Jayhawks en Madrid. Los cantos de sirena. La mano de Dios

The Jayhawks, la banda liderada hoy por Gary Louris y Marc Perlman, aterrizó el pasado 14 de Julio sobre las tablas del madrileño Teatro Rialto. Para hacernos una ídea de la magnitud que tal evento supone hagamos un poco de historia. Gary y sus chicos provienen del área metropolitana conocida como Twin-Cities. Formada por las ciudades de Minneapolis y Saint Paul, delimita la zona entre tres de los grandes rios américanos: Mississipi, Minnesota y St. Croix. Esa es la cuna de bandas de la altura de los Replacements de Paul Westerberg o los mismísimos Golden Smog, banda de la que los propios Gary y Marc eran germén junto con Dan Murphy, que fundaría Soul Asylum con Dave Pirner. Y es que hasta los míticos Big Star han colaborado con ellos. El carísmatico Jeff Tweedy fue miembro de Golden Smog también, y evidentemente influiría sus creaciones con Uncle Tupelo y los celebérrimos Wilco. A todo esto hay que sumar el hecho de que el otro fundador en el 85 de The Jayhawks era Mark Olson, otro prodigio que dejó la banda en el 95, cuando estaban en la cresta de la ola, para cuidar de su esposa, Victoria Williams. Paradigma de la música américana que fue homenajeada en aquella maravillosa loncha apoyando su recuperación de la maldita esclerosis múltiple. En ese «Sweet Relief: A Benefit for Victoria Williams» participaron nombres de la talla de Pearl Jam, Buffalo Tom, Lucinda Williams, Matthew Sweet, Evan Dando, Giant Sand, The Waterboys, el mítico Lou Reed y evidentemente los propios Jayhawks. Así las cosas, estamos hablando de formaciones y músicos fundamentales para entender el rock americano de los noventa. Leed hacia atrás de nuevo para entender el arbol genealógico de la banda y dejad que se os pongan los pelos como escarpias, sí.

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Tras esta pincelada de historia es fácil comprender la emoción de los fans que casi llenaban el teatro para presenciar tan histórico momento. Si sumamos el amor que The Jayhawks profesan al público español y el infierno pandémico que vivimos con idas y venidas de olas y contagios, la noche de ayer era una joya de muchos quílates, casi imprescindible para nuestras dolidas almas y corazones rotos. Un mágico regalo cortesia de nuestros amigos de Heart of Gold, que han conseguido plantar hasta ocho entregas diferentes en puntos de nuestra geografía. Una gira con tres paradas más después de la de Madrid, en Sevilla ayer, San Javier hoy, Valencia mañana y Vitoria pasado.

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Entremos ya en materia del devenir del bolo de ayer. Madre mía de mi vida, a ver si puedo acercarme a transmitir un 10% de lo que se vivió en el Rialto. Cada uno de los acordes, de las melodias, de las voces suenan perfectamente empastadas. Lo más parecido que se me ocurre es asistir a la producción de un disco en tiempo real y sin artificios. Aunando de esta manera la eficacia del estudio y el sentimiento del directo. Una sola guitarra, la de Gary, suena durante todo el show y consigue llenarlo todo de la imprescindible mano a los teclados de Karen Grotberg y el talento a la bateria de Tim O’Reagan. Además entre los tres tejen un entramado de cantos de sirena que nos engancha al escenario y nos lleva de viaje por donde quieren. Te metes dentro de un goce tan placentero del que no quieres salir y es inevitable embriagarte como lo hizo Ulises en su mito. La maestría de Tim con la voz mientras golpea sus cajas nos trae, inevitablemente, a la memoria al gran Levon Helm. Y es que en más de un momento los tintes de The Band y los ecos de CSN&Y resuenan en la sala. Poco más hace falta para entender el colocón en el que nos sumieron. 

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El show repasa hasta 26 temas de su carrera con delicadeza y pausa. Entre los clásicos se cuelan los temas de su última loncha. Ese «XOXO» que le da título habilita a Gary para bromear con su significado fonético en nuestra lengua, asegurando que lo desconocía y que no es intencionado. El set principal está hilado y encajado a la perfección hasta ir llegando a un inevitable final en el que hay un homenaje a las víctimas del COVID. Perdemos seres queridos por esta maldita pandemia que nos destroza y The Jayhawks rinden homenaje con el que es a la vez su tema más emocional y celebre, el glorioso «Blue». De este modo casi acaban su set principal para dar paso a unos bises de ensueño. Os dejamos el setlist en forma de lista de reproducción para que entendáis como encajaban en directo unos temas con otros.

Tras la típica pausa para los bises nos obsequian con dos canciones en las que Karen y Gary se quedan solos en el escenario, y aún así, llenan el teatro con versiones intimistas de «Settled Down Like Rain» y «Broken Harpoon». Tres de los temas de la noche son versiones habituales de la banda: el de los propios Golden Smog, con «Until You Came Along», el de los gloriosos Grand Funk Railroad y su clásico «Bad Time» con Marc cambiando el bajo por la segunda guitarra, invitando al gran Juancho López al bajo. Hablando de ese «Bad Time», aún recuerdo cómo se desgañitaba el bueno de AXL Rose en la intro de «Sweet Child O’Mine» que hacían Guns n Roses en la gira del 92 (buscad en YouTube el directo de Tokio). El tercer cover es para las que siempre conoceré como Dixie Chicks (¿qué narices es eso de The Chicks?) con su tema «Everybody Knows». Podéis disfrutar esta lista de piezas claves en vídeo del show, cortesía de nuestro colaborador Javiermcallan Live Music:

Poco más que añadir a la conclusión que nos llevamos mientras abandonamos la sala. Hemos vuelto a ver a una de esas bandas tocadas por la divinidad. La mano de Dios, el ser superior de turno, o la energia universal les ha dotado de ese alma musical que solo el talento innato puede aflorar. Contando las horas para volver a verles en una situación que nos permita abrazarnos, darnos la mano y cantar sin mascarilla a pulmón abierto unos himnos que no merecen menos. Salud!

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