Tras la pérdida de un compañero durante el lanzamiento de “Back in Black” (1980), AC/DC se enfrentaron a la ardua tarea de superar uno de los álbumes más vendidos de la historia con “For Those About to Rock” lanzado un 20 de noviembre de 1981.
La banda, comprensiblemente, optó por mantener su estilo, con Mutt Lange como productor por tercera vez, el nuevo integrante Brian Johnson adaptándose a su rol, e incluso la portada con una imagen minimalista similar a la de un álbum nada fálico. Si bien no suelen ser partidarios de cambios drásticos, esta parece ser la primera vez que optaron por la prudencia en su octavo álbum de estudio.
La presión por superar los dos mastodónticos como “Back In Black” o “Highway To Hell”, debió ser en aquel momento enorme. El público los había convertido en un nombre familiar y habían acogido a Brian con los brazos abiertos como la nueva e icónica voz de la banda. ¿Qué hicieron entonces para estar a la altura de sus anteriores álbumes?.
La voz de Brian Johnson era casi sobrehumana, con sus suaves y alaridos perfectamente centrados en la mezcla. El ritmo de Phil Rudd era impecable. El tema que da título al álbum se resistía a ser eclipsado; los enérgicos riffs de blues de Angus daban paso a potentes acordes que vibraban con la fuerza de un cañonazo. Pero el resto del álbum tenía esa especie de resaca del disco anterior que resultaba difícil de quitarse de encima. “Inject the Venom” es un tema contundente y pesado, con una intensidad arrolladora.
Johnson grita como nunca antes, y Lange demuestra una habilidad especial para hacer que la guitarra destaque, con solos que se imponen con maestría. Sin embargo, algunas otras canciones dan la impresión de ser descartes de las sesiones de Back in Black , como “Evil Walks”, que recuerda al ritmo de “Hell’s Bells” pero carece de la misma fuerza. “Let’s Get It Up”, “Inject the Venom”, “For Those About to Rock (We Salute You), “COD” o “Put the finger on you” son unos temazos.
AC/DC hacen lo que hacen y lo hacen excepcionalmente bien. Es hard rock sin complejos, sin sorpresas, y a veces eso es justo lo que uno busca.
