La ciudad, un sábado por la noche, no es una sola, son muchas ciudades. En una de ellas, escondida en la trasera de un local de moda, alguien se pregunta quién salvará al rock and roll. A través de la cristalera que da al mundo feliz del fin de semana, muchachitas que fingen ser rubias manosean sus gintonics.
A este otro lado, en la oscuridad, se perfilan los botellines de cerveza en las manos que se elevan hacia el falso techo. ¿Quién salvará al rock? La respuesta no es el público que abarrota la sala, ni los músicos que se entregan a su pasión y su credo. El rock, como la energía, nunca muere. Por eso hay corazones eléctricos y canciones de amor y de rabia. Pau Monteagudo, Juan Fortea, Joan Chilet.
Son el trío, el triángulo mágico donde todo el poder del rock se concentra para generar una explosión que nos arrastra, una y otra vez, cada cuatro minutos aproximadamente. No importa que en la mesa de sonido no haya nadie, un hombre adormilado soñando una copla. El rock vence a cualquier obstáculo, se abre paso en las gargantas y en el ataque feroz de cada riff de guitarra, de cada línea de bajo, de cada golpe de baqueta.
Desde Valencia al mundo, o al submundo, o a la Playa de San Juan, las canciones son descargas atómicas que se cuelan por las grietas de hormigón de la ciudad, calentura de sábado noche que nos redime de la monotonía. “Canción urgente”, “Aullar contigo”, todo está dicho en el título y todo será dicho de nuevo.
A ver si os sabéis esta…, invita el cantante a hacer de una simple canción una fiesta, un espejo, el reconocimiento de una identidad. Nos la sabemos, y “Valentina” y “Camino al Sur”, canciones que encuentran en la voz de Monteagudo una razón para existir. “Tú” es solo suya, canción de amor, cielo que se abre azul en una noche de fuego y magma.
Afuera, en las otras ciudades que Alicante es a esa hora, suceden otras cosas, mientras de puertas adentro el rock and roll gobierna nuestros corazones eléctricos.
Fotos y vídeos Juan J. Vicedo.