Luis González cambia de piel por enésima vez. Ha “finiquitado” hace unos meses su sello discográfico Hall of Fame Records y lo ha reconvertido en Caballero Reynaldo Producciones Psicotrópicas. Dando la espalda una vez más a lo “comercialmente correcto”, vuelve a dar prioridad a su instinto musical más íntimo, tan cambiante como apasionado y ecléctico. Ahora presenta en varios puntos del país los discos que ha grabado con su banda Los Imbéciles.
Luis González (más conocido como Caballero Reynaldo) es músico, compositor y productor. Comenzó su carrera musical en 1981 al formar el grupo Yelmo de Mambrino, en Utiel (Valencia). Posteriormente ha colaborado con bandas de Valencia a mediados de los años ochenta, militando en grupos como El Vaticano, Noviembre Rojo o La Red. Ya en 1987 entró en Mar Otra Vez, la banda de Javier Corcobado, tiempo en que grabó su tercer álbum: Algún Paté Venenoso (Grabaciones Accidentales / Warner).
Culo permanentemente inquieto, formó Amor Sucio (1988) junto a Tarín Ramos, Fernando Carrión y José Luis Muriel, con los que publicó tres álbumes (Triquinoise Producciones) y a principios de los noventa produjo varios discos de Malcolm Scarpa, donde también participó como intérprete, aparte de fundar la discográfica Hall Of Fame Records. En este sello, se produjo toda la discografía de Señor Mostaza, fundada por el compositor Luis Prado, o la serie Unmatched Spanish Zappa Tributes, entre otros.
El proyecto Caballero Reynaldo se extendió entre 1995 y en 2021, momento en que bajó el cierre, una acendrada costumbre en su trayectoria. Por entonces participó en dos discos a dúo con Paco Tamarit y Andrés Mastrangelo, respectivamente, y formó Los Visionarios y Los Caballeros Del Amor Hermoso, junto a Manuel Macía y Román García. Hace ahora dos años, en 2023, junto a Manu Vicente y otros músicos de la zona, publicó el álbum Utiel País Tropical. Ese primer álbum de la formación lo está presentando en directo estos meses, con Diego Jiménez bajo el nombre genérico de Los Imbéciles.
Simultáneamente ha comenzado a colaborar con Irene Villar Tiemersma bajo el nombre de Tiemersma & Reynaldo, y ya han publicado 4 EP’s.
En 2024, ya en un momento de madurez artística, da por finiquitado Hall Of Fame Records y funda Caballero Reynaldo Producciones Psicotrópicas, rescatando parte del nombre inicial. Ahora solo se centra en los proyectos donde está “personalmente involucrado”.
¿Eres un Imbécil?
Pero mucho, muy imbécil, muy imbécil. La verdad es que para hacer todo lo que hecho en la vida hay que ser muy imbécil.
Llevas con Manuel Vicente (Manu) doce años, todo un ejemplo de continuidad.
Sí. Con Manu he trabajado desde hace 12 años o por ahí, cuando empezó a tocar con El Gran Kazoo, que era el grupo que teníamos con versiones de Zappa. De ahí me lo llevé a Noruega, a Alemania y empezó a currar mucho conmigo. Cuando montamos el disco y queríamos presentarlo, Manu me dijo no, no, no, yo tengo un batería estupendo, Diego Jiménez. Yo lo conocía solamente de vista, pero ya hemos hecho muchas migas en los dos años que llevamos.
No es lo mismo…
Ya les mandé un mensaje diciendo que tenemos que tocar juntos.
¿Un akelarre de idiotas e imbéciles?
“Los Imbéciles” y “Los Idiotas”.
La palabra imbécil viene del latín imbécilus, que significa, y creo que es lo contrario de lo que hacéis, “débil, frágil o pusilánime”. No te veo tras este concierto en el Café Berlín ni débil, ni frágil, ni pusilánime…
Está claro que es un sarcasmo enorme, porque encima creo que es una música bastante sofistica, no para todo el público. O sea, que el nombre viene con todo el sarcasmo posible, claro.
Es una música que contiene muchas músicas dentro.
Tiene mucha enjundia, sí, sí, sí. Hay muchos compases irregulares, muchas polirritmias. Ahí hay mucha, mucha miga.
¿Herencia de Zappa, que es uno de tus vicios musicales?
Bueno, un poco de todo. Zappa es uno, pero hay muchos más. No desdeñamos hacer música muy simple. Por ejemplo, el segundo disco es mucho más blues y más normal, entre comillas. Pero el primero es más sofisticado.
Tu trayectoria es una sopa de nombres. “Triquinoise Producciones”, Caballero Reynaldo, Hall of Fame Records, Los visionarios… Es una identidad cambiante. ¿Te haces golpes de Estado permanentemente?¿Necesitas acabar con lo anterior para obligarte a emprender otra cosa?
Sí, un poco de eso hay. Con Caballero Reynaldo aguanté 25 años y saqué treinta y tantos discos con ese nombre. Pero bueno, también estuvieron Los Visionarios cuando hacíamos versiones de Zappa y El gran Kazoo. Llevo 40 años en esto, voy a hacer 63 tacos. Con Malcolm Scarpa fueron cinco años a tope. Creo que Malcolm fue el que me inició en esta carrerilla de no parar. Con él vino un arsenal de canciones. Tuvimos muchas discusiones, al mismo tiempo que nos reíamos mucho. Nuestra primera discusión fue que cuando me lo llevé a grabar a Valencia. Me dijo: ́Tengo 40 canciones para grabar ́ Y yo dije: `¿Cómo? ¿40? Malcolm, si no se ni cómo funciona el cacharro este que me han dejado para grabar ́. Y al final quedamos en 26. Ya me cambió un poco el chip y decir ́”ostia, se puede producir mucho”.
Un bautismo de fuego. Ahora añades la coletilla Producciones Psicotrópicas. Cuando he visto el concierto me ha dado la sensación de que el nombre del sello era correcto.
No sé muy bien qué significa lo de psicotrópico, pero quedaba chulo.
Quería preguntarte por los dos discos publicados con “Los imbéciles”, empezando por “Utiel, país tropical”, que vaya elección de nombre tras la sacudida de la Dana…
Fíjate, esto viene de hace más de 25 años. En el año 1978, se hizo una ópera rock en Utiel y los que lo montaron eran un poco mayores que yo. Allí había mucho ambiente hippie y musical. Montaron una ópera rock en el año 78.
Esa fecha se acerca bastante al Jesucristo Superstar en España…
Es que en Utiel se hizo el primer Jesucristo Superstar español. Como te lo digo. Hay un libro donde se explica, y además lo han certificado y todo. Fue la primera representación en español y se hizo en Utiel. Esa misma gente hizo también góspel y luego se animaron e hicieron una propia, que fue “Utiel, País Tropical”, con temas del pueblo. Yo tenía 15 años. Era un amigo de mi hermana, que también estaba metida en el cisco. Aquello se me quedó siempre ahí. Cuando hicimos un disco entre Manu y yo, que éramos de Utiel, dije ́vamos a poner el nombre de aquella ópera Rock ́. En el segundo disco (Jaraguas Paraíso Terrenal), hay un par de canciones de esa ópera rock.
Eran 10 canciones con varios poemas de Aníbal González, tu hijo ¿Le ha dado también por la cultura y el arte?
Tiene dos libros publicados de poemas. Le publiqué una novela cuando tenía 14 años, para que se le fuera el mono de decir “publicaré algo”, le dije: “Yo te quito pronto el mono. Toma, publicado tu libro”. Pero luego se puso a escribir y seguía escribiendo relatos e historias. Cuando le dio a escribir por poemas, le dije, ostia, tío, es lo que mejor se te da. Yo de esos poemas, extraigo partes y manipulo y hago canciones.
El más reciente, creo que de finales del año pasado, es Jaraguas Paraíso Terrenal.
Sí, “Jaraguas, Paraíso Terrenal”. Lo hicimos con todas las canciones que fuimos incorporando nuevas y algunas que habíamos grabado hace tiempo, más algunas versiones de Zappa. Se sumó alguna batería que grabó Diego en directo en Cuenca y montamos un segundo disco para que la cosa tuviera continuidad, porque vi que un disco con nuevas canciones iba a tardar más. Ya tenemos cinco
canciones en marcha, pero no sé cuándo estará, o sea que hay previsiones de un tercer disco, por supuesto.
Será difícil para ti, tirando a imposible, definir vuestro estilo porque ahí hay de todo. Hemos oído esta noche bossa nova, rancheras, blues, pop…
Todo lo que he hecho en mi vida ha sido un poco así. Y de mi maestro, volvemos otra vez a Malcolm, aprendí eso. Él venía del blues, pero tenía un arsenal de música psicodélica y de otras cosas, porque era un tío súper ecléctico y yo también lo era. Toda mi discografía es bastante ecléctica.
Tu discografía es amplia. He leído por ahí que llevas publicados unos 40 discos…
Sí, 36 son como Caballero Reinaldo. Lo que pasa es que si sumas a “Los visionarios” y “Los imbéciles”, creo que a lo mejor a los 60 llega ya.
La mayoría son versiones…
Hay muchas versiones. Como Caballero Reynaldo fueron 10 o 12 de canciones originales, sobre todo en la primera época, y en la última vivimos una trilogía final que se llamaba “Tronos, Cromos, Cosmos”, que ya fueron otra vez temas originales. Entre medias hicimos muchas versiones y poníamos botijos en las
portadas.
Las versiones, a veces, pueden albergar más creatividad que la propia composición…
Ese fue mi discurso cuando empecé a lanzar discos de versiones. Yo decía, ́a ver, mi disco de versiones es mucho más original que los discos de un montón de gente que saca un álbum diciendo que “esto es mío”. Qué cojones va a ser tuyo, si de esto hay mil millones de canciones exactamente iguales. Eso era de
alguna forma mi discurso. Voy a hacer versiones, pero no que tengan nada que ver con los originales. Ringomanía, por ejemplo, sale muy chula, muy chula, muy chula.
Una historia muy curiosa es la de “Something Stupid”. Resulta que, después de 40 años, tantos discos y tanto trabajo, tu gran pelotazo es una carambola por el registro…
Eso viene de una serie que se llama “Antojos”. Yo hacía las canciones en unos diez o quince minutos. Era el tiempo para pensar qué canción hacer, cómo la voy a reinterpretar, la voy a grabar en vídeo haciendo playback y la voy a subir a Youtube. Eso eran los “Antojos”. No podía tardar más de 15 minutos para así pillar la espontaneidad. Y en el primer Antojo que sacamos estaba “Something Stupid”. El que me llevaba la web la subió a Bandcamp, pero no lo subió con copyright, sino abierto. Entonces fue cuando lo pillaron en Telecinco, en Mediaset, y la incluyeron en “Un Príncipe Para Corina”. Lo pusieron como cabecera del programa y resulta que se hicieron versiones de ese programa para todo el mundo. Pronto empecé a ver que la gente de mi pueblo me hablaba sobre ello. Me preguntaban si era yo. Entonces llamamos a Mediaset a través de mi editorial de entonces y dijeron que “esto lo hemos pillado libre”. Dios!
Efectivamente estaba libre y ya no podíamos reclamar nada. Aun así es la canción que más perras me ha dado de escuchas en Spotify. Lleva ya unos dos millones y medio de escuchas.
Que ironía.
Y me costó 10 minutos. Con un inglés horroroso. He intentado hacer nuevas versiones, pero el encanto está en que está mal cantado, rápido. La publicaron hasta en Australia y hubo un momento que nos iban a llevar a allí a tocarla y todo.
¿Cambias mucho de rumbo o no quieres que te sigan el rastro? ¿Quemas las naves para obligarte a empezar otra cosa nueva?
Me sale natural. Para mí es lo normal. Lo que para mí es anormal es el que está toda la vida haciendo blues o está haciendo toda la vida rock and roll o está haciendo indie. Yo sería incapaz. Puedo hacer un blues y ya está, ya me he cansado. Para mí lo normal es investigar e intentar acceder a todo tipo de estilos, porque la música es muy global y me gusta desde el mambo hasta… hasta todo.
¿Te molesta el refrán: quien mucho abarca poco aprieta?
No, además me calza de puta madre. Me dijo una amiga: “Es un disparate comercial” y es así desde el primer día, un poco a conciencia. Pero no lo puedo hacer de otra forma, porque, si no, no me motivaría nada estar allí, eso de buscar el éxito o todos los tejemanejes de la industria que hay que pasar para estar
presente…
Desde luego no se te ve nada triste.
Mi fracaso me lo he ganado a pulso.
¿Estáis ya con el tercer disco de “Los Imbéciles”?
Sí, sí. Ya hay seis canciones compuestas y Manu está haciendo también otras cuantas bases. No sé si estará para este año o para el que viene, pero va a ser la pera limonera.
Y al mismo tiempo, como los platos chinos, esos de los circos, también estás con Irene Villar Tiemersma
Sí, se cruzó por ahí en medio y era una cosa muy, muy bonita. Ahí están esos Ep’s. Mi ilusión es juntarlos a todos, porque ya has visto el resultado.
Acabas de reeditar My Devotion, de Malcolm Scarpa, por los treinta años. ¿Tienes más planes?
Claro. Y el primero y los cinco discos que hice con él. Lo haremos en edición 30 aniversario, con todos los archivos y haciendo unos buenos paqueticos, buenos libretos, contar la historia… Me lo paso muy bien y es un legado que me encanta mantener activo.
Grabaste más de 100 canciones a Malcolm…
Fueron cinco discos. Solo con los tres primeros ya son 77 canciones, más unos cuantos outakes. Yo creo que le he grabado unas 120 ó 130 suyas.
Miguel López