Segunda jornada del Americana Music Madrid / AMM el pasado 5 de junio gozándolo con las melodías de Phosphorescent.
Una maravilla cercana a la delicadeza de Damien Jurado, el prodigio de Deer Tick y las genialidades de Jason Molina. Todo ello aderezado con un poquito de la extravagancia de Kurt Vile.
Tras casi seis años de silencio, Matthew Houck y los suyos regresaron el año pasado con un nuevo álbum de Phosphorescent, titulado “C’est La Vie”.
El de Alabama, tras muchísimos kilómetros de gira, grabando y escribiendo canciones, decidió poner su vida en pausa y escaparse a Tulum, para descansar, nadar y caminar en la jungla. Fue esa estancia en la playa en México la que le plantó la semilla de su anterior disco «Muchacho de Lujo» (2013)
Durante la factura de aquel disco, conoció a la australiana Jo Schornikow, una multinstrumentista y –aunque suene a cliché– su vida cambió para siempre. La pareja se casó, se mudaron de Nueva York a Nashville y tuvieron dos hijos y grabaron un nuevo disco, «C’est La Vie».
En Madrid, el concierto de Phosphorescent hace que las luchas de la vida se sientan no solo soportables, sino que valen la pena.
Escucha el nuevo disco de Phosphorescent «C’est La Vie» (2018)
En lugar de ser una lágrima, ellos sirvieron como una especie de salvaguarda, un compañero protectror, un amigo generoso por caminos de memoria que tal vez nunca hubiéramos tenido la intención de recorrer de nuevo, y que nos estremeceríamos de viajar solos. La música de Phosphorescent es tan generosa y amable como siempre. Así es la vida, C’est La Vie.
Fotos y vídeo por Javier Naranjo.
