Más de cuarenta años después de irrumpir en la escena extrema europea, los italianos Bulldozer pisaban suelo madrileño por primera vez demostrando que siguen siendo un vendaval encima de un escenario. El 6 de Diciembre la sala Nazca acogió la segunda fecha de las tres que tenían programadas en España, una cita marcada por el puente festivo y aún así se registró una entrada más que aceptable para recibir a una banda de culto más influyente del metal italiano. Como entrante, los argentinos Los Males Del Mundo fueron los encargados de calentar el ambiente haciendo una presentación intensa y oscura de su EP “Descent Towards Death”. Un sonido crudo y atmosférico dominó la sala, guitarras distorsionadas, riffs repetitivos generaron una sensación de caos denso e hipnótico.
La batería sostuvo un ritmo feroz mientras las voces agudas y desgarradas se fundían con la instrumentación. Entre sudor, oscuridad e introspección, la banda combinó agresividad extrema con momentos melódicos que rompían brevemente la violencia sonora. Con estructuras poco convencionales y temáticas nihilistas, Los Males Del Mundo plasmaron un black metal auténtico y devastador interpretando los cinco temas componen el EP ya citado y dejar paso a los legendarios Bulldozer. El trío italiano venían celebrando el cuarenta aniversario de su disco debut “The Day Of Wrath”, A.C. Wild (bajo y voz) junto a Andy Panigada (guitarra) supervivientes de la formación original, continúan liderando este exorcismo musical que desde los ochenta combina crudeza, velocidad y un aura maligna muy propia de la primera ola del black-speed metal. Les acompaña a las baquetas Emanuelle “Manu” Collato, cuya pegada sólida y agresiva convirtió la batería en una auténtica apisonadora.
Ataviado con su característica capa negra y empuñando su Rickenbaker, A.C. inició la liturgia, un desplazamiento al sonido primitivo e indómito de Bulldozer. El repertorio se centró en sus dos primeros trabajos, el anteriormente mencionado de 1985 y “The Final Separation” (1986), auténticos tótems del metal extremo. Decisión desbordante desde los primeros instantes, entre riffs velocísimos, voces que personalizaban al maligno y ritmos abrasivos. El trío desató una furia constante que no decayó en ningún instante. Lo suyo es un sonido visceral, poco pulido pero tremendamente efectivo, pura energía en bruto. La sala se convirtió en un territorio dominado por sermones apocalípticos, blasfemias, lujuria y rock a una velocidad de vértigo. El público, una mezcla de veteranos de la vieja escuela curtidos en mil batallas y nuevos adeptos, respondió con una total entrega ante cada descarga.
La base rítmica, rápida, técnica y contundente sostuvo con firmeza un muro de riffs sucios y concisos solos. Herederos directos de la velocidad primigenia de Motörhead y el ocultismo de Venom han sabido marcar su territorio con un thrash-speed abrasivo. Una máquina imparable que demostró su ADN original con temas como “Cut-Throat”, “Insurrection Of The Living Damned”, “Fallen Angel”… “Mad Man”, “The Final Separation”, “Ride Hard-Die Fast”…”Sex Symbol´s Bullshit”, “Never Relax!”, “Don´t Trust The Saint”, “Whisky Time” y la guinda final… el “Overkill” de Motörhead. Argumentos que manifiestan que lo clásico sigue impactando, un final explosivo para una velada que confirmó que, cuarenta años después, la formación milanesa conserva la esencia primitiva que los hizo míticos: intensidad, oscuridad y una energía tan brutal como adictiva. No existe conjuro capaz de expulsar al demonio que despierta Bulldozer, …“en nomine patris et filii et spiritus sancti”…. la banda poseyó Madrid con su furia desquiciada.
