjunto está muy bien pulido. En esencia, el álbum profundiza en el tema del cambio, explorando la evolución personal, el flujo y reflujo entre el comienzo y el final, y el camino hacia la aceptación de la vida y sus eventos incontrolables.
A pesar de su corta edad, cuarenta y pocos, no se aventuró en la composición de canciones hasta los 37 años. Iba para estrella de fútbol americano en Texas, convertido en director de cine, drogadicto, y ahora en músico. La historia de Ballew, nacido en Austin, es tan convincente que se creó un minidocumental en 2023 para narrar su tentadora metamorfosis.
Su currículum es asombroso, desde su trabajo como jefe de contenido de Yeti, dirigiendo cortometrajes con Ryan Bingham, JB Mauney y Margo Price, hasta proyectos independientes más recientes, incluido un documental sobre Terry Allen y una película, All That is Sacred, que narra la nebulosa estratosfera creativa de Key West en los años 70.
Su presentación a Terry Allen, cortesía de su amigo en común Ryan Bingham, con quién interpretó y compuso “Border Kid”, para su disco “Leisure Rodeo” (2022) resultó ser un momento crucial, alterando la perspectiva de Ballew sobre la vida y el arte.
No hay atajos para ser un buen narrador, pero sí hay un secreto: hay que vivirlo. La escritura de Ballew es un mundo de contrastes: conmovedora pero humorística, cercana pero cerebral, sencilla pero cinematográfica. Muy parecida a la de John Prine, con el que entabló cierta amistad. Porque, independientemente de quién seas o del tipo de película que hagas, la buena narrativa nace de la experiencia como así lo demuestra Scott Ballew en“Paradiso”.
