Las películas biográficas conllevan una tensión inherente en cuanto al punto de vista. Los cineastas generalmente emprenden estos proyectos por admiración y, como resultado, muchos pasan rápidamente del entusiasmo a la hagiografía y del drama al fan service. Esto es especialmente un problema en las películas biográficas centradas en una figura pública viva y aún activa, cuya aprobación los cineastas pueden buscar, tanto psicológica como contractualmente. La película biográfica de Scott Cooper, “Springsteen: Deliver Me from Nowhere”, protagonizada por Jeremy Allen White, es un excelente ejemplo.