Shine a Light, Londres 2 de abril de 2008, estreno en Europa, viajamos a Inglaterra.

Estreno Shine a Light 2 de abril 2008.
Estreno europeo de Shine a Light, 2 de abril 2008, Londres.
Estreno de Shine a Light el 2 de abril de 2008.
Shine a Light, estreno europeo, 2 de abril de 2008, Londres.

Londres, miércoles 2 de abril de 2008, alfombra roja en el Odeon Theatre de Leicester Square ¡¡qué lujazo estar aquí!! casi las ocho menos cuarto de la tarde, unos trece grados, llegan cuatro coches ¡son ellos! The Rolling Stones 

Es la Premiere de Shine a Light, filme de Martin Scorsese. El primero en bajarse de un flamante coche negro es Ronnie Wood, le siguen Charlie Watts, Keith Richards, el más aclamado, y finalmente Mick Jagger, aquello era una locura, un maravilloso infierno de locura. Martin Scorsese se ausentó debido a que actualmente rueda en Hollywood su próxima película, Shutter Island. Por la flamante alfombra seguían desfilando componentes de Oasis, Kasabian y The Klaxons y finalmente de ahí al BFI IMAX Theatre cerca del puente de Waterloo para ver los «mortales» la película, si tienes la oportunidad de verla en sistema IMAX, como fanático de los Stones y el cine, te aseguro que el placer será muchísimo mayor.

 

Los primeros veinte minutos del filme son para quitarse el sombrero, apoteósicos, una hazaña, un éxito visceral que al final se expande en tu imagination, precisamente porque en la pura calidad fílmica uno ve permanentemente a cada miembro de la banda como son: extraordinarios, exóticos y extravagantes.

Scorsese muestra más su sentimiento que el propio evento. En medio de los Waltzes, Casino’s, Malas Calles, Toros Salvajes e Infiltrados, siempre habrá música, y siempre la ha habido de los Stones.

La presencia de Mick Jagger en todo el metraje es increíble. Scorsese maneja la profundidad de campo como nadie, cierres de planos impresionantes, no se pierdan el que hace con Buddy Guy, quien por cierto estuvo en Tenerife el año pasado.

Guitarras que se estrellan ante nosotros, chirridos de cuerdas, sudor a borbotones, amor a las raíces musicales norteamericanas (American country/western & rythm & blues & soul music), colillas que saltan, clips de archivo que se entremezclan entre canción y canción tremendamente bien elegidos para que el ritmo y medida de la película no decaiga. En definitiva un  montaje portentoso y espectacular.

A destacar sobradamente, sus primeros veinte minutos, «Champagne & Reefer» (champán y canutos), con Buddy Guy, el momento con la familia Clinton, el juego de palabras de Keith Richards mofándose de la familia Bush » Hey Clinton, I’m bushed!» y aquel en el que llega Hillary con su madre y Ronnie Wood hace un comentario sobre los treinta invitados que traían ellos.

Al final, justo antes de los créditos, otro detallazo de Martin Scorsese que nos deslumbra con un movimiento de cámara que vuela desde el Beacon Theatre hacia el cielo de Manhattan.

Allí, en la parte derecha  de la pantalla, la luna hace un guiño, convirtiéndose después en la lengua stoniana diseñada por John Pasche y no por Andy Warhol como muchísima gente cree.

Lo menos bueno: Jack White y Christina Aguilera. Sympathy for the Devil, demasiado larga y Mick Jagger sobreactuado.

 

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