Jenny Lewis se muda a Nashville para grabar «Joy’All»

Jenny Lewis edita su quinto disco en estudio: “Joy ‘All”. El disco ha sido grabado en el estudio que regenta Dave Cobb en Nashville. El disco ha sido publicado en Blue Note y la confirma como una de las artistas más personales de este siglo. Ni Cobb ha podido meter mano en unas canciones que suenan a Jenny por los cuatro costados. Ella es un género en si mismo, personal e intransferible. Imitada por muchos e igualada por pocos.

Escucha “Joy ‘All” de Jenny Lewis aquí:

“Empecé a escribir algunas de estas canciones en la carretera, antes de la pandemia… y luego las dejé de lado cuando el mundo se cerró, y luego, desde mi casa en Nashville a principios de 2021, me uní a un taller virtual de composición de canciones de una semana con un puñado. de increíbles artistas, dirigido por Beck”.

El desafío era escribir una canción todos los días durante siete días, con las pautas que el decidía: «escribe una canción con una progresión de acordes de 1-4-5», «escribe una canción solo con clichés» o «escribe en estilo libre». La primera canción que envió al grupo fue «Puppy and a Truck». A medida que pasaban los días, Jenny terminó escribiendo buena parte del disco como resultado de ese taller de escritura.

“Joy ‘All” tiene una gran cantidad de influencias, desde el soul hasta el R&B de los 90, pasando por el soft rock y el country. Dave Cobb, ganador de ocho Grammys (John Prine, Brandi Carlile, Chris Stapleton, Jason Isbell), hace lo que puede por mantener la heterogeneidad en el sonido. Jenny lo conoció por casualidad mientras visitaba a Lucius en su histórico RCA Studio A en Nashville y pronto hicieron buenas migas. Las sesiones fueron muy fluídas, grabando la mayor parte del disco con la increíble banda habitual de Dave: Nate Smith, Brian Allen, el propio Cobb y Jenny en la guitarra acústica y la voz). En un par de semanas. Jess Wolfe grabó unos coros y luego Greg Leisz y Jon Brion agregaron pedal steel, guitarras y chamberlin en Los Ángeles.

Para la portada del disco, la suerte tuvo un papel fundamental. Mientras compraba en Black Shag, una tienda vintage de Nashville, Bobbi Rich, colaboradora creativa de Jenny, encontró un vestido que había pertenecido a Skeeter Davis. Una compositora enorme, cuya influencia se puede ver en todo “Joy’All”. El atuendo se convirtió en una pieza central esencial para el componente visual del disco. Quería hacer un homenaje a las portadas clásicas de Nashville, con los títulos de las canciones en primer plano y nada mejor que utilizar un vestido clásico de Skeeter.

“Joy ‘All” es un canto a la vida, a tomar todo lo malo y convertirlo en algo bueno, invitando al oyente a encontrar su propio camino hacia la alegría. Nada más comenzar, Jenny canta «Mis cuarenta me están pateando el trasero y ahogo mis penas con una copa de margarita». Esa es la línea: hacer una crónica de los problemas de la mediana edad. Algo que ya comenzó con gran acierto en sus dos discos anteriores.

Aunque a estas canciones no les faltan elementos autobiográficos, al ser escritas como un ejercicio de composición tienen cierto aire de temas hechos por encargo (hay una canción sobre la carretera, hay un boogie de blues, hay un clásico de grupo de chicas sesentero, …). Lejos de ser una rémora, es un motor que hace que juegue con los géneros de manera más libre. Todo dentro de un sonido que recuerda a la época dorada del rock ligero, con Fleetwood Mac como referente principal.

Como buena diva excéntrica, sus canciones son divertidas y nos dibujan el personaje de Lewis, siempre entre lo trascendental y lo banal. Es un equilibrio fantástico de seriedad mezclada con anécdotas divertidas, que nos muestran quién es Jenny Lewis y cómo piensa y crea. No olvidemos que fue una niña prodigio del cine americano y vivió una niñez disfuncional mientras mantenía a su madre heroinómana. Temas como la soledad, la maternidad o el feminismo se entremezclan con alcohol, drogas o la felicidad de tener una mascota.

Dave Cobb pierde la partida frente a Jenny. La producción es mucho más ligera que con otros artistas y se echan en falta más aristas. De todas formas, sin ser la mejor colección de canciones de Jenny, el nivel medio sigue estando por encima de la media. “Psychos” juega con los tópicos de toda una generación, que sigue a su gurú espiritual mientras no es más que un discípulo del rock dentro de propio videojuego. «Puppy and a Truck», donde Lewis canta sobre sentirse perdida a medida que envejece; y que su sueño es comprarse un cachorro y un camión y quemar millas pensando en cosas importantes.

También habla del desamor, en la infecciosa «Cherry Baby», cantando sobre la gente que se enamora de cualquiera que le llame guapa o en «Apples & Oranges», donde compara a su nuevo amante con el anterior. «Giddy Up» es una canción extraña, algo así como un R&B noventero pasado por el estilo Lewis. Pero, por otro lado, tenemos joyas como «Love Feel», que es un cliché country detrás de otro… pero funciona. Y ese precioso final con “Chain Of Tears”, todo un homenaje a bandas como las Shangrilas o las Ronettes. Un nuevo eslabón en la carrera de una artista que ha influenciado a toda una generación de artistas muy diversas. Amanda Shires dice que es su artista favorita, Lydia Loveless acaba de versionar “Portion For Foxes”, Waxahatchee lleva tatuada la portada de un disco de Rilo Kiley, etc. etc. etc.

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