Entrevista a Los Lobos

Los Lobos nos visitan el próximo febrero en una gira que se antoja imprescindible para todos los amantes de la música americana. Nunca sabemos cuántas ocasiones más podremos tener enfrente a una de las mejores bandas de la historia. En Dirty Rock no podíamos dejar pasar la ocasión de hablar con Steve Berlin, saxofonista de la banda desde los años 80. Fue el último miembro en entrar en ella y la formación se ha mantenido estable desde entonces, algo realmente increíble en el mundo del rock.

Teníamos preparado un largo cuestionario pero Steve no es un hombre de pocas palabras y agotamos el tiempo sin finalizar el cuestionario. Nos hubiera gustado hablar de la traición de Paul Simon, que les robó una canción para “Graceland” o de qué opinan de la deriva que está tomando su país bajo el gobierno de Donald Trump. También hubiéramos querido profundizar en su carrera como productor, que es amplia y variada, desde Faith No More a Juanes, pasando por Raúl Malo. A Raúl sí que lo recordamos, y nos habló entre lágrimas de lo maravilloso que fue como artista y como persona. Un gran conversador, Steve.

Las fechas de la banda en España serán las siguientes:

4 de Febrero 2026: Torremolinos (Rockin’ Race).

5 de Febrero 2026: Barcelona (Sala Apolo).

6 de Febrero 2026: Madrid (Sala Wagon). 

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Hola, Steve. ¿Qué tal? ¿Con ganas de volver a España?

Sí, muchísimas. Ha pasado muchísimo tiempo. Nos da vergüenza que hayamos tardado tanto en volver, pero me alegro de que por fin sea posible.

¿Qué podemos esperar del repertorio de los conciertos? Imagino que, como siempre, cambia cada noche.

Sí, cambia cada noche. ¿Sabes? Para ser honesto, no hemos sacado nada nuevo por un tiempo, así que no tenemos un nuevo disco que presentar, así que en cada concierto que hacemos intentamos tocar todas las épocas de la banda. Y una vez que empezamos y entendemos el gusto del público, simplemente nos dirigimos en esa dirección.

Preparo el repertorio yo siempre, pero dos o tres canciones después de comenzar hay muchas posibilidades de descartarlo y tomar una dirección completamente diferente. Podría decirte lo que pienso sobre nuestro setlist, pero casi te garantizo que no será lo que pienso. Así que estamos felices de estar allí, felices de tocar para nuestros amigos españoles. Y no puedo esperar más, ojalá fuera mañana mismo.

Los Lobos celebraron 50 años en 2023. La formación sigue con los mismos chicos, salvo tú que te uniste a la banda en los 80. ¿Cómo lograron mantener la amistad en la banda, en los buenos y en los malos momentos?

Bueno, creo que todo empieza con nuestra naturaleza. Ya sabes, todos estamos casados ​​con las mismas mujeres con las que nos casamos hace muchos años. No somos el tipo de personas que sienten la necesidad de cambiar las cosas por el simple hecho de cambiar. Creo que lo que te voy a decir parecerá una tontería, pero en muchos sentidos somos como unos lobos: nos emparejamos para toda la vida. Y eso aplica tanto a las mujeres con las que nos casamos como a nuestros compañeros de banda. Así que ahí es donde empieza todo.

Y luego, creo que gran parte de culpa es que hubo siete años, desde que la banda comenzó en 1973 hasta alrededor de 1980, en los que nadie realmente los escuchó fuera de una comunidad muy pequeña en el Este de Los Ángeles. Entonces, tocar cuatro o cinco noches a la semana no era inusual. Eso fue antes de que me uniera a la banda. Pero pudieron tocar y estar juntos y, de alguna manera, trabajar mientras crecían y se convertían en una verdadera banda. Y la mayoría de las bandas no entienden eso. La mayoría de las bandas que se forman no pasan siete años fuera del foco. Así que lo que creo que sucede es que se creó un marco para que cualquier cosa que sucediera más adelante en la vida fuera secundaria.

Eso hizo que cosas como el éxito, el dinero y todas las demás cosas que vinieron, llegaran tras haber construido una base sólida para poder manejarlo. Hemos sido muy muy afortunados, pero cuando algo falla pensamos que no es la primera vez que ha habido una crisis, ya ha pasado varias veces. Sabemos cómo manejarlo sin pelearnos demasiado. No es que todo sea paz y amor, tenemos nuestras peleas y discusiones como cualquier otra banda, pero nuestra relación se ha construido durante muchos años, son 50 años de confianza y comprensión. Así que, si alguien tiene un mal día, simplemente lo dejamos pasar. No es para tanto.

¿Fue fácil para un chico de Filadelfia encajar con chicos chicanos que vivían en Los Ángeles?

En cierto modo, uno pensaría que tiene que ser difícil pero musicalmente fuimos hermanos desde el principio. A todos nos gustaban las mismas bandas británicas raras. Y, bueno, obviamente, su conocimiento de la música latina es innegable. Yo no sabía absolutamente nada de música latina cuando empecé con estos chicos. Llegué aportando mi propio estilo, la música con la que crecí, principalmente jazz. Así que cuando nos juntamos no fue como un choque de dos culturas. Fue más bien como si me uniera a una familia que no sabía que tenía.

El primer concierto de Los Lobos al otro lado del río fue en el Whisky a Go Go, teloneando a The Blasters. ¿Recuerdas aquel concierto?

¿Qué si lo recuerdo? ¡Lo recuerdo todo de ese concierto! Fue una noche muy especial para mí, obviamente. Fue… Ya sabes… Si lo piensas, en esa época, creo que sería 1981 o 1982, todas las bandas que surgían, como The Blasters, X, The Plugs, The Weirdos, etc., todas las bandas populares de esa época, llevaban juntas dos años, como mucho. Creo que The Weirdos probablemente fue la banda que empezó antes, quizás tres o cuatro años antes. Y los Lobos llevaban juntos siete años.

Tenían algo que realmente no podíamos entender en ese momento los que estábamos a un lado viéndolos tocar. Tenían ese sentimiento y acoplamiento que te da estar tocando música juntos durante tanto tiempo. Algo de lo que no te das cuenta realmente hasta… yo no me di cuenta hasta más tarde de que eran mucho más compactos que los demás. Eran mucho más fuertes que la mayoría de nosotros, que no habíamos invertido el tiempo necesario. Así que fue como una revelación. Simplemente, recuerdo que, al día siguiente, cada persona con la que hablé me ​​dijo, “¿Viste a esos Lobos? ¿Viste a esa banda, a los Lobos?”.

Vamos, que fue una noche para la historia.

Sin duda. Estuvieron en boca de todo el mundo desde ese día durante como un mes. De eso era de todo lo que hablaban. Me convencí a mí mismo, “¿ves a estos tipos, Los Lobos? Son increíbles”. Esto fue antes de que me uniera a la banda. Yo nunca los había visto tocar en su versión más folkie, los vi tocando su versión eléctrica. Y esa noche me cambió la vida, mi deseo era tocar con ellos, más cuando The Blasters se estaban viniendo abajo. Cuarenta y pico años después aquí estoy, todavía en la banda. Así que esa noche fue bastante poderosa para mí, como puedes ver.

Hablemos de La Bamba. En España y otros países fue un gran éxito y mucha gente os descubrió con la película y con la canción. Creo que el rodaje fue muy complicado. ¿Pensabais que iba a ser un éxito?

No había ninguna razón para pensar que la película iba a ser un éxito. Cero. Cuando la estábamos haciendo nos sentíamos honrados de ser parte de ella. Estábamos muy unidos a la familia de Richie. Nos cuidaron durante muchos años, cuando viajábamos por Santa Cruz, California, donde viven en un pueblo llamado Watsonville. Y solíamos tocar bastante por esa zona. Siempre nos daban de comer y nos llevaban y nos traían; eran muy cariñosos y generosos con nosotros. Y cuando nos dijeron que habían vendido los derechos de la historia de Ritchie e insistieron en que compusiéramos la música, nos sentimos, obviamente, muy honrados. Pensamos que era muy generoso de su parte. Pero una vez que empezamos a trabajar…

La historia cuenta que todo el rodaje fue caótico.

Ponte en situación: Luis Valdez casi era la primera vez que dirigía una película, había un grupo de actores de los que nadie había oído hablar, … La historia iba de un chico que, ya sabes, la gente conocía una canción, pero no era precisamente una película biográfica de Elvis Presley ni nada por el estilo. No se trataba de una gran estrella. Así que no había ninguna razón para pensar que fuera a tener éxito. Y, para ser sincero, fue solo al final del proceso que vimos que la película podría convertirse en el éxito que es ahora. Cuando trabajábamos en ella se grabó mucho material extra que ayudaba muy poco al avance de la historia.

Así que fue justo al final, justo antes de su estreno, cuando todo cobró sentido. Hasta ese momento no era una buena película. Así que ni la película ni nuestra banda sonora habría sido un gran éxito. No creo que hubiera tenido mucho. Así que me alegro de que todo saliera bien y de que lo lograran. Y, ya sabes, tuvimos dos o tres años muy agradables de éxito mundial. Y luego, cuando terminó, se acabó. Volvimos a otro nivel.

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Sí. Después del subidón de La Bamba, tuvisteis un período complicado. “La Pistola y El Corazón”, con canciones en castellano. Luego, “The Neighborhood”, muy rockero. ¿Fue una época de búsqueda de identidad para la banda?

Para ser honesto, no creo que tuviéramos que buscar identidad. No creo que fuera así, siempre tuvimos el instinto claro sobre qué era lo correcto. Así que no se trataba tanto de eso. Creo que lo que tuvimos que afrontar fue el tener un éxito repentino. Para nosotros, tener éxito con una versión en una banda sonora de una película no era lo mismo que tenerlo con una canción que hubiéramos escrito nosotros.

Así que era como, no sé si se entiende bien en castellano, la expresión “sugar high”, cuando comes muchos dulces y te excitas. Fue como una especie de subidón de azúcar. Fue muy agradable pero no fue lo mismo que una banda de la nada consiguiendo un éxito. Y de repente, ya sabes, fuimos por un tiempo como U2 o Coldplay. Fue como un viaje en globo. Subió y subió muy alto y luego volvió a bajar y nos dejó justo donde estábamos. Así que esa fue la parte que tuvimos que aceptar. Somos personas, nos conocía mucha más gente, pero todavía estábamos lidiando con la manera de construir una carrera y, ya sabes, intentar entender quiénes éramos.

Lo cual supongo que sí, que suena un poco a crisis de identidad, pero no recuerdo haberlo pensado entonces en esos términos. Creo que se trataba simplemente de llegar a un término medio. Y parte de ello, honestamente, lo desencadenó “La Bamba”. En los meses posteriores, quienes nos rodeaban, especialmente nuestro manager, no nos aconsejaron bien. Nos decían cosas que creían que debíamos hacer y después nos dimos cuenta de que no era lo que deberíamos haber hecho.

Así que tuvimos que dejar, en cierto modo, el aspecto comercial, y confiar en nuestros propios instintos y no escuchar a quienes podrían velar o no por nuestros intereses, eso fue una parte importante. Tuvimos que decidir: bueno, haremos esto, pero no haremos esto otro. Y así fue como nos pusimos en camino después de “La Bamba”. Tuvimos que poner en claro a quién íbamos a hablar y escuchar, y a quién íbamos a despedir o ignorar.

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Supisteis superar ese momento. Después llega el que creo es el gran clásico de Los Lobos, que es “Kiko”. Leí en una entrevista que para vosotros fue un salto al vacío. Decías: “Si este es el final, al menos muramos con las botas puestas”. ¿Fue un disco importante para mantener a la banda adelante?

Mucho, sí. Después de “La Bamba”, sacamos un disco que, en cierto modo, podría haber parecido una locura, pero que para nosotros tenía todo el sentido: un disco folk acústico en castellano después de un gran éxito. Y luego hicimos “The Neighborhood”, del que estoy muy orgulloso. Ya sabes, hay en él alguna de esas canciones que tocamos todas las noches. Pero eso era algo a lo que me refería al hablar de como aprender la lección equivocada de lo que estaba sucediendo. Ese disco tardó una eternidad en hacerse. Hicimos muchas cosas que ahora sabemos que no podemos hacer.

Necesitamos tener una sensación de descubrimiento al hacer un disco. Tenemos que no tener todas las respuestas, espero que me entiendas. Necesitamos el mejor sonido de Los Lobos y ese sonido surge cuando buscamos en tiempo real, cuando intentamos encontrar una respuesta musical o algo en el proceso. Y en “The Neighborhood” no fue así: ensayamos las canciones y luego salimos a tocarlas en vivo y luego las grabamos. Esa fue una muy mala idea. Fue terrible porque cuando fuimos a grabar las canciones ya estábamos cansados ​​de ellas. Honestamente, estábamos cansados ​​de tocarlas. Ya no nos gustaban. A mí ya no me gustaban. Pero sabemos que nuestro productor pensó que esa era la manera de hacerlo. Y aprendimos a las malas que esa no es la forma en que debemos hacer nada, no nos sirve.

Hasta el día de hoy casi nunca ensayamos. Si tenemos que aprender algo, lo intentamos en el escenario. A veces nos aprendemos las canciones delante de la gente. Pero muy raramente vamos a ensayar durante un mes una canción, luego tocarla durante dos y luego intentar grabarla. No digo que esté mal para todos. Ciertamente, para las bandas jóvenes no es necesariamente una mala idea, pero fue una muy mala idea para nosotros. Así que cuando creamos “Kiko” decidimos que lo haríamos a nuestra manera. No íbamos a aceptar consejos, no íbamos a escuchar a nadie.

Nadie nos iba a decir qué hacer. “Simplemente vamos a hacer el tipo de disco y la música que queramos”. Y sí: lo conseguimos. Sinceramente, lo creas o no, cuando hicimos el disco pensamos que la discográfica nos iba a echar porque era demasiado raro. Pero nos encantó. Sabíamos que era buena música, pero no pensábamos que nadie más lo creería. Así que el éxito de “Kiko” fue una gran sorpresa para nosotros. Y, sin duda, el apoyo de la discográfica fue una grata sorpresa porque realmente no pensábamos que les fuera a gustar nada.

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Desde entonces habéis publicado una discografía muy sólida. ¿Hay algún álbum que te gustaría destacar en particular del resto de tu discografía después de “Kiko”?

Bueno, creo que estoy orgulloso de todo lo que hemos hecho. No creo que todas nuestras canciones sean geniales, pero sí que hemos hecho discos muy agradables de escuchar. Estoy orgulloso del siguiente disco tras “Kiko”, “Colossal Head”. Fue diferente para nosotros. Como te decía, ensayábamos, nos aprendíamos las canciones y las tocábamos y fue una mala idea. Cuando hicimos “Colossal Head” acabábamos de terminar “Desperado” con Robert Rodríguez. Literalmente, acabamos el día de antes…

Cuando entramos al estudio para hacer “Colossal Head”  acabábamos de terminar la banda sonora. Robert Rodríguez, en primer lugar, es un director maravilloso, una persona maravillosa y un amigo muy cercano. Pero en la mayoría de las películas, y he compuesto unas cuantas, si piensas en una película de 90 minutos, tienes que preparar como 45 o 60 minutos de música. Eso ya es mucho para la mayoría de las películas. Si piensas en cada detalle musical de la película, a menudo hay diálogos. No todas las escenas tienen que tener música. Así que cuando haces una banda sonora, 45 minutos es más o menos el promedio.

Pero cuando haces una película para Robert Rodríguez, él quiere 3 horas de música. Quiere mucha más música de la que jamás podría usar, simplemente porque le inspira y porque lo hace todo él mismo, o al menos en esa época, lo hacía todo él mismo. Era su propio cámara, su propio editor, lo hacía todo. Escuchaba la música mientras rodaba la escena. Literalmente, rodaba las escenas mientras escuchaba la música con auriculares, porque quería ese ritmo en la toma. Nos había vaciado de todas las ideas musicales que habíamos tenido hasta ese momento.

Vamos, que teníais reservado un estudio caro, pero no había canciones.

Eso es: acabamos sentados en un estudio de grabación con Mitchell Froome y Chad Blake pensando: “¡Mierda! ¿Y ahora qué?”. Ya sabes, hay una expresión americana que dice “pull something out of your ass”. ¿Sabes a lo que me refiero? Como si de la nada improvisáramos algo. Y eso fue literalmente “Colossal Head”. No teníamos absolutamente nada preparado, ni ideas ni nada, cuando empezamos ese disco. Para mí… Bueno, me encanta “Kiko”, me encantan todos, no me malinterpretes. Pero ese disco fue muy especial, simplemente porque tuvimos que ser creativos a un nivel diferente. Tuvimos que desarrollar el disco sin tener todas las ideas cerradas antes de empezar a grabar.

Así que estoy muy orgulloso de eso. Pienso que ese disco fue muy divertido, especialmente para mí. O sea, pude organizar muchas cosas, hablamos con Tom Waits, Elvis Costello, Richard Thompson, Rubén Blades… Involucramos a gente a la que respetaba muchísimo y convencerlos de que vinieran a nuestro pequeño estudio en el este de Los Ángeles a grabar un disco fue increíble y muy divertido. Y poder acercarme a ellos como un compañero, como un colega y no como un fan, como era en realidad, fue maravilloso. Por eso estoy muy orgulloso de él. Creo que hicimos un gran trabajo con el concepto de ese disco.

Son momentos complejos para la industria discográfica. Firmasteis con New West Records, una gran compañía y editasteis “Native Sons”, un fantástico álbum de versiones, pero ¿no os están presionando para editar un álbum con canciones nuevas?

¿Sabes? Te puedo decir que esta es la parte más difícil para nosotros. Es como que hemos llegado a un punto en el que hemos tenido mucha, mucha suerte. Y llevamos un buen ritmo estos años. Giramos lo suficiente para pagar las facturas y mantener a nuestras familias alimentadas. Y ahora, en esta etapa, ya no estamos tocando tanto. Hemos reducido las giras, diría que quizás un 30%, 40% incluso. Pero los conciertos que damos ahora nos importan más y son más satisfactorios. No es que pasemos tres semanas en medio de la nada tocando en clubes pequeños. Simplemente estamos escalando, trabajando menos pero disfrutándolo más.

Así que, normalmente, cuando grabamos un disco, sobre todo cuando hacemos uno nuevo, como los dos últimos que hicimos, “Native Sons” y el disco de Navidad, lo hacemos sin mucha planificación. No me malinterpretes, pero podemos hacerlos dentro del calendario, como durante la gira. Obviamente, con la COVID, en “Native Sons”, no teníamos mucho tiempo. Pero para grabar un nuevo disco de Los Lobos, tendríamos que decidir básicamente: vamos a tomarnos dos meses libres y no hacer nada. Y, con suerte, los compositores de las canciones las escribirán y reservaremos un estudio.

Es realmente muy difícil convencer a todos de que se involucren en ese espacio porque es un gran compromiso. Y para ser sinceros, estamos desfasados. Ha pasado tanto tiempo… Nos hemos salido con la nuestra sin hacer música nueva durante bastante tiempo. De todas formas, por si no lo sabes… hemos estado rodando un documental durante cinco años.

Sí, lo sé. Creo que se llamará “Native Sons”, como él último disco.,

Así es. Un grupo de gente ha estado rodando una película sobre nosotros, será el documental oficial de Los Lobos. Y está casi terminado, como aal 90%. Fuimos al estudio hace un par de semanas y grabamos dos canciones nuevas. Así que hemos hecho música nueva. No es un álbum, pero sí lo es… en realidad, debería decirlo de otro modo. Es una canción nueva y otra, “Why We Wish”, una canción vieja, que hemos convertimos en una canción muy diferente.

No estoy seguro de cómo funciona el mundo de los documentales. Aún no tenemos distribuidor. La película se proyectará en varios festivales de cine, como South by Southwest. Intentamos entrar en Sundance y en Toronto, pero no lo conseguimos. Hay una serie de festivales de cine, como de febrero a abril, que se celebran por todas partes, supongo que en todo el mundo, pero sobre todo, ya sabes, en Estados Unidos y Canadá.

Y, por lo general, funciona así: la película se proyecta en el festival, hay distribuidores y alguien les ofrece un contrato para que la película se vea en plataformas, por ejemplo Netflix. Así que, con suerte, este año, podremos estrenarlo. Una vez que eso suceda, tengo la sensación de que tendremos una buena razón para ir al estudio y hacer música nueva. Ese será el impulso para que hagamos algo nuevo.

Pero ahora mismo no puedo afirmarte si lo estamos planeando. Simplemente estamos pasando por una circunstancia desafortunada. Teníamos una gran gira por Estados Unidos que debía empezar en septiembre con nuestro ex manager, ya sabes, un tipo al que amamos y con quien crecimos. Y era una gira por todo el país. Se suponía que íbamos a dar 42 conciertos con él, desde Nueva York hasta California. Y tuvimos que cancelar toda la gira. (n.r.: habla de la gira “99 Years of Rock’n’Roll”, que iban a realizar junto a X, y que se canceló tras dos únicos conciertos)

Simplemente no iba bien. El promotor de la gira malinterpretó muchas cosas y no funcionó. Así que la semana pasada hubiéramos estado llegando al final de lo que habría sido esa gira. En otras palabras, se suponía que íbamos a tocar y la gira se canceló.

Así que estuvimos un mes y medio o más sin tocar. Ahora estamos poniéndonos al día y haciendo más conciertos. Sin duda, los primeros tres meses del próximo año vamos a estar muy ocupados. Ya sabes, vamos a visitaros, a Europa, a Cuba. Tenemos dos o tres viajes, al menos para nosotros relativamente largos, a la Costa Este. Así que, básicamente, del 1 de enero al 1 de abril, vamos a estar sin parar. Y con suerte, una vez que pasemos por todo eso, podremos ver qué está pasando con la película y nos sentaremos a decidir cuál es el siguiente paso. Pero por ahora, es en lo único que podemos concentrarnos. Tenemos mucho que hacer.

Tenemos tiempo para un par de preguntas más. Hace unos días nos dejó Raúl Malo, otra figura clave de la música mexicana, cubana y estadounidense. Fuiste productor de varios de sus discos. ¿Cómo recuerdas a Raúl?

Era un amigo muy querido. Y lo adoraba. Cada vez que nos reuníamos, siempre que estábamos cerca de él, comprobaba que vivía su vida como mucha gente desearía vivir la suya. Vivía a lo grande, ¡a lo grande! Nunca hizo nada pequeño. Todo lo que hacía, cada canción que componía, cada letra que cantaba, … todo lo hacía al 100%, con un compromiso extraordinario con su arte, su vida y su trabajo. Y disfrutaba muchísimo.

Es decir, era como… ya sabes, hay una expresión que tortura a los artistas, esa historia que dice que tienen que sufrir para crear música y arte y a veces parece que tienen que cargar con un peso de 450 kilos. Raúl era lo opuesto. Disfrutaba cada minuto de su vida. (n.r.: Steve se ha emocionado recordando a su amigo y alguna lágrima resbala por su cara). Disfrutaba tocando música. Disfrutaba de las fiestas después del concierto. Fue simplemente extraordinario hasta qué punto encontró su lugar en el mundo y disfrutó cada minuto.

Y es, ya sabes, quiero decir, todo el mundo piensa que, como músico, la vida es como una fiesta sin fin y, para la mayoría de nosotros, eso no es del todo cierto. Pero para él sí, creó su vida de una manera que era auténtica. Realmente era una fiesta cada noche, una gran fiesta cada noche con ese tipo. Y cada sesión de grabación era una fiesta. Le encantaba tener gente a su alrededor todo el tiempo haciendo ruido, bebiendo, fumando y disfrutando. Y fue maravilloso. Sin duda, los discos que grabé con él no se parecen a los de ningún otro artista con el que haya trabajado. Con él, fue como entrar en un mundo nuevo, diferente.

Sí, nos deja una de las mejores voces de la historia.

Fue un gran cantante. Sí, una gran voz, un gran hombre. Es todo tan trágico. Y, de hecho, estoy trabajando en los arreglos de un disco que estoy produciendo aquí en Austin. Y el funeral es el jueves. Voy a intentar encontrar la manera de ir. Su familia me contactó y me dijeron que significaría mucho para ellos que fuera. Así que estoy pensando cómo me voy a organizar.

Era demasiado joven.

Si, pasamos muchísimos momentos maravillosos juntos, es simplemente horrible.

Hoy es otro día triste por la muerte de Rob Reiner y su esposa. Me gusta hacer siempre esta pregunta a las bandas ¿Alguna historia a lo Spinal Tap que puedas contarnos a lo largo de tus años en Los Lobos?

Sí, claro. Todas las bandas tenemos momentos Spinal Tap, ¿verdad? Todas las bandas se equivocan de ciudad. César lo ha hecho. Dice: “Oye, buenas noches, Oakland”. Y, lo oyes y dices, no estamos allí, ¡estamos en Riverside!. A ver, déjame pensar en alguna historia divertida… 

Ya la tengo. Recuerdo una historia que, quizás, no significa nada para nadie más que para mí, pero cuando me mudé a Los Ángeles, justo cuando entré en Los Lobos, había una mujer que se llamaba Angelyne, , que no tenía ningún talento real, pero tenía un novio con mucho dinero. Y él pagaba vallas publicitarias de ella por todo Los Ángeles. Había enormes anuncios de Angelyne. En la parte trasera de cualquier autobús veías un póster de Angelyne. Su novio le pagaba todo . Creo que grababa discos, pero no sabía cantar realmente. (n.r.: Angelyne es considerada una de las primeras influencers de la historia. En 2022 se rodó una serie sobre su vida, que incluyó una candidatura para gobernadora de California).

Así que fuimos a ver “Spinal Tap” al cine y ¡ella estaba allí! Entró en el cine y era, ya sabes, muy aparatosa. Hacía lo posible para que todos se fijaran en ella cuando entraba. Recuerdo que cuando se encendieron las luces, se levantó, miró a su alrededor y todos se reían. Ella no había entendido que era una broma, creía que acababa de ver un documental de verdad. Así que esta es mi anécdota sobre Spinal Tap. Aparte del hecho de que todos hemos vivido gran parte de nuestra carrera historias como las que aparecen dentro de la película. Y sí, recordemos a Rob Reiner, ha sido una desgracia lo que ha pasado.

Bueno, se acaba el tiempo. No nos ha quedado tiempo de preguntarte acerca de algunos tipos malos: Paul Simon, Donald Trump, …

Gracias. Ya sabes, no me importa hablar de lo que sea, pero ha sido un placer hablar de gente con talento. Siempre es mejor así. Espero veros en los conciertos españoles.

Escrito por
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