U2 «Claw» su nave espacial en Barcelona con «Unforgettable Fire», 29 de junio de 2009, Camp Nou, Barcelona

U2 en concierto, 29 de junio 2009, Nou Camp, Barcelona
U2 en su primer concierto de la gira mundial, Barcelona, Nou Camp, 29 de junio 2009.
U2 en concierto, 29 de junio 2009, Nou Camp, Barcelona
U2 en su primer concierto de la gira mundial, Barcelona, Nou Camp, 29 de junio 2009.

Como diría Wyoming, «¡¡ya conocen las noticias, ahora les contaremos la verdad!!»,

Ten, nine, eight, seven, six, five, four, three, two, one, liftoff, this is Ground Control to Major Tom…!!!, el Space Oddity de Bowie o el Rocket Man de Elton John, no dejaban de sonar antes y después del concierto el pasado martes en el fastuoso Camp Nou, repleto con más de 110.000 creyentes.

The Claw, la nave espacial de los irlandeses U2, aterrizaba en Barcelona. Ya hace unos años que Bono & Co. se preguntaban si no sería posible hacer un concierto que los asistentes pudieran contemplar desde todos los ángulos, un escenario prácticamente circular; así se gestaba The Claw, la garra, esa especie de nave espacial, inspirada por Gaudí y la Sagrada Familia, cuatro patas de color pistacho y naranja, que consigue la cercanía de la banda con el público en unos 360 grados. Además, en su parte interior hay una pantalla gigante compuesta por más de medio millón de leds que asciende y desciende bajo el gigantesco monstruo, el escenario es propiamente circular, lo único que gira es la plataforma de Larry Mullen Jr.

El volumen era ensordecedor y abrumador, la música se metía por los poros del pellejo, sonaba tan fuerte, compacto y limpio que incluso las cervezas se nos desintegraban en polvo de átomos. Con estas dos premisas, escenario y sonido, U2 quieren romper, y rompen, la arquitectura, los efectos especiales, la tecnología utilizada, circo tecnológico, no olvidando que pese al mensaje solidario y pese a su afán por petar todo lo que se les ponga por delante, son «casi» los reyes del espectáculo, con permiso de los Stones, Springsteen y AC/DC.

Al entrar al impresionante Camp Nou, creyentes de todas partes del mundo se daban cita, era como revivir Alien o incluso aquellas naves espaciales de Spielberg con ese escenario. Eran las siete de la tarde, las distancias engañan y acercarse al escenario lleva un buen rato, pero no es misión imposible porque, atención amigos, los catalanes y gentes del mundo respetan los senderos para el tránsito y solo ocupan las partes de hierba y plástico.

A las 8 de la tarde salen los irlandeses Snow Patrol; hicieron su papel que no era otro que calentar el ambiente, y lo consiguieron sobradamente. Eran casi las 10 de la noche, el calor continuaba; más de 100.000 personas en el estadio.

 

Suenan los acordes de Bowie, Space Oddity, las luces se apagan, el estruendo de la gente es ensordecedor. Suena el intro de lo que será lo nuevo de U2, «songs of ascent», sonido arábico, ¡Ten, nine, eight, seven, six, five, four, three, two, one!, ¡aterriza la nave, aparece el primer astronauta Larry Mullen Jr.!

Potente comienzo de las dos horas y veinte minutos que nos esperaban; siguen apareciendo los demás astronautas, Adam Clayton a la derecha, The Edge por la izquierda y Bono.

Suena «Breathe», Bono totalmente de negro saluda a la parroquia con fiereza y sin rodeos atacan con esta canción del último trabajo. El sonido llegaba perfectamente, y el estadio ya se pondría en pie durante todo el concierto. Bono se deja llevar por el espíritu de Springsteeny toma un nuevo carácter para entregar una canción que mezcla una fuerte instrumentación con coros más folk.

A partir de aquí la comunión astronautas-creyentes empieza in-crescendo; evoca tiempos pasados con los riffs de entremezclado con el Fez-Being Born, el bajo característico de Clayton y los sonidos cristianos y militares de la batería de Mullen: sencillamente descomunal canción.

El escenario despegaba y echaba luces y fuego por sus 360 grados, la banda giraba y corría por todos lados. Bono se desgañitaba gritando que nosotros hemos hecho posible «el sueño de U2», mil gracias seguía dando Bono.

Después de interpretar cuatro nuevos temas de su nuevo disco (pocas veces unos monstruos de la música hacen esto) abren fuego con «Beautiful Day», un clásico ya que no perderá vigencia.

Bono, a modo de boxeador inmigrante, comienza a noquearnos, entre verso y verso, canta a Barcelona, habla de ella, no podían sino empezar la gira en esta maravillosa ciudad, retrofuturismo, futurismo, ¿quién da más?

The Edge se daba gusto y volvía al pasado con su propio estilo original e innovador, combinando acordes parciales, con drones, armónicos y otra serie de texturas esparcidas pero musicalmente muy ricas, gran precisión rítmica, asombrosa utilización de efectos y gran arquitectura de sonido.

El público no paraba de cantar y saltar, «See the world in green and blue, See Barcelona right in front of you, España is the emotion…» Bono noqueaba una vez más a los creyentes con sus alusiones a la ciudad y al país. El delirio era indescriptible, Bono se enfunda la bandera irlandesa, «I Still Haven’t Found What I’m Looking For», retumbaba el estadio.

Llega el deliro con «Angel of Harlem«, canción compuesta para Billie Holiday, pero en esta ocasión el homenajeado era Michael Jackson: falsetes, guitarras afiladas, que acabó con un remix de «Man in the Mirror«, y un excelente falsete con «Don’t stop till get enough», éxito de los años mozos del fallecido Jackson. Bono dijo que el norteamericano era un «unspeakable talent».

Llega el blues-soul maravilloso de «In a little while», para proceder con la otra sorpresa de la noche. U2 nos sorprende a todos conectándose en directo con la tripulación de la Estación Espacial Internacional, ¡impresionante! Toque galáctico-solidario de la noche, hablaron de reciclaje, de concienciar a las masas y del ¡basta ya!, para concluir con la frase «El futuro necesita un gran beso».

Suenan los acordes de «Unknown Caller», la pantalla central, a modo de karaoke, subtitula la letra de la canción y la gente ruge. Otra canción maravillosa del último trabajo, la que busca detonar los «Oh-oh-oh-oooohs» en los conciertos, la que más se apoya en instrumentación, memorable momento, la guitarra reverberante de Edge arrebata la atención, la voz y letra se encuentran dispersas en un espacio más amplio y se convierten en una cuestión accidental…

El éxtasis llega ya con «The Unforgettable Fire», la pantalla led comienza a mostrarnos su potencial, luces, subiendo, bajando, extendiéndose, increíbles grafismos, ¡maravilloso!

El estadio se viene abajo con «Vertigo» y «I’ll Go Crazy If I Don’t Go Crazy Tonight», tema también del último álbum. De nuevo despliegue monumental de grafismo y efectos especiales; el Camp Nou se convertía en una discoteca ¡qué locura, escandaloso! Larry con unos bongos, toda la banda por el escenario a modo de banda New Orleans.

Sin resuello, de nuevo redobles militares de «Sunday Bloody Sunday» y «Pride (In the name of Love)», Bono coloca una bandera de Martin Luther King frente a la batería.

Otra delicia del «The Unforgettable fire, MLK». Los irlandeses se van por un momento del escenario y la pantalla gigante nos muestra al Nobel Desmond Tutu, alertando sobre la extensión del SIDA en África y recordó que quienes lucharon contra el apartheid son los mismos que han luchado contra el terrorismo en Irlanda o que batallan ahora por la libertad en Birmania.

Con «Walk On/You’ll never walk alone» se homenajea a Aung San Suu Kyi, opositora birmana contra la dictadura militar que ocupa el poder desde 1962 y que se encuentra con arresto domiciliario desde 1989.

Abandonan de nuevo el escenario para comenzar con los encores de «Where the streets have no name» y «One», en la que elogió al FC Barcelona por llevar las palabras de UNICEF, por ser el único equipo en el mundo en hacer esa publicidad sin retribuciones; agradeció también a Guardiola por sus contribuciones enfundándose la camiseta del equipo blaugrana con el nombre de Bono a la espalda y el número uno.

La parada con Desmond Tutu, y las siguientes canciones conformarían el consabido anti-clímax de la clásica estructura dramática, descendiendo un poco el ritmo, pero también un punto de inflexión negativo, en «One«, Bono tuvo que empezar por dos veces la canción; «Ultraviolet», mágica canción, nos trae a Bono con una chaqueta repleta de láser rojos, ¡inolvidable! y un micrófono colgante en el que se cuelga de un lado a otro, el esfuerzo se deja notar y por un instante Bono cae afónico; ataques The Edge con sus solos, se diría que está en un trance salvaje ¡baby, baby, baby baby, like I do!, «With Or Without You», el pico de The Claw enfurece y se enciende con rabia, la nave tiene que despegar, «Beautiful song, great gift of song from God, and it will better for us, to sing, Ohhh, Ohhh, ohhhh», terminan con la abrumadora despedida «Moment of Surrender», tenemos que rendirnos ante esta hermosa canción de su último disco.

The Edge combina guitarra y piano; amor, la contradicción, siempre Dios, el sexo, la pobreza, la autocrítica, dos mundos, ¡Buenas noches Barcelona, buenas noches España!

Últimas palabras de Bono, clímax total, subidón total. El concierto estuvo lleno de detalles mesiánicos que dividen a la población mundial en dos bandos. Y la banda, megalómanos y felices, nos hicieron vibrar a los 110.000 terrícolas: confirmaron su imparable transformación de U2 a U-Dioses.

 

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