«Finally» de Kath Bloom, una joya oculta a recuperar

Artista completamente clandestina y aventurera y sin ningún éxito, Kath Bloom colaboró con Bruce Neumann a principios de los años 70 y grabó varios discos mano a mano con el guitarrista de vanguardia Loren “MazzaCane” Connors a finales de la década. Eran álbumes de melodías de blues y folk simples y frágiles, inspirados en el cancionero de Robert Johnson y Lightnin’ Hopkins. La mayoría de temas escritos por Bloom. Se separaron en 1984 tras editar su canto de cisne, “Moonlight”. Solo se prensaron 300 copias. Una clara muestra de su pertenencia al indie-folk antes de que ese término existiera.

Escucha “Finally” de Kath Bloom aquí:

Los siguientes años fueron muy difíciles. Como madre soltera, se centró en criar a sus hijos y a sobrevivir con trabajos de subsistencia. Solo ocasionalmente tocaba fuera de New Haven, su ciudad natal. Allí había crecido en una familia de artistas. Su padre era el prestigioso oboísta Robert Bloom. Conoció a un músico y se mudaron a Florida. Empezó una nueva etapa, empezando a grabar canciones de nuevo de manera muy independiente. Allí estaba, viviendo en una humilde caravana entre campos de naranjos con dos bebés en una zona muy aislada de la civilización, cuando le llegó la noticia de que Richard Linklater quería utilizar una de sus canciones para su nueva película.

Es en aquel sexto y último disco junto a Loren Connors donde estaba “Come Here” Parece ser que Linklater supo de la existencia de Kath porque otro cineasta, Caveh Zahedi, utilizó otra canción suya en una de sus películas. La escena es una de las mejores de “Before Sunrise”, clásico del cine independiente de los 90s. Los protagonistas, vagando por Viena, entran en Teuchtler Schallplattenhandlung -una tienda de discos de segunda mano mítica y que todavía está abierta- Mientras él curiosea entre las estanterías pasan discos diversos que demuestran la melomanía del director (Kool & The Gang, Gordon Lightfoot, Ella Fitzgerald, The Kinks, Alice Cooper, The Searchers, Frank Zappa,…) Hasta que ella agarra una disco de Kath Bloom, con una portada fake hecha para la película, lo que provocó que mucha gente buscara compulsivamente en tiendas de segunda mano un disco que jamás había existido.

“Creo que es americana, una amiga me habló de ella”, dice Celine (Julie Delpy) y se encierran en una estrecha cabina de audición.  Suena durante minuto y medio la canción, mientras dos jóvenes que se acaban de conocer reprimen su verdadero deseo mientras suenan los versos:

“Hay un viento que sopla del norte/ y dice que el amor sigue su curso/ Ven aquí, Ven aquí/ No, no soy imposible de tocar/ Nunca te he deseado tanto/ Ven aquí. Ven aquí/ ¿Nunca me he acostado a tu lado?/ Cariño, olvidemos este orgullo/ Ven aquí, Ven aquí.”

Kath seleccionó trece canciones que acompañasen a su himno en Come Here: The Florida Years”, álbum autoeditado en 1999 que intentaba aprovechar el viento a favor provocado por la película, pero fue este “Finally” el que recopiló con mayor precisión su oficio como compositora de canciones. Selección de los lanzamientos en CD-R que empezó a grabar en los 90s más dos temas nuevos, revelan a una gran compositora, con una sabiduría y pasión cercanas a los más grandes del género. La mayoría de las canciones se presentan con guitarra, voz y armónica, aunque el material recorra toda su carrera, desde lo nuevo (“You And I Keep Falling”, “Finally”) hasta sus días con Loren (“Fall Again”, “Come Here”).

Obviamente, el disco comienza con su tema más conocido. “Come Here”. Sin duda, una de las más grandes perdidas joyas de la historia del folk rock. Kath siempre ha dicho que es una canción que habla de viajes. Pero su letra, entre el deseo y la vulnerabilidad, puede tomarse como una invitación a entrar en el espíritu de la otra persona. Algo reflejado magistralmente en la escena de la película de Linklater. Esa armónica tan bien colocada acaba de redondear una canción perfecta. Está claro que es un tema clave, que puede ocultar la belleza de otras canciones del disco. Hay muchas y muy buenas. Desde el “It´s Just a Dream”, muy Joni Mitchell; al trote más juguetón de “Forget About Him”, ideal para cantar alrededor de una hoguera.

Hay varias canciones que tienen espíritu de himnos hippie. Cosas como You And I Keep Falling” o “I Wanna Love”, que son cantos a la vida en libertad y al amor, los dos mandamientos que ha seguido Kath toda la vida. “We Crossed Over” tiene ese tono sencillo pero absolutamente majestuoso que tienen los mejores momentos de Mark Olson, con ese violín que nos eleva hasta el 11 el nivel de emoción. “In School” nos muestra todas esas cosas que no nos enseñan en la escuela: saber cuándo volar del nido familiar, hacer nudos o reparar un corazón roto. “Finally”, una de las canciones compuestas para el disco, lo cierra con una afirmación rotunda: “Finalmente, encuentro amor y satisfacción/Puedo mirar a quienes me rodean sin resentimiento”.

Kath ha trabajado de musicoterapeuta para niños y como domadora de caballos mientras seguía escribiendo canciones. En 2009 se lanzó un álbum tributo titulado “Loving Takes This Course”. Gente como como Mark Kozelek -su mayor fan-, Devendra Banhart, Bill Callahan o The Dodos versionaban sus canciones. Su trabajo de los años 70 y 80 ha crecido en interés y, debido a la poca tirada de sus ediciones, es cotizadísimo. Asuntos legales varios hacen que no se puedan reeditar de momento. Mientras, disfruta por fin del reconocimiento por su carrera, girando de vez en cuando por USA e incluso el extranjero. Normalmente, acompañada de su compañero de aventuras David Shapiro, un gran guitarrista. En la última década ha seguido publicando con regularidad discos muy recomendables. El último fue “Bye Bye These Are The Days” en 2020.

El pasado septiembre “Finally” se editó por primera vez en vinilo. Una oportunidad única para descubrir a una artista poco reconocida por la historia.

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