¿Alguien añora a Flint, Agente Secreto?

La relación entre Inglaterra y su antigua colonia, los todopoderosos Estados Unidos, ha tenido sus particulares campos de batalla en el mundo del entretenimiento. Cuando los británicos se apuntaron un éxito sin precedentes con James Bond, cuyo origen literario se encuentra en las novelas de su creador Ian Fleming, Hollywood contraatacó en 1966 con “Flint, agente secreto”.

Esta película caminaba entre la acción y la parodia para presentarnos a una especie de 007 en versión norteamericana: Derek Flint. El actor que lo encarnó fue el carismático James Coburn, uno de los intérpretes más de moda durante aquella época. Sin darle a esta nueva criatura un minuto de descanso, los de la Fox inmediatamente rodaron una segunda parte, “F de Flint” (1967).  

Precisamente ese mismo año, Sean Connery había prometido que dejaba de estar al servicio secreto de Su Majestad tras “Sólo se vive dos veces” (1967) aunque regresaría al MI6 con “Diamantes para la eternidad” (1971), cuya vis cómica bebía en parte de los films protagonizados por Coburn. Pero, ¿qué nos proponía Flint? Una estética absolutamente Pop muy en consonancia con aquellos años en los que la tierra prometida sufría la llamada British Invasion, es decir, el desembarco de grupos musicales ingleses como los Beatles, Kinks, Who o Pink Floyd que se adueñaron de sus listas de éxitos.

Haciendo suya esa efervescencia previa al estallido hippy, un socarrón Coburn intentaba ser más divertido que su émulo británico, ganándose la simpatía de los jóvenes pero exagerando hasta la saciedad los tópicos impuestos por el original. Por ejemplo, si 007 solía oscilar entre dos o tres amantes por película, Flint posaba con varias chicas a la vez pareciendo más un ligón de playa que un agente secreto con todas las de la ley. 

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Pero este artículo se iniciaba con una pregunta a la que debería dar una respuesta. Sí, si hay alguien que añora a Derek Flint y ése no es otro que Austin Powers, cuya salvaje pantomima de Bond convertiría al personaje de Coburn en un ejercicio de fina ironía.

De hecho hay una escena de “Austin Powers: la espía que me achuchó” (1999), en la que Austin está viendo por televisión una escena de “F de Flint”. Personalmente nunca he podido con Mike Myers, que me recuerda demasiado a Rick Moranis y que no descarta rodar una cuarta parte de su franquicia.

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La verdad es que tras las dos películas, se dio al personaje por amortizado. Su recuerdo solamente permanecería en la memoria de algunos fans irredentos que elevarían ambos films a la categoría de culto. Quizás dos de sus admiradores sean los guionistas de “La jungla de cristal” (1988), que bautizaron al villano de este clásico del cine de acción con el nombre de uno de los personajes extraídos de las aventuras de Flint: Hans Gruber.  

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