Hurray For The Riff Raff: puede que el pasado siga vivo, pero te hace más fuerte

Hurray For The Riff Raff tiene nuevo disco, “The Past Is Still Alive”. Su segundo trabajo para Nonesuch Records suena más orgánico que su anterior ”Life On Earth”, pero igual de importante. Pocas voces suenan en los últimos años tan reveladoras como la de Alynda Segarra, que desde su “Small Town Heroes” ha ido sacando un gran disco detrás de otro. “The Past Is Still Alive” ha sido producido por Brad Cook, que repite. Pero si el anterior era un trabajo prácticamente a cuatro manos, esta vez han grabado en formato banda.

Los músicos participantes son Alynda (voz y guitarra acústica), Brad Cook (bajo, guitarra acústica, Wurlitzer, piano, sintetizador, vibráfono), Phil Cook (guitarra eléctrica, piano, órgano, marimba), Yan Westerlund (batería), Mike Mogis (pedal steel, bajo), Meg Duffy, componente de Hand Habits (guitarras), Matt Douglas (saxos) y Libby Rodenbough (violín). Colaboran poniendo voces SG Goodman, Conor Oberst y Anjimile. Todas las canciones son composiciones de la propia Alynda Segarra y ha sido grabado en los estudios Puff City, en Durham, Carolina del Norte.

Escucha «The Past Is Still Alive» aquí:

William Faulkner fue quien escribió la frase: “El pasado nunca está muerto. Ni siquiera ha pasado”. Una sentencia que se aprende en cada una de las high schools de América. No sabemos si Alynda estaba el día que dieron esa lección, porque huyó de casa cuando era adolescente. Pero seguro que, más pronto que tarde, acabó no solo conociendo sino viviendo lo que quería decir el autor sureño. El pasado no ha terminado ni se olvidará nunca mientras siga en nuestros corazones y recuerdos. Sigue estando con nosotros, ya sea en forma de lastre o de lección.  Una frase, “the past is still alive”, que aparece en varias canciones. Y que cobra vida en el cierre, una conversación con Kiko, su padre, que falleció de forma repentina poco antes de iniciar la grabación.

Conor Oberst definió perfectamente a Alynda en una entrevista: “En gran parte de su música aparece ese sentimiento tan Springsteen de nosotros contra el mundo. Aparece su espíritu de lucha y su cansancio por la situación mundial en muchas de sus canciones, pero la interpretación es tan sencilla y despreocupada que lo lleva todo a otra dimensión». Muchas de estas canciones se escribieron en hoteles durante la gira en la que teloneó a Bright Eyes, la banda de Conor.

Empieza fuerte el disco con “Alibi”, un tema escrito para un amigo enganchado en sus adicciones. Una canción muy suya, sobre amar a gente que está en los límites de la sociedad. “No tienes que morir si no quieres morir, puedes recuperarlo todo en el último momento”. Una canción cuyo significado se transformó ligeramente tras la muerte de su padre. Kiko era un pianista amante del jazz latino y veterano de la Marina que desarrolló síndrome postraumático tras regresar de la Guerra de Vietnam. Su lucha y su decisión de buscar tratamiento continúan inspirando a su hija.

Es un placer escuchar una voz tan reconocible y emotiva, difícil de encontrar hoy en día.Buffalo” compara un nuevo amor con animales extinguidos o en peligro de extinción, donde se muestra esa determinación de Segarra de ir siempre al límite. “Saltaré por este acantilado contigo, si eso significa que sobreviviremos”, promete dispuesta a todo si eso significa triunfar y recomponer su relación. “Hawkmoon”, con sus versos escandalosos, celebra la historia de las primeras mujeres trans y las palizas que recibieron en Nueva Orleans. Es una reivindicación de Miss Jonathan, la primera trans que conoció. En apenas dos meses de amistad, aprendió tantas cosas que le debía esta canción, más aun estando tan firmemente comprometida con la comunidad queer. Un tema con unas guitarras que no habían sonado tan fuertes en toda su carrera.

«Colossus Of Roads” es otro de sus típicos himnos, quizás el definitivo, a los sobrevivientes y a los desposeídos. Una canción que escribió del tirón y en la que llega incluso a pedir la disolución de los Estados Unidos. También destacar la cita a la poeta lesbiana Eileen Myles. Alynda demostrando una vez su enorme poso cultural a pesar de lo poco que le gustaron las aulas.

“Snake Plant” entrelaza recuerdos de su infancia con recuerdos de un pasado mucho más cercano, cuando vivía en la pobreza en una casa ocupada, rodeada de parias de la sociedad americana. La planta serpiente es una especie vegetal muy resistente, que necesita pocos cuidados para sobrevivir en condiciones extremas. Desfilan situaciones como hacer el amor en lo alto de un basurero, orinar entre los arbustos mientras vas a subir a un tren o robar en tiendas cuando se necesita algo de comer. Así vivió Alynda, que se ha visto en situaciones muy complicadas y no solo las ha superado: se ha hecho más fuerte.

 “Vetiver” es una de las canciones más contundentes. Es un tema que vuelve sobre uno de los temas recurrentes de Segarra: su comunión con la naturaleza. Ella encuentra en las rocas y piedras tanta sabiduría como en los libros. Recordemos que cerraba su disco anterior con el sonido de las ramas de su árbol favorito de New Orleans. Ha sido tal la intensidad de la primera parte del disco que casi necesitamos “Hourglass” y “Dynamo” para bajar la tensión. Son las dos canciones que entroncan más con sus primeros álbumes, en los que la huella del folk rock era más rotunda.

El álbum encara su recta final con “The World Is Dangerous”. El dueto con Conor Oberst es un vals que suena a clásico. No hay política ni reivindicación de fortaleza personal alguna, es una historia de un amor roto y la esperanza de poder recuperarlo algún día. Para finalizar, vuelve la épica con la epopeya “Ogallala”. Una canción en la que recuerda de nuevo su época huyendo de la policía y viajando de forma clandestina en trenes y que vuelve a incidir en la deriva que está tomando el planeta y que culmina con sus versos más reveladores. “Solía pensar que había nacido en la generación equivocada, pero ahora sé que lo hice justo a tiempo para ver arder el mundo con una lágrima en mi ojo.»

En la portada del álbum, un homenaje a James Dean y River Phoenix. Reclinada en una bañera seca en el desierto, vestida con ropa de vaquero y mirando desafiante a la cámara. Me recuerda aquella tarde que la conocí en un pequeño bar de Leicester. A pesar de su pequeña estatura, su mirada tenía la profundidad de quien ha vivido todo y realmente intimidaba. Horas más tarde hizo arder el local donde presentaba “The Navigator”, aquel fantástico homenaje a sus raíces puertorriqueñas que contenía una de las canciones del milenio, “P’alante”.

Alynda describió el folk como “una actitud, una música que eleva el espíritu humano del terror y la angustia de la opresión”. Y, sin duda, hay algo subversivo y peligroso en su música. Mucha actitud y amor por la vida. Mucho fuego. Ese brillo en los ojos que veía su padre en ese mensaje telefónico que cierra el disco  (“Kiko Forever”). 

Hurray For The Riff Raff presentarán el disco en el Festival Tomavistas de Madrid el próximo mayo. Será una de las citas imprescindibles de la temporada.

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