Existen discos igual de buenos que “Pat Garrett y Billy The Kid” de Bob Dylan, pero no mejores…

En “Pat Garrett y Billy The Kid” (1973), por sobre todo, está la voz de Dylan. Su música es algo imposible de separar de la película, que tiene muy pocos diálogos. La producción musical es realmente excepcional y el disco ha envejecido magistralmente.

Vi “Pat Garrett y Billy The Kid” por primera vez cuando era un niño en la década de los 80. Después la volví a verla una y mil veces más dos veces. Sam Peckinpah imperecederamente fue uno de mis preferidos. Siempre me conmovió enormemente esa formulación tan melodramática de la traición y la muerte en manos de compañeros. Pero también sentí que había una situación de cierta irresponsabilidad en el personaje de Billy The Kid en relación con su propia muerte: él no puede creer que su ex compañero vaya a matarlo. No termina de aceptar esa idea, no puede cambiar, no puede abandonar el barco. Todo eso siempre me resultó muy resonante; en principio, de algún problema individual: qué se cede para no morir, qué de vital de uno se cede para poder envejecer en paz. Y, ahora que lo pienso, me parece que en esa escena también resuena algo de este país, algo del orden de la traición, pero mucho más complejo.

El comienzo del disco es realmente extraordinario, con el tema principal de “Billy”, luego la secuencia durante la cual se escucha “Knockin’ on the Heaven’s door”, en la que Pat Garrett se tirotea con la banda. Es una larga secuencia de búsqueda en un rancho, donde el protagonista se habla con dos de sus ex compañeros. Hablan de los tiempos pasados e ironizan sobre la situación que viven. Es una secuencia increblemente filmada. Peckinpah logró darle un rango poético a la violencia en el cine norteamericano dentro de un lenguaje clásico, como puede ser una película de cowboys, una grieta para proponer una mirada sobre un conflicto existencial enormemente complejo: qué cosas se pueden sostener con los actos y cuáles no, el enfrentamiento entre las aspiraciones y la demanda social.

El propio Dylan aparece caracterizado en la película como «Alias». Según Kris Kristofferson y James Coburn, Peckinpah no se mostró entusiasmado en un primer momento con la participación de Dylan en el rodaje. Leí que cuando se vieron las caras por primera vez Bob Y Sam, éste le dijo algo así: «Bien, chico, enséñame lo que tienes. ¿Traes la guitarra contigo?» Fueron a la pequeña alcoba. Sam tenía una mecedora. Bobby se sentó frente a ella. Sólo estaban los dos ahí, y Bobby tocó “Knockin’ on the Heaven’s door”. Sam salió con el pañuelo en los ojos, diciendo: «¡Maldito crío! ¿Quién demonios es? ¡Fichadle ya!».

Como anécdota, las sesiones de grabación para “Pat Garrett y Billy The Kid”, dieron lugar a varias grabaciones espontáneas, incluyendo una improvisación titulada «Sweet Amarillo» y a otro tema inacabado titulado «Rock Me Mama», luego llamada “Wagon Wheel”. Ambas canciones fueron completadas y grabadas por la banda de bluegrass y country Old Crow Medicine Show, bajo consentimiento del propio Dylan. Y se abrieron las puertas del cielo.

Mama, put my guns in the ground!

Escucha “Pat Garrett y Billy The Kid”(1973) de Bob Dylan:

NO MUSIC. NO LIFE. PLAY IT LOUD, MUTHA! FUCK YOUR SPEAKERS. MAKE ART NOT FRIENDS. MUSIC IS MEDICINE

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