Greg Freeman: “Burnover”

Nacido en Maryland, Greg Freeman se mudó a Burlington, Vermont, para emprender sus estudios universitarios y allí encontró su verdadero hogar. “Burnover”, su nuevo disco, se inspira según Greg en esa idea: conseguir pertenecer a un lugar lejos de donde has crecido. Fue producido por Freeman junto a Benny Yurco y todas las canciones fueron escritas por él. Aparte de Freeman y Yurco, aparecen músicos como Zack James , Sam Atallah, Cam Gilmour, Scott Maynard (batería), Lily Seabird, Ben Rodgers, Jon Cox, Seth Kauffman, Patrick Sargent, Merce Lemon, Scott Daniel, entre otros. El disco ha sido editado por Transgressive Records.

Escucha “Burnover” de Greg Freeman aquí:

El título de este segundo álbum de Greg Freeman hace referencia a un distrito de Nueva York que fue base de los nuevos movimientos religiosos que aparecieron en USA a principios del siglo XIX. Su nombre se debe a que se decía que el fervor espiritual de la época se había extendido como la pólvora. Sabe de que habla: estudió religión y antropología. Greg pertenece a la estirpe de MJ Lenderman, Florry o Wednesday. Renovadores del indie rock que tan pronto se inspiran en el country como en el indie y que han sido frecuentemente comparados con un icono como el malogrado Jason Molina.

El disco comienza con el sabor a clásico de “Point And Shout”. Una canción con cierto sabor a Pavement que, según parece, está inspirada en la película “Rust”. Un inicio lleno de guitarras que marca el tono del disco. “Salesman” le sigue como si fuera una canción escrita para un disco de indie rock escrita a medias por Neil Young y Springsteen.

“Rome, New York” tiene esa libertad tan característica de los artistas de Vermont. No creo que sea su intención ni que le guste la comparación, pero puedo ver la genial anarquía de Phish en su estructura. Todo lo contrario que “Gallic Shrug”, un rock melancólico clásico con mucho sabor a Jason Molina. Dos perdedores con grandes mochilas del pasado se enamoran y beben hasta que “el camarero simplemente te ignora/ Pero te amaré hasta el cansancio”.

De temas personales a epopeyas históricas. “Burnover”, la canción; es un homenaje a los bomberos y sus reivindicaciones con la historia de las comunidades religiosas de las que hablamos anteriormente como marco de fondo. “Gulch” vuelve al rock alternativo con todo un homenaje a las guitarras distorsionadas. Se puede intuir el sonido de The Replacements, una banda que parece ser otro de sus principales referentes. “Sawmill” es una balada destartalada que podría haber escrito Paul Westerberg.

Mi favorita llega con “Curtain”.  Una canción que avanza con firmeza con un riff de guitarra mientras Sam Atallah la embellece con su piano hasta elevarla al infinito. Los tres últimos minutos forman una suite donde se funden mugidos de vaca, guitarras distorsionadas, pianos y saxos en una locura muy bien resuelta. “Gone (Can Mean A Lot Of Things)” demuestra que el legado de Neil Young está en todos los sitios. “Wolfpine” cierra el disco de manera experimental con un homenaje a Vermont. Toma el título de un mítico árbol local y narra distintas leyendas de la historia del estado a un ritmo creciente, acabando el trabajo con otra dosis de épica.

Uno de los trabajos más interesantes del año, que competirá a buen seguro por el título de mejor disco de indie rock de 2025 con el de Florry y el de Wednesday que aparecerá la semana que viene. Discos llenos de fuerza juvenil que demuestran que todavía no está todo perdido.

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