Roberto Fonseca: “A veces creo haber nacido en una época equivocada”

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El pianista cubano Roberto Fonseca presenta estos días en España y varios países europeos su último disco: La Gran Diversión. El artista, de 48 años, se ha embarcado en esta ambiciosa obra que trasciende los límites estrictamente musicales, porque representa un “regreso al pasado” en busca de las raíces de su música afrocubana que encandila a públicos de todo el mundo.

Explica Fonseca que “antes había otra forma de escuchar la música. Los músicos de entonces se situaban en torno a un solo micro y grababan, pero ahora buscamos revivir de nuevo la experiencia del estudio. Es importante que la gente que escuche La Gran Diversión sienta que está conmigo en el estudio”.

El prestigioso instrumentista persigue “un sonido a madera y con un poco de arena, de suciedad. Vengo de la época de Buenavista Social Club y veces siento haber nacido en una época equivocada. La música tenía allá por los años treinta y cuarenta un sentido de búsqueda, no de poner simples corazones en redes sociales. En aquella época no existía la tecnología, pero sí la intención musical que compensaba esa carencia”.

Participó en más de 400 conciertos por todo el orbe durante su tiempo con Buenavista. Ha cruzado su camino profesional con nombres de oro como Omara Portuondo o Ibrahim Ferrer. Sobre este último rememora: “Yo venía del funk, del jazz, y de pronto me encuentro con este gigante”. Recuerda vívidamente ese encuentro con el viejo maestro, momento en que fue testigo de la grabación de No Me Llores Más, algo que “cambió mi vida”. Sintió entonces que debía volver a estudiar y empezar de nuevo. Ese renacer se había dado varias veces en su etapa de aprendizaje, como cuando pudo ver vídeos de Glenn Gould y Óscar Peterson, un par de impactos que le afectaron y estuvo a punto de tirar la toalla, pero el apoyo de su madre le mantuvo en el empeño. “Hay que dejar de pensar en la posproducción y grabar pensando en cómo sonará en vivo lo que se está interpretando”, explica. En este pulso entre tecnología y pureza, Fonseca se esfuerza en rescatar el mismo ambiente y energía del estudio. “De esa época amo el deseo que había de decir algo.

Hoy parece que las máquinas alejan a las personas en vez de acercarlas”, comenta durante la presentación del disco a la prensa en el Ocine Caleido Urban, un espacio acondicionado con tecnología Dolby Atmos, de impactante calidad sonora e inmersiva. Supone toda una paradoja que la tecnología más puntera se emplee para reencontrarse con el pasado, porque “el nuevo disco busca el estilo añejo” y recuerda los tiempos en que grabó en analógico con Buenavista.

También han colaborado en el planteamiento audiovisual el técnico Luis del Toro y el realizador y guionista Daniel Arévalo, en cuyo vídeo Baila Mulata ((62) Roberto Fonseca – Baila Mulata (Official video) – YouTube ) se puede contemplar el cabaret parisino Cabane Cubaine, en la zona de Montmartre (cuando Montmartre era Montmartre), un santuario de la música cubana en los años treinta del siglo pasado, restaurado recientemente.

La Gran Diversión suma diez piezas, aparte de la espectacular Baila Mulata, como Yanim, Sal al Malecón, Maní Mambo, Oyá, Cuando Tú Bailas Pa’ Mí, Mercedes, Kinka Maché, Óscar Please Stop (un juego de palabras por la crisis que sufrió al conocer la obra del pianista canadiense Óscar Peterson) y Osini, títulos que desvelan la influencia de las creencias afrocubanas en su idiosincrasia musical. Nombres de primera fila como la violinista Regina Carter, el saxo Jimmy Yenks, el contrabajo Yandy Martínez o el vocalista Clarence Bekker, entre otros, desfilan por la obra. Aquella época dorada del mambo o el bolero en los salones de baile se revive en el álbum y conciertos que ofrece estas semanas por nuestro país una de las grandes figuras del panorama musical cubano.

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