Pues sí, Elliott Murphy celebró en Barcelona su cincuenta aniversario como músico en activo. Y la sala 2 del complejo Apolo mostraba una entrada bastante generosa. No voy a negar que a nivel personal me dé un poco la impresión que la nostalgia y las efemérides sean armas que funcionen muy bien en estos tiempos confusos y a la vez tan postizos que nos ha tocado vivir.
Servidor ya había visto en anteriores ocasiones al bueno de Elliott Murphy en directo y la concurrencia siempre había sido más bien escasa, y obviamente uno puede dejar se sorprenderse del casi lleno que presentaba la sala. Pero pensándolo fríamente si alguien se merece que se le reconozca en honor de ciertas multitudes es este neoyorkino afincado en París.
Y con puntualidad extrema el protagonista de la noche y su banda subieron al escenario. Arrancaron con «Last Of The Rockstars» y sentaron las bases de lo que iban a ser las directrices de la velada; honestidad, belleza musical, trabajo y nada de aspavientos. La pantalla que estaba detrás de los músicos informaba de que estábamos en esa celebración de los cincuenta años con casi todas las portadas de sus discos. Y por esos derroteros nos llevó, momentos más enérgicos, otros más intimistas pero huyendo de cualquier estridencia.
También contar con un escudero/guitarrista fiel del nivel de Olivier Durand ayuda a que el recital gane en clase y prestancia. Así durante dos horas y cuarto fue desgranando esas honestas canciones marca de la casa, que a ratos fueron entonadas por el público como la inconformista «What The Fuck Is Going On» o la emotiva «On Elvis Presley’s Birthday».
Sí que resultó pelín curioso que dentro de su habitual afabilidad Elliot no se mostrará especialmente comunicativo, fue amable, por supuesto pero quizás faltaba ese algo que se presupone que debe tener una celebración.
Tras dos horas de canciones y oficio encaró los bises con la efectiva «A Touch Of Kindness». Ya en los bises nos ofreció el momento más íntimo de la noche interpretando «Hope (In Your Eyes)» de la cual dijo que era la canción más larga que había escrito. La fiesta efeméride termino con toda la banda interpretando «Rock Ballad» que el público recibió con el entusiasmo que requería la canción.
Ninguna pega, quizás Elliott Murphy no está tocado por la gracia divina como Bob Dylan o Tom Petty, pero lo suple con honestidad y trabajo eficiente. Cincuenta años y sigue siendo un bonito secreto, y que siga por unos cuantos más.
Fotos Desi Estévez.
