Kitty, Daisy & Lewis y Furies en Madrid. La avasallante juventud de los hermanos Durham

Ya veníamos hablando de Kitty, Daisy & Lewis, los hermanos Durham desde hace tiempo (1, 2, 3). Eran casi unos críos entonces, y ahora, a pesar de rozar apenas los veinte años, vienen con un punto de madurez realmente atractivo. Tras su actuación en la barcelonesa sala Bikini, los de Camden Town (Londres) han hecho su esperada aparición en la madrileña Joy Eslava, ante una satisfactoria y entregada multitud, y a pesar de coincidir con las fiestas de San Isidro de la capital, y un apetitoso puente para huir de su saturante rutina.

Furies Madrid 2018

Antes que los británicos pudimos disfrutar del trío madrileño Furies. Capitaneado por  María Chinaski, a la guitarra y la voz, con el italiano Davide (miembro también de The Steaknives) y el norteamericano, Chris B. (ex batería de los Bultacos y Paul Collins) por acompañamiento. Como mera curiosidad, pero que sienta una buena base, este último es además el responsable de la traducción al español de We Got the Neutron Bomb: The Untold Story of L.A. Punk (Brendan Mullen y Marc Spitz, 2010).

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Presentan su primer disco homónimo (2018, Teenadelic Records), incluso días antes de su salida (19 de mayo). Con timidez pero concentración, arrancaron su repertorio: ‘Tell me Why, ‘Dynamite’, ‘Break Out’, ‘Like is with me’ o ‘Will You Join Us?’, así como las dos piezas con las que se dieron a conocer en 2016: ‘Weer Gona Have Some Fun’ y ‘Nutbush City Limits’. Un puntito de música negra y de glam rock les valieron para ganarse a un público con sed de rock and roll. Y, sobre todo, un buen sabor de boca, conocer a músicos noveles locales abriendo para estrellas internacionales pero igualmente jóvenes. Hay conexión y hay futuro.

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De seguido, Kitty, Daisy y Lewis arrancaron las nuevas piezas de su cuarto trabajo, Superscope (2018, Sunday Best Recordings) al cual podemos catalogar de pop-rock “retromodrerno”. Eligieron ‘Slave’, con la que abrieron y, luego de recordar sus éxitos anteriores, montaron un bloque único para interpretar las nuevas ‘Just One Kiss’, ‘Whole Lot of Love’, ‘Team Strong’, el que fue single de pre-order, ‘Down on my Knees’, o ‘The Game is On’, también llevada recientemente a videoclip. Es en esos trabajos audiovisuales donde ya hemos podido ver la principal característica de esta banda de sangre: que todos son multiinstrumentistas. La facilidad de Kitty, Daisy y Lewis para intercambiar posiciones en la batería, guitarra, piano y voz es asombrosa.

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La variedad de timbres también es un valor: el lapseel, el ukelele, el xilófono, y sobre todo, la enérgica ejecución de la armónica por parte de Kitty (con descenso al público incluido).  Para hacer todo esto posible, les acompañan el padre, Graeme Durham (o ‘Daddy Grazz0) a la guitarra e Ingrid Weiss al bajo. Recordemos que Graeme forma parte de los créditos de discos de la banda de country americana Alabama, el R&B de The Evasions, o gigantes como Joy Division o The Cure entre otros, por lo que su actuación aquí, además de la de “control parental”, es la de un líder espiritual y experimentado cerebro.

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No fue hasta la traca final cuando apareció la colaboración especial del trompetista jamaicano Eddie Thornton, AKA “Tan Tan”, quien se convertiría en el protagonista en el escenario con sus ‘breakdown’ (si podemos llamarlo así) y su repertorio de técnicas que lleva desarrollando desde los años 50. El músico, de 86 años, avanzaba con el paso difícil, pero una vez introducido en la música, rejuvenecía como por arte de magia. El experimentado músico es amigo de los ingleses desde sus inicios, aportando sonoridades del jazz jamaicano o del ska cubano.

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Lo que se tradujo en una Joy Eslava entregada a todos esos subtipos de baile de inspiración negra. Los frenéticos ritmos un-dos/un-dos, potenciados por Daisy con una caja al frente del público, harían que más de uno acabara por el suelo, incluida ella misma, exhausta tras ‘Going Up the Country’ o Say You’ll Be Mine’.

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Más de 250.000 copias vendidas en todo el mundo les avalan como una de las jóvenes promesas del revival R&B, aderezado con algo del soul, jazz y del country más intemporales. En directo, no son una salvajada virtuosa, pero no cometen ningún error. Juntos, son un privilegio para la vista, los oídos y hasta para el sistema endocrino.

Texto: Rubén G. Herrera. Fotos: Paula Rodríguez

Vídeo reproductor de Furies y Kitty, Daisy & Lewis en Madrid.

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