Tabletom revolucionaron el rock de la segunda mitad de los años setenta desde los campos de Málaga y lo volvieron hacer con los hermanos Ramírez al frente de la banda en Madrid. Una formación que estuvieron entre los primeros en fusionar el jazz con el rock, flamenco, ritmos latinos, reggae, flamenco… y unas letras puestas en la voz del desaparecido Roberto González Vázquez “Rockberto” que son pura poesía urbana y han servido de inspiración para otras formaciones. Espíritu hippie por bandera, siempre al margen de las directrices musicales quedaron desahuciados por las compañías discográficas, estos eran los Tabletom que iniciaron su andadura en 1976.
En los extrarradios madrileños se presentaron el 28 de Septiembre los actuales Tabletom demostrando que su música no entiende de modas ni épocas. El concierto se celebró en un recinto tan singular como El Camping Osuna a escasos metros del histórico jardín de El Capricho. Un entorno donde la naturaleza, la buena música y el buen rollo se unieron para dar forma a una mañana inolvidable. Dominguito por la mañana a la hora del vermú… (como decían los Tranquilitos) comenzaron a desgranar un repertorio de coplas que revivían la esencia de la legendaria formación andaluza. Pedro y José Manuel Ramírez han decidido reanudar una segunda etapa acompañados por una gran selección de músicos.
Salva Marina a la voz encarna la tarea más complicada, un constante homenaje que no es precisamente imitación al tristemente desaparecido. Salva tiene habilidades propias para conectar con la gente y hacer que un concierto de Tabletom siga teniendo esa chispa y vitalidad que nunca ha faltado. Una renovación obligada que se abre a nuevas ideas que emprendieron en 2016 acreditado con su disco “Luna De Mayo”. Desafío brutal el de los hermanos Ramírez en continuar sin el carismático Rockberto y aún así se lo han llevado de calle. Su puesta en directo lo justificaron más que de sobra, instrumentalmente siguen con matrícula de honor y en cuanto a su cantante es el idóneo para continuar esta nueva etapa que está viviendo la banda. Más de dos horas donde hicieron un repaso a la obra del grupo centrándose en sus discos más contemporáneos y presentando nuevas composiciones.
La herencia de esta banda prevaleció durante todo el concierto, con cierta nostalgia.. pues sí, no vamos a negarlo. Pero la historia continúa y de buenas maneras como dice el refranero popular agua pasada no mueve molinos. Los que sí nos hicieron mover y pasarlo en grande fueron los actuales Tabletom. Demostraron que están vivitos y coleando disfrutando haciendo música. Como buenos malagueños nos invitaron a “Pescaíto Frito”, “regamos las macetas”, nos mantuvimos al margen de “La K.G.B” y después de jalarnos una “Cazuela de Rock” salimos por patas detrás de “Paco”. Así pasamos la mañana del domingo con un aroma festivo que desorientaba a los “campistas” con miradas recelosas y envidiosas por ver como disfrutaba el personal. En estos tiempos tan chungos es de agradecer que la música sirva para unir y dar la espalda a toda la mierda que nos rodea… porque vaya tela. El camping Osuna fue un oasis en el loco Madrid y la autenticidad de Tabletom puso el hilo musical.
