The Black Crowes sobrevuelan Barcelona

The Black Crowes ofreció en Barcelona un show sólido en el que repasaron su disco debut y dejaron caer alguna joya de su repertorio. Ojalá esta reunion esté mas cerca del fénix que del cisne, pero con los cuervos no hay nada previsible.

Hacía veintitrés años que la banda no pisaba Barcelona. En aquel lejano 1999, The Black Crowes fueron teloneros de Aerosmith y hasta ese dia, ni siquiera había escuchado hablar de esos cuervos negros. Las ganas de ver a los de Boston hicieron que me situara en primera fila, y suerte de eso, porque el sonido que tuvieron aquella noche fue horrible. Pero a mi me volaron la cabeza y aquella noche los hermanos Robinson se comieron con patatas a los Toxic Twins. 

Cuando conseguí asumir que eran carne de Azkena únicamente, en 2015 Rich anuncia que la banda no volverá a tocar como tal nunca más. Se extinguía así la posibilidad de volver a sentir aquel subidón. Hubo proyectos en paralelo de los dos hermanos, pero aquello no era lo mismo. La sorpresa salta en 2019 y anuncian una gira de 30 aniversario de su debut, pero la pandemia lo retrasa un par de ocasiones. Finalmente en 2021, The Black Crowes volvieron a desplegar las alas. Y con la gira comenzaron las porras pronosticando cuánto iba a durar la gira antes de que se peleasen. Por suerte, los hermanos Robinson aterrizaron por fin en Barcelona.

En los aledaños del Sant Jordi Club se dejaba ver la parroquia rockera con ganas de terminar el fin de semana por todo lo alto. Al entrar en la sala, la primera buena señal era la ausencia de la cortina a media pista, indicativo de que el papel estaba prácticamente agotado. Sobre el escenario un inmenso telón con la iconografía de DeWolff tapaba el montaje de los cuervos. En el centro un teclado Hammond y una batería esperaban ansiosos a sus dueños. 

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Puntuales, los neerlandeses ocuparon su sitio y nos brindaron 45 minutos de mucha calidad. Desde la inicial “Night Train”, demostraron que su camino en la música no ha hecho más que empezar. En Febrero volverán como cabeza de cartel, donde seguro que volverán a sonar temas como “Double Crossing Men”, “Tired Of Loving You” o “Treasure City Moonchild”. Los protagonistas de la noche eran The Black Crowes, pero más de uno se apuntó el nombre de DeWolff para disfrutarlos en su proxima gira.

Llegaba el esperado momento, y cada movimiento en el escenario era seguido por las miradas atentas del publico. La retirada del telon de DeWolff dejó a la vista una barra de cantina y la fachada de un cobertizo con los dos cuervos negros encima. Una jukebox Wurlitzer clásica y la barra iluminan el escenario al apagar todas las luces. Alguien del staff se acerca y selecciona “Shake Your Money Maker” de Elmore James, y mientras suena, un camarero atiende a los músicos en la barra. Sirve unos chupitos, brindan y se marchan a tomar posiciones. La vuelta momentánea a la oscuridad se rompe con los primeros acordes de “Twice As Hard” y el cuervo tranquilo aparece sobre las tablas.

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Con un ricto serio, Rich Robinson centra las miradas hasta que el torbellino de Chris aparece en escena. Con americana dorada y un paraguas decorado con los clásicos cuervos, la salida fue sencillamente arrolladora. Habrán pasado 23 años, pero la actitud de Chris Robinson permanece inalterable. Ambos hermanos son como el día y la noche. Mientras Rich se le ve apático y como pasando el trámite, Chris está en las antípodas. Todo un caramelo para los fotógrafos que intentan captar el momento. desde el primer minuto nos regaló un sinfín de poses y bailes. Pero lo más importante, mostró un estado vocal excelente.

“Jealous Again” dejó lo que vendría a ser la imagen más próxima a una interacción entre los Robinson. En un momento concreto Chris invitó a su hermano con su gesto de sombrero a compartir micro para cantar el estribillo. Pero el carácter de Rich es fuerte y ni siquiera así cruzó la mirada con su hermano estando a menos de un palmo. Él estaba allí para picarnos con esas guitarras que forman parte de ese pedazo de historia musical que es “Shake Your Money Maker” y no para “pavonearse” como su hermano. Al menos eso parecía lo que expresaban sus miradas a los contoneos de Chris.

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Desgranaron el disco en estricto orden “Sister Luck”, “Could I’ve Been So Blind”… sirvieron para comprobar que la banda suena compacta y con solvencia. Isaiah Mitchell salió como canterano al que le dan su oportunidad y brilló en sus solos, pero siempre en un discreto segundo plano. A destacar el final soul de “Seeing Things” donde las dos coristas unieron sus voces a Chris para elevar el tema y hacerlo crecer hasta convertirlo casi en un himno gospel. En el momento en que los cuervos se llevaron el brillante “Hard To Handle” de Otis Redding a su nido, este cambió de dueño. Y con él pusieron al Sant Jordi Club patas arriba y con “Thick ‘n Thin” mantuvieron un ritmo trepidante con el que el público siguió bailando.

Con una preciosa guitarra acústica en manos de Rich Robinson y siguiendo el orden, los cuervos bajaron las revoluciones pero no la intensidad. La interpretación vocal de Chris Robinson en “She Talks to Angels” rozó lo sublime y sirvió para que pudiéramos tomar aire frente a lo que venía. “Struttin’ Blues” y “Stare It Cold” sonaron brutales y en las que Chris no dejo de contonearse durante los desarrollos instrumentales, sobre todo en el catártico final de la segunda. Y con esto dieron por finiquitado el repaso a “Shake Your Money Maker”. Solo quedaba saber qué sorpresas nos tendrían preparadas los hermanos Robinson.

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La primera “Goodbye Daughters Of The Revolution”, un tema de “Warpaint” que no desentonó para nada y que sirvió para recordar que la discografía de Black Crowes hay poco trabajo menor. “By Your Side” fue el otro tema “raro” del setlist. Quizás un guiño a su última visita en la que presentaban ese mismo disco, y en el que pudimos ver a Rich demostrando su habilidad con el slide en un par de solos. “Wiser Time” fue otro de los puntos álgidos de la noche y el punto en que cada uno de los nuevos músicos que forman parte de la banda dieron cuenta de su calidad. Aquí Rich también tuvo otro momento de lucimiento en solitario.

Tanto en ella como en “Thorn In My Pride” pudimos reconocer esos desarrollos instrumentales de jam band de los que la banda siempre ha hecho gala. Hubo además un buen solo de armónica por parte de Chris que acabó lanzando al público. Fue durante esta última que en la primera fila hubo cierto problema médico que esperamos que fuera solo un susto. Chapeau por el bartender de la barra del escenario que abandonó su puesto para interesarse por lo que estaba pasando. El show no se detuvo y llegó otro de los grandes éxitos de la banda. “Remedy” puso el punto y seguido a un concierto que apenas tuvo respiros más allá de los temas lentos.

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Una breve retirada al camerino, un aplauso para DeWolff y de regalo como bis “Moonage Daydream” de Bowie, presente en su EP “1972”, sí puso el punto y final a uno de los conciertos más esperados del año. Particularmente no entiendo a quien no fue a ver el concierto porque no era una formación “más clásica”, cuando el grupo siempre han sido los hermanos Robinson y una larga lista de músicos que han ido pasando por el estudio y los directos. Tener a los dos hermanos sobre el mismo escenario ya es motivo suficiente para dejarse el dinero en una velada como la del domingo. 

Y sí, la gira habrá sido por dinero… no como todas las demás que se hacen sólo por amor al arte. Pero espero que este nuevo vuelo de los cuervos negros nos brinde muchas alegrias… hasta que los hermanos vuelvan a discutirse en la cena de Navidad. 

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